MUSICA › ALAN MCGEE, EL HOMBRE QUE DESCUBRIO A OASIS
Este escocés de 53 años dejó una huella imborrable en el rock de los ’90 al publicar discos cruciales en su sello Creation Records. Después de un tiempo alejado del rock, volvió a ser manager de Jesus & Mary Chain, con quienes vino a Buenos Aires.
› Por Roque Casciero y
Joaquín Vismara
“Soy un amante de la música” es la frase que elige para definirse Alan McGee frente a Página/12. Claro que este escocés de 53 años, que dice que la música todavía lo emociona, no es un simple melómano: hace un poco más de tres décadas comenzó un pequeño sello independiente para publicar a la banda de la que era manager, Jesus & Mary Chain, y después a su amigo de la secundaria Bobby Gillespie, que arrancaba con proyecto llamado Primal Scream. En pocos años, Creation era un nombre de peso dentro de la industria musical británica, con artistas como My Bloody Valentine y Teenage Fanclub, pero lo más relevante llegaría con el britpop: McGee descubrió a unos tales Oasis, que le hicieron vender millones de discos. En el medio, también firmó a los Super Furry Animals, The Boo Radleys y Ride, entre otras bandas, y fue acompañante y protagonista de algunas de las anécdotas más hilarantes y bizarras de esa era del rock (con pilas de drogas incluidas). En 1999, McGee tiró la toalla al venderle Creation a Sony y anunció por primera vez su retiro de la música. Luego fundó Poptones, sello con el que demostró que no había perdido el olfato: hizo que los suecos The Hives se convirtieran en estrellas en el Reino Unido. Después de sucesivos abandonos (en 2008 también dejó el management), ahora está al frente del sello 359 Music y volvió a ser manager de los Jesus & Mary Chain. Precisamente en ese rol pasó por Buenos Aires, donde definió a la música como “parecida a la heroína”: “nunca te abandona”, explicó.
–Sin embargo, en muchos momentos de su vida dijo que no quería tener nada más que ver con la música.
–(Interrumpe.) Lo sé, lo sé. Pero creo que fue porque vendí demasiados discos. No quiero sonar arrogante, pero vendí 60 millones discos de Oasis... Y después de que alcanzás esa cantidad, no te dan ganas de hacer nada más por un tiempo.
–Cuando fundó Creation, en 1983, ¿pensaba que las cosas podían ser como fueron en los ’90?
–No, lo que no quería era tener un trabajo de verdad. Sólo quería crear un sello y casi terminamos en la bancarrota, pero se volvió cada vez más grande. Publicamos Screamadelica (Primal Scream), Loveless (My Bloody Valentine) y Bandwagonesque (Teenage Fanclub), y fue cada vez más grande. Después descubrí a Oasis y fue lo más grande que hubo por dos años... Todo fue cada vez más grande y llegó a un punto en el que no podía siquiera disfrutarlo, así que paré. Ahí empecé a invertir en propiedades. Nadie habla de eso, pero me volví tan grande en ese rubro como lo hice con la música. Nunca tuve la necesidad de hacer nada por mucho tiempo y ahora mi mujer maneja el negocio de las propiedades. Hace un tiempo empecé con 359 Music y los Mary Chain me pidieron que fuera su manager, así que pensé que tal vez era el momento para volver con Creation, esta vez como management.
–¿Y por qué no un retorno de Creation también como sello?
–Vamos a seguir sacando discos con 359 Music porque amamos la música. Pero como negocio, Creation es muy tedioso. Si algo fantástico aparece, lo voy a agarrar, pero por ahora quiero devolverle a los Mary Chain lo que perdieron. Deberían ser una banda muy grande.
–La industria discográfica cambió mucho en los últimos años...
–Ampliamente. Ahora todo gira en torno de lo digital y el negocio discográfico cambió completamente.
–Pero, ¿tiene sentido empezar un sello nuevo ahora?
–Bueno, nunca hice las cosas por si tenían o no sentido. Lo hago y si funciona, funciona. El sello con el que estoy ahora, 359 Music, es bueno, pero el nombre Creation significa demasiado para mucha gente.
–Por ejemplo, Creation hizo que muchas bandas vendieran una cantidad de discos que jamás hubieran alcanzado en una multinacional.
–Sí, es raro, no sé por qué. Con Oasis, especialmente, cambiamos todo en muchos sentidos. Hicimos que fuera cool que la gente tuviera guitarras, algo que no era así hacía mucho tiempo. Bueno, los Mary Chain empezaron Creation, pero Oasis fue más importante porque los pibes en Gran Bretaña no pensaban que la música con guitarras fuera cool y lo hicieron a partir de ellos.
–Tanto los Mary Chain como Oasis tienen la particularidad de ser bandas lideradas por hermanos, y no precisamente de los que mejor se llevan. A usted deberían darle un título de psicólogo honoris causa o algo así por haber lidiado con ellos.
–Sí, sí. Tuve un éxito tremendo con tipos que son familiares entre sí. No sé bien por qué sucede, pero es algo en lo que he pensado, porque es raro. Hasta me pasó con Glasvegas, en donde James y Rab (Allan) son primos. No es algo que busque, pero pasa, como con Liam y Noel (Gallagher, de Oasis). Todavía soy amigo de ellos, hace poco estuve en Japón con Beady Eye (la banda de Liam), y es loco, porque se aman entre ellos, pero todavía falta mucho para que se vuelvan a juntar.
–¿Usted podría tener algo que ver con que ellos se junten?
–Sólo soy amigo de ellos. Si llegara a meterme, seguramente me sacarían cagando, así que... Algún día, Oasis se va a volver a juntar, pero creo que no va a ser pronto.
