MUSICA › PRESENTACIóN DE METALLICA EN EL ESTADIO CIUDAD DE LA PLATA
Con una lista de temas armada a pedido del público, la banda californiana brindó otra contundente demostración del mejor rock duro. Fueron casi dos horas y media de show, ante 44 mil personas que eligieron, mayormente, canciones de los viejos tiempos.
› Por Mario Yannoulas
Desde La Plata
Menos de un minuto había pasado desde el primer riff de guitarra de la noche, el que hizo que “Battery” irrumpiera como un motor de combustión interna en la cita sabática, y Lars Ulrich ya estaba hundiendo el pie derecho en la gomaespuma de la banqueta. Desde la altura, tirante tras los refulgentes cuerpos de la batería, arengó a las 44 mil personas que se habían arrimado al Estadio Ciudad de La Plata para asistir a una cita siempre llamativa, como es cada concierto de Metallica. Las trepadas del baterista son tan distintivas como el wah-wah de Hammett y los “Yeah!” de Hetfield, pero quienes conocen el largo itinerario del grupo saben que la búsqueda es siempre entregar un producto diferente. Y ya con “Master of Pu-ppets” sonando, tanto Trujillo como Hammett se acercaron a los costados del escenario donde, como recluidos en áreas de cancha de fútbol 5, dos puñados de fans –concurso de por medio– gozaban de la posibilidad de mirar el show completo al lado de sus ídolos, y un par de ellos, hasta de elegir la canción que querían escuchar.
Los recitales platenses del fin de semana fueron una nueva exhibición del vínculo simbiótico que Metallica construye con sus seguidores. Como ocurriera con Elvis, los Beatles o KISS, el cuarteto de California no sólo forma parte sino que ha construido su propio showbiz, tomando así las riendas del fenómeno social que su música concibe. Esto no es nuevo: muchos recordaron el “nido de serpientes”, un hoyo desde el que los ganadores de un concurso podían ver el concierto durante su primera visita al país, hace dos décadas. “Lo que más nos gusta es tocar y verlos sonreír”, intervino ese animal de escenario que es James Hetfield, y “Welcome Home (Sanitarium)” cerró una tríada originaria de uno de los discos más sobresalientes de la historia del género (Master of Puppets), cuyo espíritu thrashero completó la también añeja “Ride The Lightning”.
Tocó con una orquesta, ejecutó en vivo un disco completo, grabó covers, registró un dvd en vivo en un país latino, tocó en un sitio inusual (la Antártida), compartió álbum con un consagrado de otro palo (Lou Reed), y recientemente publicó un concierto en 3D... Metallica ya había hecho prácticamente todo lo que una banda de rock con pretensiones altas podía hacer. ¿Todo? No. Para esta gira latinoamericana adoptaron la modalidad “by request” (a pedido), un formato que ya aplicaron artistas diversos como BB King, los Bee Gees o Jerry Lee Lewis. Los asistentes podían votar vía web qué canciones sonarían, y las más mentadas darían la lista definitiva. Sólo una se reservó el grupo: “Lords of Summer”, sugestivo estreno que probablemente forme parte de una próxima placa, y que parece seguir en la senda marcada por Death Magnetic, su último trabajo de estudio hasta ahora.
El resultado, un set de dieciocho piezas que no modificaron en sustancia lo que la banda suele ofrecer en las tablas. Pero, aunque no sobraron rarezas –explotaron “Creeping Death”, “For Whom The Bells Tolls” y “Enter Sandman”, como siempre–, sí quedó marcada la preferencia general por las primeras épocas, combinadas con esas baladas radiables –“The Unforgiven”, “One”, “Nothing Else Matters”– que al cuarteto tan bien le salen. Así, además del estreno, asomaron apenas dos elementos post álbum negro: “Fuel” y “Whiskey in the Jar”, canción típica irlandesa que versionara Thin Lizzy, y que propagó un espíritu lúdico casi llegando al final.
“¿Entendieron lo de la ‘Canción del día’?”, le espetó Hetfield a su público. “Vamos a ver cómo viene la votación”, propuso, y como si se tratara de un reality show, se volteó para chequear la enorme pantalla que le cubría las espaldas. Vía mensaje de texto, los presentes podían elegir una canción más entre tres opciones preestablecidas. Pese a la insistencia del guitarrista y cantante, que repasó los resultados parciales un par de veces más –“Voten, pídanle el celular a un amigo”–, las agujas no se movieron, y el total de votos no superó los 2500. Entonces “Orion”, joya instrumental de Master of Puppets, preparó la salida clásica de “Seek & Destroy”, y decenas de pelotas negras gotearon sobre el campo de juego tras casi dos horas y media de estruendo.
Como ocurriera hace unos años en la gira Somewhere Back in Time, en la que Iron Maiden repasaba clásicos y evitaba evocar producciones más recientes, esta iniciativa propuesta por Metallica y abonada por sus incondicionales fanáticos también derivó en un suceso altamente celebratorio: tanto espectadores como artistas brindaron por tantos años de música con una playlist de alta contundencia y pocos baches. Y así, a menos que pasara algo indeseado, no había forma de que esas 44 mil personas no volvieran a casa sonriendo, como a Hetfield tanto le gusta.
8-METALLICA BY REQUEST
Músicos: James Hetfield (guitarra y voz), Lars Ulrich (batería), Kirk Hammett (guitarra) y Robert Trujillo (bajo).
Lugar: Estadio Ciudad de La Plata, 29 y 30 de marzo.
Público: 44 mil personas.
Duración: 140 minutos.
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