Mié 22.10.2014
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MUSICA › CALEXICO REGRESA A BUENOS AIRES PARA ACTUAR ESTA NOCHE EN NICETO

La música de una frontera caliente

A siete años de su última visita, la banda de Arizona presentará su último CD, Algiers, donde incorpora nuevos matices a su propuesta de folk mestizo. El baterista John Convertino reconoce que creció escuchando a Santana y Los Lobos.

› Por Yumber Vera Rojas

Cuando Calexico puso a la venta su disco Garden Ruin, en 2006, la banda comandada por el guitarrista y vocalista Joey Burns y el baterista John Convertino buscaba la manera de zafar de los estereotipos. Y es que tras patentar un sonido alusivo a la homónima ciudad fronteriza estadounidense que inspiró su nombre, que resulta del cruce entre California y México, el grupo presentó el que es hasta ahora su trabajo más pop. Así que desde entonces el tándem, al que acompaña una formación itinerante, mantiene a raya sus desbordes de folk, mariachis, country y tex mex a través de los quiebres. Lo que además inspiró a la nueva generación de artistas norteamericanos a salir de los localismos sonoros para flirtear con la globalización. "La mezcla de estilos es algo que se practica desde hace muchos años", recuerda Convertino, al otro lado del teléfono. "Crecí escuchando el disco Abraxas de Santana, y descubrí la fusión de rock y música latina. Luego, al mudarme a Los Angeles, conocí a Los Lobos, que combinaban la música tradicional mexicana con blues y rock".

A siete años de su última visita a Buenos Aires, la agrupación de Tucson regresa a la capital argentina, para actuar hoy en Niceto Club, desde las 21 hs, de la mano de su más reciente álbum de estudio, Algiers (2102). Este trabajo, además de rendirle tributo a través de su título al barrio de Nueva Orleáns en el que fue grabado, representa una lectura más evolucionada de Calexico con respecto a ese imaginario inicial que lo vinculaba con bandas de sonido de rutas polvorientas, pueblos fantasmas, y, por supuesto, con los viejos y rudos cowboys. "Tratamos de que este disco reflejara la identidad de una ciudad con una gran historia musical", explica el batero sobre un repertorio que iba a ser grabado en principio en Europa, pero que finalmente se registró en el principal puerto del río Misisipi. "Por eso suena por momentos jazzero, aunque en otros pasajes refleja el mestizaje propio del lugar. Ese material es una buena muestra de cómo estuvimos trabajando a lo largo de estos años. Lo hicimos con mucha motivación para ofrecer una propuesta diferente, nueva y actual".

--Además de presentar Algiers ante el público argentino, ¿qué más se puede esperar de un show en vivo de esta versión de Calexico?

--Estoy muy contento de volver. No olvido nuestro primer recital en Buenos Aires porque fue muy intenso, al tiempo que me sorprendió cuánta gente nos conocía. Por lo que en esta ocasión, además de los temas que tocamos aquella vez, incluiremos los de los últimos discos, un par de covers y adelantaremos algunas canciones de nuestro próximo álbum.

--¿Su octavo disco de estudio mantendrá esa veta mestiza que desarrollan desde mediados de la década pasada?

--Tiene un poco de ese sonido, ciertamente, pero también retoma el espíritu de discos como The Black Light (1998), que forma parte de muestra primera época. Las canciones, que ya están casi listas, las trabajamos en esta ocasión con Sergio Mendoza, tecladista del grupo, quien nos abrió las puertas para ir hasta Ciudad de México, donde nos internamos en el barrio de Coyoacán para grabarlo. Nos divertimos mucho haciéndolo, y eso se refleja en el álbum.

--Tomando en cuenta la permeabilidad musical de su grupo, ¿por qué nunca se atrevieron a sumar a su caleidoscopio sonoro estilos tradicionales sudamericanos?

--Amamos la música de esos países, y nos gustaría que formara parte de nuestros discos, pero para eso necesitamos estar más tiempo en el lugar para explorarlas e inspirarnos. Así que, por el momento, es una tarea difícil. Sin embargo, mientras exista la posibilidad de que sigamos yendo para allá, la posibilidad está latente.

--¿Qué opinión le merece que la cumbia haya calado tan fuerte entre los artistas de folk y country de su país?

--Estoy muy interesado en la cumbia. A mí, como baterista, me emocionó cuando la escuché. Recuerdo que en ese momento, y te lo digo con sinceridad, sentí que se me abrió el alma. Disfruto mucho cuando toco ritmos que la gente baila porque cuando lo hacemos se prende una gran fiesta.

--¿Cómo nota el estado de salud de la nueva generación de artistas de folk de su país?

--La escena estadounidense ofrece muchas oportunidades gracias a Internet, pues permitió que las bandas no dependamos tanto de un compañía de discos. Así que ahora el intercambio con el público es más directo, lo que se refleja en los lugares donde tocamos, debido a que generalmente son clubes o festivales.

--Además de formar parte de la banda de sonido de series como Breaking Bad, de componer música para películas y de establecer sociedades con artistas ajenos a su propuesta, su grupo tiene una gran afición por grabar discos en vivo. El último de ellos, Spiritoso (2013), ¿en qué se diferencia de los otros?

--La idea fue de nuestro sello en Alemania. Su presidente y dueño es un gran amigo nuestro, y quedó muy contento con el poder del show que dimos en Kentucky con una orquesta. Así que le pareció una buena idea reproducir esa experiencia en Berlín, pero con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Viena. Fueron un par de días con muchos fans.

--Tal vez cuando vuelva a la Argentina será para celebrar los 20 años de su banda. ¿Qué fue lo mejor de todo este tiempo?

--Con Joey somos muy amigos, pero las relaciones con el tiempo van cambiando. Como ahora tenemos familia, ya no compartimos de la misma forma en que solíamos hacerlo. Pero lo más importante es que el diálogo musical se mantiene. Y estoy muy agradecido por ello.

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