–¿Cómo es trabajar con gente como los Gallagher o con su amigo Bobby Gillespie?
–Con Bobby somos como hermanos. Lo quiero y él me quiere a mí, aunque no estoy seguro de si le caigo bien (se ríe). Me saca de quicio muchas veces, pero lo quiero. Somos mejores amigos, y muchas veces los mejores amigos se molestan el uno al otro. Bobby siempre fue difícil, pero lo conozco hace 41 años y es una persona adorable. Todavía nos mandamos mensajes de texto y esas cosas. Las relaciones son extrañas, pero todavía somos buenos amigos. A William y Jim (Reid, de Jesus & Mary Chain) también los conozco hace mucho, así que cuando me dijeron que volvían, no podía decirles que no.
–¿Y con quién fue más difícil trabajar?
–Con The Libertines, que son unos locos de mierda. Son la banda más fucking disfuncional del mundo. Son imposibles de manejar. Se merecen todo porque Pete (Doherty) es muy talentoso y Carl (Barat) es un gran tipo, pero... yo puedo manejar cualquier cosa, pero no puedo manejar a The Libertines.
–Pero usted lidió con los Gallagher y otra gente difícil...
–Sí, pero The Libertines están más allá de lo difícil. En 1999, estaba en el gobierno británico ayudándolos en una campaña antidroga, y en 2003 o 2004 estaba en la parte de atrás de una camioneta mientras Pete Doherty compraba crack. Y sólo podía pensar “¿qué mierda estoy haciendo acá?”. Son los más sacados. Jim y William son normales, o al menos lo más normal que puede llegar a ser alguien raro. Bobby es bastante normal, lleva a sus hijos al colegio y esas cosas.
–¿Y Kevin Shields, de My Bloody Valentine? Porque la eterna grabación de Loveless casi funde Creation en su momento.
–No lo veo muy seguido, fue hace mucho tiempo. Es un personaje interesante, una mente brillante. Quizás es el responsable del mejor disco que sacó Creation, Loveless. Ese y Screamadelica son los mejores.
–¿Extraña esos años?
–No, porque siempre voy para adelante. Tenía 31 años o 32, y no podés vivir una infancia por siempre. La podés extrañar pero... Fueron buenos tiempos, pero ahora también la estoy pasando bien. Quiero decir: estoy en la Argentina, nunca había estado antes y me impactó mucho. La vida es amar y hacer, ¿entienden?
–¿Cómo calificaría a Creation en la historia de los sellos independientes?
–Creo que es un buen sello. No es Atlantic, no es Factory, pero es uno bueno. Sacamos buenos discos, pero sólo podés ser quien sos. Nosotros no tuvimos una banda que fuera tan buena como Joy Division...
–¿Ni siquiera My Bloody Valentine?
–No. Bueno, tal vez... Pero Factory fue muy importante.
–Desde que cerró Creation, no hubo ninguna banda británica que fuera tan grande como lo fue Oasis en su momento. ¿Por qué cree que pasó eso?
–No lo sé, creo que eso no tuvo que ver sólo con Creation. Hubo sólo tres bandas grandes desde el 2000, y son Kasabian, Arctic Monkeys y Libertines. No sé por qué eso, pero es algo cultural: el mundo se volvió pop.
–Las bandas que menciona son grandes en Inglaterra, pero acá las que venden son Coldplay y Muse.
–Bueno... Coldplay es diarrea musical (carcajadas). Es una broma horrible. Estoy seguro de que sus intenciones son buenas, pero son pura mierda.
–Chris Martin, el cantante, da la impresion de ir tras los pasos de Bono, otro que a usted no le gusta nada.
–Pero es una versión de mierda de Bono. Al menos Bono tiene algunas canciones buenas. No me gusta U2, pero jamás diría que no tienen buenas canciones. Coldplay no tiene buenas canciones, son pura basura. No le creo nada. Bono no es un farsante, lo conocí y es real. Chris Martin sí es un farsante.
–¿Es imprescindible que una persona le resulte genuina para trabajar con ella?
–Sí, sí. Nunca conocí a Chris Martin. Quizá realmente sea así, no lo sé ni me importa. Es tan boludo... Tiene esa cosa tan de clase media, de buen pasar, y toda su vida es jodidamente amable. No sabe lo que es cagarla. Mary Chain la cagó, Oasis la cagó, Primal Scream la cagó... Todos tenemos eso en común porque venimos de abajo. El padre de Chris Martin es un fucking contador, ¿entienden?
–¿Y qué le parece el resto de la escena británica?
–Para ser justo con Coldplay, hay cosas mucho peores. Mierda... ¡Mumford and Sons! Es como si tuvieras que ser de la línea de sangre de la realeza para llegar a ser algo. Es pura basura. Si no sos de clase media alta como Chris Martin, entonces tenés que estar vinculado a la familia real para pegarla. Mumford & Sons hace que Coldplay parezca sexy.
–En los ’90 estaba esta puja entre la clase media y la clase obrera representada por Blur y Oasis. Se odiaban y ahora Damon Albarn y Noel dicen que quieren grabar juntos. ¿No le llama la atención?
–Son amigos ahora, se llevan bien. Está todo bien, porque después yo voy a hacer un disco con Chris Martin (carcajadas).
–Usted dijo que fundó Creation porque no quería tener un trabajo normal, pero después se la pasó trabajando toda la vida. Si pudiera volver atrás, ¿haría las cosas de otra manera?
–No, porque no podría vivir mi vida y disfrutar de mi hija, y estoy feliz de tenerla.
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