Dom 19.01.2014
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MUSICA › JULIA ZENKO HABLA DE SU NUEVO DISCO, MI LIBERTAD

Un puñado de canciones con olor a tierra

La cantante reunió temas que le reflejan hitos del año 1983: el nacimiento de su hija, la publicación de su disco debut y el regreso a la democracia. “Todas las piezas son sorpresas para el que tiene en sus oídos el original”, define.

› Por Cristian Vitale

Julia Zenko disuelve un eje en tres para explicar por dónde orbita Mi libertad, su último disco. Los tres giran sobre el mismo año (1983) y reflejan pequeños hitos en su vida: el momento de su disco debut (Vital); el del regreso a la democracia y el del nacimiento de su primera hija (Laura). “Sí o sí quería grabar un disco, primero fue eso y después, buscar causalidades”, arranca ella, intentando ordenar el relato. Lo primero, entonces, fue hurgar en temas de autores relacionados directamente con la segunda primavera democrática. Pensó en Víctor Heredia y concretó con “Ayer te vi”; pensó en León Gieco y concretó con “Cinco siglos igual”; pensó en Piero, y concretó con “Soy pan, soy paz, soy más”, y pensó en Luis Gurevich para que los arreglos de tales elecciones pinten su voz con mejores colores. “No me importa que las canciones que canto tengan muchas versiones. Nunca tuve ese prejuicio, y quienes lo tienen, bueno, lo lamento por ellos porque cada intérprete tiene su onda, su estilo”, desarrolla la cantante y actriz de los rulos altos y los ojos claros.

–“Cinco siglos...” sería un ejemplo propicio. ¿Cuál fue la fórmula de la versión para mostrar algo distinto?

–Cuando se la propuse a Luis me dijo “Bueno, veo qué arreglo le puedo hacer, porque tengo millones”. Y al final quedó algo tremendamente difícil, pero me dio la posibilidad de jugar con mi voz, ya que empieza en un registro muy grave, con unas notas que en general no utilizo para cantar. La verdad es que tenía mucho miedo de grabarla, pero él me decía “aprovechá tus graves” y al final fue “el” productor, porque rompo la voz en un lugar al que nunca quería ir por cuidarme las cuerdas vocales... Me di cuenta de que las cuerdas se cuidan con una buena terapia, con estar bien emotivamente.

Mi libertad, que en un principio se iba llamar “Arco iris” y luego “Presente” –ambos títulos descartados por la Zenko, por diversos motivos–, porta además clásicos de la música popular argentina como “El cosechero”, de Ramón Ayala; “Zamba para no morir”, de Quintana, Ambros y Rosales; “Canto versos”, de Fandermole; “Los hermanos”, de Atahualpa Yupanqui; “Déjame que me vaya”, de Carabajal y Ternavasio, y tres “temas plus”, subdivididos en dos ramas: dos piezas inéditas, “El Juan”, de Teresa Parodi, y “Nuestra zamba”, escrita por Marilina Ross especialmente para la ocasión; y una chilena: “Me gustan los estudiantes”, de Violeta Parra. “Creo que la elección tiene mucho que ver con Mercedes Sosa. Hay muchos temas que son como de ella. Y fue la que nos unió a todos. Es más, la primera vez que escuché ‘Los hermanos’ o ‘Zamba para no morir’, fue a través de su voz”, evoca la cantante, de 55 años.

–Y los inéditos, ¿qué razón tienen de ser?

–Durante la preparación de todo el disco, tuve muy presente a Juan Miguel Thanhauser, mi concuñado desaparecido, de quien empezaron a surgir noticias sobre dónde había estado, cómo había sido su situación. Le dediqué este disco también a él y “El Juan”, la canción litoraleña de Teresa, me vino bárbaro para recordarlo: es la historia de un personaje que va por el río buscando un país de libertad. Un tema muy chiquito, muy emotivo, que para mí significaba algo más que una canción. Y “Nuestra zamba” es la historia de una cantante que le echa el ojo a un bailarín, pero su amor no es correspondido.

–Un tango al revés...

–(Risas) Podría ser, claro.

–La otra “excepción” es “Me gustan los estudiantes”, de Violeta Parra.

–Es cierto, porque quería un disco con todos compositores argentinos, pero como tiene el tip de la democracia, los treinta años, Juan, Mercedes Sosa, todo eso me fue llevando a Violeta y a los estudiantes. Y al valor que tiene lo que estamos viviendo hoy: decir lo que queramos, cantar lo que se nos dé la gana, algo que los que vivimos de cerca la desaparición de muchos seres queridos, y todo ese miedo, estamos disfrutando. Esto es lo que he defendido siempre.

El nuevo trabajo discográfico de la intérprete (del que participaron Marián Farías Gómez, Facundo Guevara, Luis Chazarreta y Rubén “Mono” Izarrualde, entre otros) es el sucesor directo de dos discos que la definen como una cantante ecléctica: Pra Elis, en homenaje a Elis Regina, y Canta a María Elena Walsh (ambos publicados en 2009). Mi libertad empezó a concretarse tras una gira que Zenko y Gurevich hicieron por Cuba. “Enseguida notamos que mi voz iba perfecta con su teclado y, cuando llegamos, nos pusimos a grabar en su casa sin tener idea de qué iba a pasar. Pero lo importante es que ningún tema se parece a su original, que es lo que estábamos buscando. Todas las piezas son sorpresas para el que tiene en sus oídos el original de las canciones”, define Zenko.

–¿Es un disco de folklore o no, entonces?

–No es un disco de folklore, es un disco de canciones con “olor a tierra”, como dijo un amigo mío... y así lo incorporé.

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