MUSICA › ENTREVISTA A JOHN PRIMER, ANTES DE UNA NUEVA VISITA A BUENOS AIRES
“El público argentino conoce y sabe mucho de blues, así que espero tocar lo que están esperando de mí”, dice este instrumentista que se dio el lujo de compartir escenario con grandes del género como Willie Dixon y el mismísimo Muddy Waters, prócer del género.
Al Mississippi le debe su sangre blusera. A Chicago, su electricidad. A Willie Dixon le debe el haber viajado por el mundo. Y a Muddy Waters... “todo”. “Cuando era chico y escuchaba la radio o los discos de mi abuela, siempre soñaba con tocar con Muddy. Yo quería ser Muddy Waters”, evoca John Primer, y lo trascendente es que se le cumplió parte del sueño. Que al menos pudo tocar con Waters durante cuatro largos años. Y que tal antecedente obliga a las huestes del blues criollo a que paren la oreja y sientan, a trasluz de sus cuerdas, las auras de Waters y de Dixon, pero también las de otros maestros que le orbitaron cerca: Buddy Guy, los Teardrops de Magic Slim, Junior Wells, Eddie Shaw, Johnny Winter, James Cotton. “Lo que la gente que viene a verme a Buenos Aires espera es que yo haga un show de blues, y eso es lo que voy a hacer... un show de blues con alta energía y con todas estas influencias”, se ríe el guitarrista que tocará en La Trastienda (Balcarce 460), mañana a las 23.
“El público argentino conoce y sabe mucho de blues, así que espero tocar para ellos lo que están esperando de mí. El amor por el blues en este país es muy grande”, redunda Primer, en plena gira por Sudamérica y a gusto con la cara humana de su nueva parada: “Me encanta esta ciudad, pero fundamentalmente la gente que hay en ella. Me gusta la amabilidad que tienen en la calle, en los restaurantes, y además el clima es muy parecido al de Mississippi, el frío no es tan intenso como el de Chicago... me encanta ver las calles llenas de árboles”, señala el guitarrista, que aprovechará su nueva visita para presentar piezas de Blues on solid ground, disco acústico en homenaje a otra de sus musas (Lightin’ Hopkins), y You can make it if you try, placa en vivo, registrada en Austria. “Es un disco que se editó ahora, pero tiene veinte años y lo grabamos en Viena, en el marco de una gira con Magic Slim por Europa”, informa.
–¿Lo considera el más representativo de los catorce discos que lleva editados?
–Uno de ellos, sí. Es básicamente lo que hacíamos con los Teardrops, la banda de Magic, antes de llamarlo al escenario. Tocábamos algunas canciones con Earl Howald en batería y Nick Holt en bajo, y la verdad es que me pone por un lado contento y, por otro lado, triste. Me pone contento porque me recuerda esas grandes sesiones que teníamos con los Teardrops, cómo nos divertíamos y cómo se divertía la audiencia; y por otro lado me pone triste porque Magic y Holt ya no están. Igual, creo que este disco es un buen legado.
–¿Y Blues on solid ground?
–Es un disco prácticamente acústico en el que solamente participan mi guitarra, una armónica y un piano en algunos temas. Fue una forma de homenajear a uno de los músicos que más me gustaba cuando estaba creciendo, Lightin’ Hopkins, guitarrista de Texas que grabó muchos discos y fue muy importante en décadas pasadas. Yo lo llegué a ver en 1981, poco antes de que muriera. Tocamos una vez en un festival en Texas y recuerdo que cuando llegamos Lightin’ estaba tocando él solo en un escenario, y Muddy me dijo: “Mirá, eso es verdadero blues, así es como a mí me gusta”. Este es mi homenaje a Lightin’ y a ese tipo de blues rural que se grababa en esa época, en una toma.
–Como el verdadero blues...
–Claro, porque captura ese momento especial que se da entre los músicos. Creo que los discos de blues se tienen que grabar siempre en una toma.
–¿Qué hay del disco homenaje a Muddy Waters? A alguien se le escapó el dato.
–(Se ríe.) No puedo hablar demasiado de ese disco, al menos hasta que esté editado, porque la gente que lo grabó quiere que sea una sorpresa. Lo único que puedo decir es que están los mejores nombres del blues, como James Cotton, y también están algunos invitados muy importantes, como Winter, que grabó un poco antes de morir.
Parte de la trascendencia de Primer radica también en haber estado en el tiempo y el lugar indicados para respirar el blues que hoy sale de su guitarra. El Theresa’s Lounge, por caso, donde vio tocar a la quintaesencia del género (Co-tton, Junior Wolf, Guy, Winter, Paul Butterfield o el mismo Dixon). O el Checkerboard Lounge, club de blues que fundó Buddy Guy y que después transformó en el Buddy Guy Legend. “El Che-ckerboard y el Theresa eran los clubes de blues del South Side de Chicago, a los que podías ir cualquier día y encontrarte a los mejores músicos tocando o simplemente tomando una cerveza”, refiere el músico.
–En el Checkerboard fue donde tocó de improviso con The Rolling Stones. ¿Podría evocar ese momento?
–Yo no sabía nada, no sabía que iban a venir, así que estaba tocando desde las ocho de la noche y de repente ¡boom! aparecieron un montón de personas y Los Rolling Stones se sentaron en unas mesas. Yo no tenía ni idea de quiénes eran; es decir, conocía a los Stones, pero no es como ahora con Internet y con la TV, que uno enseguida conoce a las personas. Había escuchado sus discos, sabía quiénes eran, pero no tenía sus caras registradas. Y estábamos ahí tocando, llegaron y enseguida Muddy Waters lo invitó a tocar a Mick Ja-gger, y Mick se levantó y trató de subir como podía, pisando las mesas, subiéndose encima de las sillas, para llegar al escenario y poder cantar. Lo que puedo decir es que estaban tomando mucho whisky, bourbon creo que era, y que estuvimos tocando desde las diez de la noche hasta las dos de la mañana, y puedo asegurar que ni siquiera me bajé para ir al baño.
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