MUSICA › ALEJANDRO BALBIS DESPEDIRA EL GRAN PEZ Y PRESENTARA SIN REMITENTE
El músico charrúa vive en Buenos Aires hace dieciséis años, por eso sus canciones son bien rioplatenses. Su nuevo álbum trae murga, milonga, cumbia, y visita al rock y al pop. En Uruguay salió a fines del año pasado, pero aquí todavía no fue editado.
› Por Sergio Sánchez
Alejandro Balbis vive hace dieciséis años en Buenos Aires, pero confiesa no haber sufrido nunca desarraigo. No por falta de nostalgia, sino por las bondades de las distancias geográficas. “Nunca estuve más de un mes sin ir a Uruguay”, dice el músico charrúa. “Mis amigos y mis íntimos son los mismos. Y un poco es lo que decía Yupanqui cuando le preguntaban si extrañaba la tierra: ‘Yo agarro la guitarra, toco una milonga y estoy en mi tierra’. La patria la hacés donde estás vos. En los dos países tengo querencias, trabajo y familia, casi por igual.” Su vida, entonces, está repartida en ambos márgenes del Río de la Plata. Y el resultado es una canción bien rioplatense. “En Uruguay me dicen que son canciones muy aporteñadas y acá, que son canciones muy uruguayas –se ríe–. Son las dos cosas y está bien que sea así. No puedo hacer una cosa recontra uruguaya porque no sería sincero ni espontáneo.” El músico tiene un nuevo disco bajo el brazo, que ya vio la luz en diciembre en tierra uruguaya, pero que se editará recién en los próximos meses en la Argentina (aunque los ansiosos pueden encontrarlo en YouTube). De esta forma, Balbis despedirá hoy a las 21 en Samsung Studio (pasaje 5 de Julio 444) su notable disco debut, El gran pez, y adelantará gran parte de su nuevo material, Sin remitente.
En su nuevo trabajo, producido por Rodrigo Gómez y Julio Berta, Balbis consigue acercarse más a la canción de autor (buenos ejemplos son “Sin remitente” y “Canción con vos”), pero no por ello deja de transitar por diversos –e inevitables– paisajes sonoros: hay murga, milonga, cumbia, y visitas al rock y al pop. El disco es equilibrado en climas y es notoria la búsqueda de un sonido de banda. “Estamos en una etapa de banda. Se buscó un sonido grande. Hay una gran distancia con El gran pez en cuanto al sonido”, se alegra el autor de la música de “El viejo” y “José sabía”, de La Vela Puerca. Las letras de Balbis, en líneas generales, remiten a vivencias personales, lugares reconocibles de éste y del otro lado del charco, y están atravesadas por la nostalgia. El gran pez había sido una suerte de homenaje a su padre fallecido. Y, en su nuevo material, también evoca a seres queridos: “Hay una canción donde hablo de mi abuelo. Hablo mucho del pasado en mis canciones. Soy sufridor de nostalgia. Me da nostalgia recordar cosas que cambiaron, rutinas que tenía que ya no tengo más. Soy de extrañar ciertas épocas. Ahora pasan otras que están buenísimas. Pero después las anhelaré”.
Entre los noventa temas de los cuales seleccionó los doce que finalmente quedaron hay uno que no pasa inadvertido. No sólo por el ritmo, sino también por el protagonista de la historia. Se llama “Caldera del alma” y está dedicada a Diego Armando Maradona. “Se iba a llamar ‘Diego’, pero me opuse –cuenta–. ‘Otro más que sale a lucrar con el Diego’, me iban a decir. El que se dé cuenta de que la canción está dedicada al Diego, bien, si no, no importa. A mí me despierta una especie de compasión el Diego... ¡Hay que estar en esos zapatos! Si la canción deja una moraleja es la siguiente: lo queremos tanto que un día vamos a terminar matándolo de tanto amor. Y el ritmo salió porque una canción dedicada a Diego tiene que ser cumbia.”
–¿Cómo se lleva con la cumbia?
–A los géneros musicales generalmente me acerco por una cuestión laboral, no siempre por gusto personal. Lo mismo me pasó con el rock. No me movía un pelo, hasta que me puse a trabajar con el rock. Y lo fui conociendo, lo fui queriendo y me fui empapando.
–¿Cómo fue la recepción del disco en Uruguay?
–En Uruguay los tiempos son distintos. No hay una empresa que sale a bombardear canciones, como hacen las multinacionales. Las características del mercado son muy distintas. El disco salió en diciembre allá y vamos a presentarlo recién el 28 de mayo. Los tiempos son más largos. Por suerte, Uruguay está en un momento en el que la gente asiste a los espectáculos. Fue bien recibido el disco. Pero el tema es que El gran pez anduvo muy bien y ahora hay que ganarle. Y eso cuesta. Encima, la gente se hizo hincha del disco anterior. Se encariñó con el disco, se comunicó con sus hijos a través de las canciones y, cuando agarra esa pertenencia afectiva con el material, no quiere que le venga con más nada.
–Una canción elocuente es “Cantores callejeros”. Usted salió veintinueve años en varias murgas. ¿Qué implica ser un cantor callejero?
–El murguista es un cantor de esquina, de barrio. Goza de una popularidad única, distinta, que no es la popularidad de la estrella que se va en un auto esquivando fans. El murguista se baja del escenario y después se toma el bondi con los que lo estaban mirando. Tiene una fama, pero muy concreta, con una connotación diferente. Por más famoso que sea, sigue siendo una persona que sale de su casa, despide a su mujer y a sus hijos y se va a cantar a la murga en un bondi, donde se encuentra con los compañeros de laburo y los vecinos del barrio. Es una canción que escribí antes de 2000 y había quedado afuera del primer disco. Pero por algo la recuperé ahora.
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