Sáb 05.04.2014
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MUSICA › CIUDAD BAIGON Y LAS CANCIONES DE SU NUEVO DISCO: ELOGIO DE LA OSCURIDAD

“Nosotros les cantamos a las miserias”

El espíritu cooperativo y autogestionario les permitió seguir un camino con dificultades, pero también con la recompensa de no seguir dictados ajenos. “No formamos parte de ese mundo de taxidermistas del tango”, define el pianista y director Hernán Cabrera.

› Por Cristian Vitale

“Pensamos en una ‘Ciudad Baigón’ como un alter ego de Buenos Aires”: esta noche se presentan en IMPA.

Ciudad Baigón no es solo una orquesta típica de once músicos más cantor, que crea tangos de hoy. Es, y tal vez sea su data esencial, una cooperativa que edita sus discos, produce sus shows y regentea su propio espacio: el Teatro Orlando Goñi. “El trabajo independiente y en cooperativa es imprescindible para llevar adelante un proyecto como Baigón. Es más, me atrevería a decir que no hay otra forma”, determina su pianista y director, Hernán Cabrera, en la previa de la presentación de su tercer disco, Elogio de la Oscuridad, hoy a las 21.30 en IMPA (Querandíes 4290). “Juntarse con grupos que tengan inquietudes similares y hacer todo a pulmón es la única manera que hay para que un proyecto avance, sin esperar nada de nadie”, argumenta, en un intento por poner entre marcos una postura frente a la vida que, como efecto necesario, muta en música. Dicho en potencial: si la Baigón no hubiera tocado durante cinco años en las calles de San Telmo, y no hubiese reinvertido parte de tal recaudación en abrir el Goñi “a pulmón”, no hubiese sido posible su existencia.

No hubiese sido posible esta orquesta densa, actoral y compleja que cuenta entre las más creativas del tango de hoy. “Vimos que si no armábamos nuestro espacio se iba a dificultar mucho tocar en Buenos Aires; después de Cromañón las salas que quedaron funcionando fueron muy pocas y pedían, como hoy, arreglos injustos y a veces inaccesibles. Esto se logra con la determinación, la constancia y la seguridad de estar haciendo lo que uno cree que hay que hacer”, sostiene el capitán de la Baigón que no toca en tanguerías, milongas, ni salas for export. “No formamos parte de ese mundo de taxidermistas del tango”, sentencia el hombre.

–Abstraerse de la intención de lucro es condición necesaria... es como el ABC de la independencia artística.

–Poner primero el arte es lo más importante, diría yo, y no hacerlo por la plata, sino por una necesidad profunda de manifestar las inquietudes de cada uno. O sea, vivir para el arte y ganar lo justo y lo necesario para poder ser libre. Igual, no es mi intención hacer un elogio de la pobreza, a todos nos gustaría poder vivir un poco mejor, lo que quiero decir es que la búsqueda del dinero suele ser uno de los peores enemigos del arte y de la libertad.

Arte y libertad, entonces, no operan como palabras huecas a la hora de presentar los ejes sobre los que se mueve, en tanto producto, Elogio de la Oscuridad. Un disco áspero, en tensión permanente, poblado por doce piezas propias y enaltecido por la colaboración de otro músico del palo: el Indio Solari, quien se ocupó de la pluma de dos de ellas: “Las ventajas de rezar solo” y la milonga tumbera “Una manera difícil de imitar un gallo”. “El Indio es, como Pugliese, Piazzolla, Troilo y Beatles, un referente para nosotros. Tiene melodías excelentemente construidas, y en todos sus discos ha buscado siempre una sonoridad particular”, elogia Cabrera. “Para nosotros está al nivel de Pugliese, Piazzolla o Troilo, de quienes también aprendimos analizando sus composiciones, sus orquestaciones, y su desarrollo artístico. Ellos fueron transformando el género y sus propios estilos, nunca se mantuvieron estáticos y siempre corrieron riesgos.”

–¿Es lo que debe tener una orquesta, hoy, para hacer tango de hoy y no una reminiscencia del pasado?

–Y la seguridad de saber que no hay que rendirle cuentas a nadie. Esto suele ser mucho más difícil de lo que se piensa, y tiene que ver con el problema de buscar ídolos. Eso no existe. Simplemente hay que aprender de los maestros para después desarrollar la originalidad de cada uno. El tango es una música viva que, como cualquier otra, se está adaptando a este presente. Sin esto se corre el riesgo de que el tango sea una pieza de museo, un “patrimonio de la humanidad” y no una música viva. Algo que está ocurriendo hoy, acá. Algo que late, muta y sufre.

–¿Cómo baja este concepto al disco?

–El disco es un compendio de situaciones y personajes oscuros, marginales, a los que intentamos dar visibilidad, tanto como a esas situaciones sociales que, en general, se tratan de mantener ocultas. Situaciones que existen y que demuestran las falencias del sistema en el que vivimos. Se podría decir que le cantamos a las miserias de la ciudad y, por qué no, también, a las nuestras. Pensamos en una “Ciudad Baigón” como un alter ego de Buenos Aires, desde la que nos basamos para crear nuestro mundo y nuestro arte.

–Que no pinta un mundo de rosas.

–Para nada. El concepto del disco y las situaciones de las que se habla no son de las más alegres. El arte en general no suele encontrarse demasiado cómodo (y mucho menos el tango) contando lo bello que es el mundo y lo felices que somos. En ese sentido, la historia siempre supo dar al artista situaciones que retratar. La oscuridad a la que hacemos referencia tiene que ver con la porción de realidad sobre la que nos interesa trabajar. En la elección de las temáticas, sin duda, siempre se encuentra un posicionamiento ante el mundo y una búsqueda personal sobre cómo nos gustaría que fuera.

La catarsis funciona, entonces, a través de temas que interpelan a la sociedad a través de sus injusticias, exclusiones, represiones y representaciones. “Las letras de este disco no hablan de lo que se añora, del ambiente de la familia, el barrio, el compadrito o la mina, sino que más bien se refieren al presente, e incluso al futuro. Reflejan nuestros miedos y nuestros deseos”, explica Cabrera e ilustra con ejemplos. Con “Refugiados”, que empieza el CD marcando terreno: “Ya no hay más tiempo, no quedan treguas”. Con “Memorial de los indigentes”, que habla por sí a través de su nombre. Con “Cuento de silloneros”, que aborda el tema de la locura. O con “Nuestra humanidad”, escrito tras la represión de la policía macrista en el Borda. “Era el tema que faltaba para que terminara de cerrar y acentuar el concepto. Fue mucho el impacto que nos generaron las imágenes de los internos lastimados, de los policías disparando a mansalva dentro del patio de un hospital, que, dicho sea de paso, se encuentra en situación de abandono. Hay que dar cuenta de eso”, cierra.

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