MUSICA › LES MENTETTES ORCHESTRA PRESENTA SONGS FOR AN IMAGINARY FILM EN NICETO CLUB
Son un sexteto rockero que se sirve del pop, la canción tradicional, el vals y el foxtrot y que en ocasiones se amplía a una orquesta de treinta músicos. “Nuestra generación está cortando con la bajada de línea de la antena tradicional del rock”, afirman.
› Por Luis Paz
Además de una música ejemplar por su alquimia de sencillez, belleza y vibración, Les Mentettes convida su propio sistema cambiario: para su concierto de esta noche en Niceto Club, la relación entre pesos y músicos que proponen es de $1,70 por intérprete. Es más barato ver a cada uno de los treinta músicos –el sexteto que es el núcleo de este joven ensamble y las dos docenas de artistas acoplados– durante más de una hora que viajar en colectivo sin la tarjeta SUBE por un par de paradas. La relación costo-beneficio no es el único motivo por el cual se trata de un concierto sobresaliente. De hecho, “costo” y “beneficio” no son conceptos que estos músicos interpongan a su arte. “Somos parte de una generación que se está tomando en serio el hecho de que hay ciertas formas en cómo funciona el mundo que hay que cambiar, que tiende a generar una armonía con lo que está pasando en su tiempo y que no busca rédito en las situaciones”, define Adrián Rivoira, compositor esencial de Les Mentettes. Además, el espectáculo es importante porque presentará una música poco común, que se sirve del rock, el pop, la canción tradicional y algunas de las expresiones de modernidad musical del siglo pasado (estilos como vals y foxtrot, artilugios como las sobregrabaciones) con una notable gracia.
Uno de los rasgos distintivos del grupo, en especial en cuanto a Les Mentettes Orchestra, es su intento de la emoción, de la sencillez y de la belleza. Explica Eugenia Brusa, una de sus cantantes, que “la belleza tiene que ver con la búsqueda del arte”, un campo en el cual “siempre aparecerá la idea de lo bello”. Aunque Rivoira aclara que, tal vez, “para el guitarrista de Sepultura, su música es bella también, según su criterio de belleza”. En todo caso, la de LMO es una exploración de lo bello a la vez desde lo dionisíaco, de lo instantáneo, lo orgiástico y lo festivo; y desde lo apolíneo, de lo analizado, lo pulido y lo detallado.
“Es curioso, porque el trabajo sobre el detalle y los arreglos se da muy en la materia musical. Por lo tanto, tiene más que ver con el equilibrio que con una relación mental y teórica”, amplía Brusa, que en Songs for an Imaginary Film, el disco más reciente de este combo, aportó sus primeras dos composiciones, “Tide” y “Ghost Girl”. A partir de su origen como Mentitas, estos músicos (Federico y Juan Pablo Bolo, Pablo Font y Tomás Molina Lera hacen al corazón de la banda) se enhebraron como Les Mentettes, primero para un disco deudor de cierto glam pop elegante (el Bowie de Diamond Dogs) y una idea sobre el pop y rock de cámara (a la manera de lo menos nervioso de Arcade Fire), y luego como Les Mentettes Orchestra, para una revisión (orquestada, claro) de aquel debut epónimo y para su reciente trabajo de 2011. Mientras que Les Mentettes Orchestra versaba sobre un mundo concreto y señalaba las fallas espirituales de la Iglesia, la sociedad de consumo y el amor como expresión de la propiedad privada, Songs for an Imaginary Film viene a promover una mirada sobre la fantasía que tiene en las ausencias una causa.
“Creo que el cambio de mensaje tuvo que ver con el momento de cada disco”, interpreta Rivoira. “En el primero, era yo viendo cómo funcionaba la vida durante el paso de la adolescencia hacia la primera adultez. En el último, el tema de la ausencia, especialmente de la ausencia de amor, es algo muy fuerte. Me estaba pasando en ese momento y estas canciones tuvieron que ver con sublimarlo. Los temas de la soledad y la ausencia fueron los espacios de los que salieron algunas canciones, pero nos gusta jugar con que puede tratarse de algo más. Todo puede funcionar como una relación: vos y tu contexto, vos y tu guitarra.”
La imaginación tiene que ver con la creación. La música tiene que ver con ambas. ¿Con qué tendrá que ver este par de oraciones? “En nuestro caso, nos interesa la creación de un espacio”, sostiene la cantante. “La intrusión de espacios, llevar lo clásico hacia una actitud más rockera, ocurre en un cruce de espacios que al juntarse no se superponen, sino que generan un espacio nuevo: el rockero que escucha a Les Mentettes escucha una orquesta, pero una orquesta que es de rock. La creación siempre es así. Está bien, hay tradiciones, pero el arte siempre es un trabajo que se da en la cultura. Hay algo. ¿Qué hay y qué se hace con eso? ¿Cómo se interpreta y se busca? Es lindo ese recorrido.”
No hay señales en ese trayecto. Sí, lo sabe Rivoira, hay una generación que está dejando un lugar libre para ser ocupado, por diferentes motivos. Los del rock por unas causas, los de la música popular por las mismas o por otras. Lo importante, señala el compositor, es que “hay un recambio generacional global que en nuestro país se está expresando de una forma buenísima en la cultura, donde hay muchos artistas jóvenes que en su intento de hacer algo honesto y generoso están haciendo cosas súper interesantes”. Dice, para ilustrarlo, que “las anteriores generaciones de músicos aún tenían esa escuela de endiosamiento de algunos personajes”, como Jimi Hendrix. “A mí Hendrix me encanta, pero ¿es el mejor de todos? Creo que nuestra generación está cortando con la bajada de línea de la antena tradicional del rock, quiere un poco más y tiene algo más de hambre para buscar”.
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