MUSICA › PETER HOOK Y SU BANDA THE LIGHT SE PRESENTARáN ESTA NOCHE EN EL TEATRO VORTERIX
El músico fue parte crucial de Joy Division y New Order, cuyas canciones más memorables ahora toca junto a su propio grupo. Y como tal, también resultó clave para el sonido del post-punk, en el que el bajo cobró una preeminencia antes impensada para el instrumento.
› Por Santiago Rial Ungaro
A la hora de entrevistar a Peter Hook, que esta noche revisará junto a su grupo The Light algunos de sus discos clásicos (a las 21 en Vorterix, Lacroze y Alvarez Thomas), la opción de hacerlo por mail puede resultar providencial: está claro que hubo un antes y un después de Joy Division, banda en la que Hook, desde 1976 hasta la muerte de Ian Curtis en 1980, tuvo con su bajo siempre bien al frente un rol decisivo. En las giras anteriores junto a The Light, Hook repasó enteros los dos álbumes de Joy Division, Unknown Pleasures y Closer, pero ahora les toca el turno a los dos primeros de New Order, la otra banda-emblema de la que el bajista formó parte: “Tocamos los discos enteros, con los simples de esa época; me divierte tocarlos así, y creo que es más respetuoso con ese trabajo, tenemos mucho cuidado en replicar los álbumes lo mejor posible. Y creo que para el público también está bueno porque puede escuchar el material cronológicamente. Tocamos In a Lonely Place y Ceremony, después pasamos a Movement, los simples, Power, Corruption and Lies y terminamos tocando canciones como ‘Temptation’ y ‘Blue Monday’. Mucha gente dijo que lo disfrutó enormemente”, escribe.
Más allá de los gustos y las preferencias, Hook no sólo escribió un par de capítulos importantes de la historia de la música pop sino que también logró, casi accidentalmente, que un instrumento que históricamente estuvo siempre detrás de todo pasara al frente. En la segunda parte de los ’70, grupos como Joy Division, P.I.L., The Cure, Gang of Four y Magazine empezaron a darles a las líneas del bajo un rol protagónico, generando un cambio estilístico que aún se hace sentir. “Obviamente, el post-punk evolucionó a partir de los estilos más agresivos y abrasivos asociados con el movimiento punk, y las líneas de bajo pasaron al frente, que es algo que también pasó después en la música bailable”, recuerda. “En verdad, probablemente haya sido sólo una cuestión de estilo, pero es cierto que con otra gente empezamos a hacer eso y muchas bandas después se abrieron a esa posibilidad”, dice con cierta modestia.
Unknown Pleasures, la primera obra maestra de Joy Division, producida por Martin Hannett, es de 1979 y ya da cuenta del estilo de Hook como bajista –a la vez melódico, oscuro e hipnótico–, que surgió por saber hacer de la necesidad virtud: “Los micrófonos baratos de mi primer bajo, el que usaba cuando empezamos, no tomaban los sonidos más graves. Y a Ian (Curtis) realmente le gustó ese sonido, así que me arengó para que siguiera tocando así; al principio eso no fue algo deliberado sino algo que a Ian le encantó, y me empujó a desarrollarlo y hacerlo todo el tiempo. Así fue como nació ese estilo: por lo malo que era el equipo y lo berretas que eran los micrófonos, yo tenía que tocar melodías en la parte más aguda del bajo, porque encima Bernard (Sumner) tocaba la guitarra muy alto, así que si no hacía eso no podía ni escucharme. Ese era mi truco y eso aún define mi música, y fue justamente lo que después muchos empezaron a copiar. Claro que eso encajaba perfecto con la banda. Nunca tuve una banda con una química tan buena como la que teníamos en los ’70 con Joy Division”.
Embarcado a recordar sus comienzos con la música, Hook repasa sus influencias: “Está bastante documentado que la principal razón por la que formamos Joy Division fue que Bernard y yo estuvimos en la fecha que hicieron los Sex Pistols en el Free Trade Hall, en Manchester. Ahí decidimos armar una banda: había algo en la atmósfera y en mandar a todo el mundo al carajo que entonces me sedujo... Y, para ser sincero, aun hoy me sigue seduciendo. Es gracioso, porque el show que vi justo antes fue uno de Led Zeppelin, pero eso no me pegó de la misma manera. Claro que ya antes del punk era un gran fan de la música y estaba enormemente influido por Velvet Underground, algo que supongo que se notaba tanto en Warsaw (su primera banda) como en Joy Division. Estaba muy metido en el rock, me gustaba Steppenwolf, incluso Deep Purple... Después, en la época de New Order, creo que pueden escucharse influencias de Kraftwerk, pero al principio los que hicieron la diferencia fueron Johnny Rotten y los Sex Pistols”.
