Con precisiones e inflexiones, abundancias y carencias, partes escritas y otras improvisadas, la escena porteña del jazz es un universo definitivo y en pleno movimiento. Para afirmarlo, basta prestar atención a la notable cantidad de músicos talentosos y preparados que giran en torno de esta escena, a las buenas producciones discográficas que reflejan esa variada fluidez y a un público cada vez más exigente. Mariano Loiácono, trompetista, es una las figuras más claras de los últimos tiempos, acaso uno de los mejores reflejos surgidos del jazz que se hace en Buenos Aires. Junto a Adrián Iaies, hoy a las 20 Loiácono protagonizará la apertura del ciclo 7 Noches en Villa Ocampo. Rubio tornado Catalán y otros fenómenos extraños es el título del programa, un concierto pensado en base a un equilibrio entre temas propios y personales versiones de clásicos de aquí y de allá.

El encuentro entre un pianista y compositor experimentado, artífice de una discografía notable, además de director del Festival de Jazz de Buenos Aires, y un joven que en sus dos discos dio muestras claras de saber a dónde y por dónde va es de por sí cautivante. Madurez y juventud, como sabiduría e insolencia, suelen conformar el ying y el yang del jazz. “Creo que Mariano es uno de los músicos más interesantes y con más proyección de toda la camada de sub-30 que está tocando en Buenos Aires”, asegura Iaies. “Tiene un dominio técnico del instrumento que es llamativo pero, además, es un gran conocedor de la tradición del jazz, algo no tan frecuente entre los jóvenes. Mariano tiene clarísimo quién es Miles Davis, pero también quiénes fueron Louis Armstrong o Roy Eldrige. Además es muy estudioso y súper profesional en su actitud frente al trabajo, algo que para mí es clave. Cualquiera que me conoce sabe que lo que más disfruto es tocar las melodías de los temas, así que si delego ese rol en Mariano es por la gran confianza y la fe que le tengo.” Ante tanto elogio, Loiácono devuelve la frase: “Es que tocar con Adrián es fácil, porque con él la música es la que manda. Es muy inteligente y muy hábil para acompañar y mantener las formas musicales en pequeñas agrupaciones y eso me da mucha libertad para tocar”.

Hace poco más de un año, Loiácono lanzó What’s New?, su primer disco para el sello Rivorecords, un trabajo largamente elogiado, que entre otras cosas fue elegido entre los diez mejores del 2011 por la revista norteamericana Jazz Is. “Es un disco inspirado en el grupo de Clifford (Brown) y Max (Roach) –comenta el trompetista–, un tipo de jazz de los años ’50 y ’60, pero tocado ahora. El sello Rivorecords tiene como norma grabar standards y algún original que no se caiga conceptualmente del libreto, de ahí surgió la idea de indagar por ese lado.” En el segundo disco, recientemente publicado por el mismo sello, Loiácono comparte el liderazgo con la excelente pianista Paula Shocrón. “Se llama Warm Valley y es un disco un poco más cool, en el que toco siempre flugelhorn. Eso le da un color más Costa Oeste. Con Paula tocábamos hace unos años en Rosario y ha sido una gran alegría reencontrarme con ella para compartir un disco.”

Crecido musicalmente en la Escuela de Música Silvio Agostini de Cruz Alta, el lugar donde nació, al sur de la provincia de Córdoba, Loiácono continuó sus estudios en Rosario, donde formó parte de la Orquesta Sinfónica Juvenil de la Universidad Nacional y de la Orquesta de la Opera de Rosario. Más tarde llegó a Buenos Aires, donde definitivamente eligió el jazz. “Es que el jazz es libertad, inspiración, música con vida”, reflexiona y enseguida agrega que después de haber tocado en distintas formaciones, en todas encuentra buenas posibilidades de desarrollo personal. “Es muy difícil pensar en una formación ideal, al menos para mí –dice–. La big band de Count Basie me emociona y el dúo de Stan Getz con Kenny Barron decididamente me mata. Creo que todo tiene que ver con el abordaje musical que uno quiere. De todas maneras, si me apuran para elegir una formación que defina el jazz, diría el quinteto.”

Alternando trompeta y flugelhorn, Loiácono aparece también como invitado en el último disco de Adrián Iaies, Melancolía. “Con Adrián empecé a tocar hace algo más de un año –recuerda–, me llamó para tocar de invitado con su trío y desde entonces fuimos encontrando mucha conexión a la hora de tocar. Los encuentros se hicieron más frecuentes y surgió la posibilidad de explorar su música en dúo. Y aquí estamos.”

El ciclo 7 Noches continuará en Villa Ocampo el 19 de mayo, con Music Walk, con el Ensamble Tropi, un homenaje a John Cage en el centenario de su nacimiento. El 30 de junio, los cantantes Graciela Oddone y Pablo Pollitzer, la bailarina Soledad Pérez Tranmar y el guitarrista Walter Ujaldón darán su versión de Dichterliebe (Amor de Poeta), de Robert Schumann, sobre textos de Heinrich Heine, con dirección de Bea Odoriz. El 4 de agosto se pondrá en escena Desconocidos, para piano, cinco performers y una soprano polaca; la obra es auspiciada por la Embajada de Polonia, con la dirección de Michal Znaniecki, en coproducción con la Opera de Poznan. El 18 de agosto, Alejandra Radano y Martín Roig propondrán La hora exquisita, con obras para piano de Franz Schubert, Domenico Scarlatti y Frédéric Chopin y canciones de Leonard Bernstein, Aaron Copland y William Elden Bolcom. El 22 de septiembre tendrá lugar un recital de monólogos del siglo XVII. Lope de Vega y Shakespeare: Renacimiento barroco, se llama el espectáculo sobre idea y dirección de Malena Solda, que contará además con Víctor Torres (barítono), Miguel de Olaso (laúd, guitarra española). El ciclo culminará el 20 de octubre con A Chopin: Alexis o el tratado del inútil combate, una adaptación musical y literaria del texto de Marguerite Yourcenar.