MUSICA › EL REGRESO DE AVE ROCK, ESTA NOCHE EN EL BAR LA PERLA
Los integrantes originales Luis Borda y Daddy Antogna, junto a Emilio Del Guercio y Lidia Borda, volverán a internarse en las complejidades rítmicas y armónicas de las canciones del primer disco del grupo, uno de los regresos que faltaban de los años setenta.
› Por Cristian Vitale
Luis Borda se dispara 40 años atrás y se ve parado en la puerta de una sala de ensayo, en una galería de la Avenida Sáenz de Pompeya. Tenía pantalón naranja, pelo largo, una guitarra y cayó la policía. “Típico, me pusieron contra la pared con tres itakas para pedirme los documentos. Todo se hacía rápido y con gran intensidad en esa época”, se ríe. Era 1972 y se refiere a los tiempos de su primera banda, Ave Rock, que entonces estaba en los prolegómenos de su complejo disco debut. “Ninguno pasaba los 20 años, y lo que hacíamos era un delirio... qué locos estábamos, loco”, interfiere Daddy Antogna, cómodamente sorprendido en su silla de ruedas. Borda era el guitarrista y Antogna, el baterista. Ambos permanecieron los cuatro primeros años de Ave Rock, los suficientes como para, finalmente, editar ese disco homónimo y cinco largos temas que aún anda dando vueltas por el globo como “disco de colección”, y dar casi cien recitales. “Fue corto pero intenso”, insiste Borda.
Aquel período es el que amerita resignificarse hoy, porque el Ave Rock histórico (que completaban Federico Sainz en voz, Oscar Glavic en bajo y el futuro pianista de Piazzolla, Osvaldo Caló), siguió su marcha hasta editar un segundo y último disco (Espacios, 1977) pero sin Caló, Borda y Antogna. Uno por irse a trabajar con Piazzolla, otro con Del Guercio, y el tercero a saltear polirritmias entre Orion’s Beethoven, Pastoral, Alejandro Medina y Vinicius de Moraes, hasta sufrir el accidente que lo dejó inmovilizado por un largo tiempo. Amerita resignificarse, precisamente, porque son Borda y Antogna los que revivirán Ave Rock esta noche en La Perla (Jujuy 36) acompañados por Lidia Borda, hermana de Luis, y el mismo Del Guercio. “Vamos a tocar el disco casi igual, porque los temas son una aplanadora. Es una música muy impresionante en el sentido armónico y rítmico. La verdad es que cuando toco esos temas ahora y veo el desarrollo armónico y el lirismo que tienen, me parece increíble que los hayamos podido hacer siendo tan jóvenes, porque no era el rock de cuatro acordes... había un tremendo laburo metido ahí”, saca pecho Borda, y sintoniza Antogna: “Sí... temas que pasan de 3 X 8 a 5 X 8 y vuelven a 11X16... era una cosa de locos lo que hacíamos y nunca nos habíamos dado cuenta”.
El retorno de Ave Rock, uno de los pocos que el rock de los ’70 le debía a las nuevas generaciones, será, dicho está, el de su primera expresión. Borda y Antogna recrearán los cinco temas del debut (“Déjenme seguir”, “Gritos”, “Ausencia”, “El absurdo y la melodía”, y el apoteósico instrumental “Viva Bélgica”), más dos bluses compuestos por el guitarrista y “Danza primera”, un tema también de su autoría, pero con letra de Del Guercio. “Los vamos a hacer casi todos iguales, con una excepción: ‘Ausencia’. Decidimos modificarlo porque era un tema sin ritmo, solo con piano y teclado. No da”, se ríe el baterista y sigue: “No puedo entender cómo tenía tanta velocidad. Está bien que no estaba accidentado y tenía 19 años, pero la primera vez que me puse a escuchar los temas, para recordar los cortes y ritmos, no enganchaba una y dije ‘me bajo, no puedo tocar este moño’. Al segundo día quería renunciar”.
Para compensar tempos, Antogna recurrió a Fernando de la Vega, el baterista que lo asiste en Los de Helio, su banda actual. El dúo tuvo que convocar nuevos músicos para suplir tres ausencias de la banda original: una de ellas inevitable (Glavic falleció hace siete años) y las restantes por motivos diversos: Caló está tocando tangos en Francia y Sainz está retirado. “Es una pena, y ahora que lo pienso tendríamos que haber seguido con esa formación, porque era una bomba de energía. Pero cuando sos chico por ahí dejás las cosas antes de tiempo... hoy lo pienso y me digo que fue una pena”, memora Antogna. “Una cosa increíble, sí, porque algunos nos matábamos con Yes, Emerson, Like & Palmer, Procol Harum, Moody Blues, Frank Zappa o Focus y otros, como en el caso de Daddy, que además era un pibe de barrio bien zarpado que solía defendernos cuando la cosa se ponía espesa, eran jazzeros. De esa mezcla de géneros estaba hecho Ave Rock, por eso me pongo en época y la considero una banda extraña, equidistante de las arterias principales del rock de la época. Aunque escuchábamos Manal, Almendra y Aquelarre, también nos sentíamos cerca de Comandante Energía o Súper Moco, dos bandas bien vanguardistas del momento”, evoca Borda.
–¿Se notaba esa “equidistancia” en los recitales?
Luis Borda: –Y, sí... cuento uno en Claypole. Siempre pasaba en nuestros shows que de repente se paraba todo y yo me quedaba tocando la guitarra tipo Robert Fripp, hacía un solo estrambótico y ese día nos tiraron con una pila. Me la tiraron a mí, pero pegó en el teclado... o por ahí me gritaban “vendé la guitarra y comprate una pizzería”.
–¿Tocaban para locos también?
L. B.: –No siempre, Una vez pegamos unas fechas en unos boliches bailables de la periferia de Buenos Aires, donde tocaban bandas como Vox Dei, aunque no tuvieran nada que ver. Claro, nosotros íbamos con Ave Rock y tocábamos esos temas que duraban media hora, y nos íbamos a la mierda (risas). Ese público no tenía nada que ver con nosotros, pero siempre estaba el grupito de pibes con bolsito y pelo largo que escuchaban desde la puerta porque no tenían guita, o no querían entrar en ese ambiente. Para nosotros era una alternativa de laburo, porque sabíamos que no era lo nuestro. Hoy, por suerte, tampoco lo sería.
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