Pero el ciclo de influencias se retroalimentó con las bandas de las que formó parte Hook: la lista de bandas que nombran a New Order y/o a Joy Division como influencia abarca a grupos como U2, Primal Scream, The Cure, Stone Roses (cuyo primer disco fue producido justamente por Hook) e Interpol. “En aquellas bandas que dicen que las influimos, a veces escucho esa influencia y otras no”, se desmarca el bajista. “Pero la que más me gusta de la bandas actuales influidas por no-sotros es Interpol. Paul Banks es un compositor fantástico.” Hook (que junto a Bernard Sumner fueron los principales “diseñadores” del sonido que luego desarrollarían con New Order) reconoce la influencia de Martin Hannett, mítico productor por entonces del sello Factory. “Aprendimos mucho de Martin, aun cuando en el momento no lo hayamos comprendido. No hay dudas de que Martin era un gran productor y un maestro de su arte, pero nos tomó mucho tiempo entenderlo. Cuando escuchamos por primera vez Unknown Pleasures, la verdad es que no nos gustó para nada. Nosotros aún queríamos sonar como Sex Pistols o The Clash, todavía estábamos muy metidos con el punk y el disco no sonaba para nada así. Pero ahora, cuando escucho lo que Martin hizo en ese disco, en Closer o incluso en Movement (ya con New Order), me doy cuenta, treinta años después, de que aún suenan tremendos. Podía ser difícil trabajar con él, pero el tipo era un genio.”
Otro personaje clave en esta historia fue el diseñador Peter Saville, cuyos lacónicos diseños para ambas bandas quedaron como clásicos de diseño gráfico y que ayudó a delinear el perfil entre enigmático y discreto de New Order (salvo en el disco Low Life, de 1985, sus fotos nunca aparecían en las gráficas y a veces incluso ocultaba los nombres de las canciones). Sobre Saville, Hook es más cauteloso: “Soy muy cercano a Peter, no hay dudas de que sus gráficas son auténticas obras de arte, pero como músico sé que lo primero es la música. El diseño se hizo siempre después de grabar los álbumes, así que es la música la que influyó al diseño, nunca al revés. Aunque sí es cierto que, por nuestra experiencia con Hannett en New Order, de algún modo nos volvimos diseñadores de sonido: aprendimos a esculpir cada sonido. Creo que eso es muy característico de New Order”. Lo que sí destaca Hook es la costumbre durante sus inicios de no hacer entrevistas (algo en principio relacionado con la herida que dejó en ellos la muerte de Curtis), ni aparecer en las fotos de los discos: “Sí, es cierto que teníamos el estilo de no hacer entrevistas, algo que no sé cómo podría haber funcionado hoy en día, cuando todo parece estar tan conducido por los medios, y para tener éxito tenés que estar ahí metido y siempre expuesto”, analiza.
Esa sana discreción privada de los integrantes de New Order contrasta con el perfil bailable y cancionero de muchos de sus hits, algo que se puede ver en el film 24 Hour Party People, de Michael Winterbottom. O en centenares de fiestas que siguen recurriendo a los hits de New Order. De hecho, Hook mismo tiene su propio boliche, FAC 251-The Factory. “El Club aún está bien, aunque la situación económica en Manchester no es la mejor, pero se mantiene ocupado y me gusta que estén tocando muchas bandas nuevas y ganando experiencia.” Sobre los films que de algún modo tratan sobre la historia de sus bandas (a 24 Hour... se le suma Control, de Anton Corbjin), Hook no tiene dudas: “La verdad es que prefiero el de Anton; es obvio que 24 Hour... es una interpretación bastante ligera o divertida de la historia de la Factory. Control es mucho más oscura y mucho más seria a la hora de contar la historia de Ian y Joy Division. Debo confesar que no me veo a mí mismo en el retrato de Ralf Little en 24 Hour..., aunque igual creo que es un gran film. Joe Anderson hizo un gran trabajo en Control (hace justamente de Hook), pero creo que es natural porque Anton es un gran amigo nuestro y estaba ahí con nosotros en esa época”.
Lo cierto es que, después de tantos años de no querer hablar sobre Ian Curtis (cuya muerte de algún modo estigmatizó a Joy Division como una banda oscura, más allá de la poesía y la belleza de su sonido), el correo electrónico, más discreto y privado, le permite al señor Hook, uno de los bajistas más influyentes de la historia del rock, salirse del libreto y recordar ya no al cantante de su primera banda sino a su amigo, a su compañero. Y se nota que hay heridas que nunca terminan de cicatrizar del todo: “Mi recuerdo más duradero de Ian es como amigo, definitivamente. El era uno de mis mejores amigos, uno de los más cercanos. Siempre voy a recordarlo como un letrista maravilloso, un músico talentoso y también como el líder de la banda. Si a la banda le pasaba algo malo, él era el primero en levantarte el ánimo y decirte que todo iba a estar ok. El hacía siempre eso y a menudo negaba sus propios problemas. Siempre nos complacía a todos y escondía sus verdaderas emociones. Ian podía decirte que siempre estaba bien y eso era lo que vos querías escuchar; su ruina fue mantener siempre todo reprimido, pretendiendo que todo estaba bien. La verdad es que nunca seré capaz de sacarme de encima el sentimiento de que podría haber hecho más para ayudarlo”.
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