Mar 03.02.2015
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MUSICA › LAS CANCIONES PARA CHICOS, CON RITMO LATINOAMERICANO

“Les estamos enseñando cosas distintas a nuestros hijos”

La Banda de las Corbatas, Bigolates de Chocote y Desabrigados del Norte forman parte de una movida cultural en crecimiento: grupos de música que encuentran en el folklore un canal potente y diverso para comunicarse con los chicos.

› Por Sergio Sánchez

Es sabido que los estímulos que los chicos reciben en los primeros años de vida serán determinantes para moldear su personalidad y fortalecer su identidad. Qué mejor, entonces, que darles a conocer el patrimonio cultural que les pertenece: la música popular argentina y latinoamericana. En todo caso, mientras más información posean, más opciones tendrán para elegir. La Banda de las Corbatas, Bigolates de Chocote y Desabrigados del Norte forman parte de una movida cultural en crecimiento: grupos de música que encuentran en el folklore un canal potente y diverso para comunicarse con los chicos. Las bandas en cuestión tienen, además, otro rasgo en común: sus integrantes rondan entre los 25 y los 40 años. Y, por una cuestión generacional, crecieron con el rock, pero en el camino descubrieron los folklores latinoamericanos. “Nos interesa darles lugar a géneros musicales que no son del todo visibilizados. El folklore está súper latente, súper vivo en las provincias, pero a veces está estereotipado u oculto en la ciudad”, apunta Fabián Lupica, multiinstrumentista de La Banda de las Corbatas. “Nosotros no nos propusimos trabajar los géneros latinoamericanos, pero sin embargo todo lo que hacíamos y tocábamos se iba para ese lado. Es lo que mamamos y lo que tenemos. Salió naturalmente”, cuenta Patricio Famulari, guitarrista de Bigolates de Chocote.

Desabrigados del Norte dio sus primeros pasos el año pasado en Tecnópolis, en el marco del Programa de Educación Arte y Cultura, perteneciente al Ministerio de Educación. “Se nos ocurrió que era interesante dar a conocer ritmos folklóricos de Argentina y de los países latinoamericanos. Empezamos a investigar y descubrimos que hay una diversidad de géneros y formas muy amplia en toda la región”, destaca Christian de Miguel, tecladista del grupo. En la última década, florecieron en el país una gran cantidad de propuestas musicales y teatrales destinadas a chicos. Pero falta mucho por hacer y mejorar. “Si bien es cierto que hay muchos artistas nuevos trabajando, comercialmente la música para chicos más conocida sigue siendo la misma: Piñón Fijo, Panam y Violetta”, alerta Paula Cudannes, flautista de La Banda de las Corbatas. Y Lupica, su compañero de grupo, completa: “Falta repensar un poco cómo hacer la inversión cultural. En la programación de algunos teatros municipales encontrás muchas obras que responden a ciertos estereotipos, como Los Cuentos de Disney. Y a esa obra va todo el mundo. Pero no pasa lo mismo cuando se trata de una obra escrita por autores argentinos. Por eso, el Estado tiene que habilitar lo que el privado no habilita, o si no no hay forma de equipararlo”.

No obstante, el músico cuenta que el Movimiento de Musical Infantil (Momusi), del cual forman parte, ha hecho mucho para cambiar el panorama y proponer nuevas formas. “En este movimiento hay gente que marcó un camino, como Los Musiqueros, María Teresa Corral, Mariana Baggio, Magdalena Fleitas, Mariana Cincunegui y muchos otros. Todos ellos vienen laburando mucho con una determinada visión acerca de la música para niños”, considera Lupica. “Lo que logró toda esa generación es bajar los prejuicios con respecto a la música para niños. En algún momento, se lo consideró un género menor. Pero nuestra generación les está enseñando cosas distintas a nuestros hijos”, enmarca Famulari. Y De Miguel da cuenta de la creación de otro hito que nació para cambiar el modo de entender el arte y la cultura dirigida a los niños. “Se avanzó bastante con la creación de Pakapaka (el canal infantil perteneciente al Ministerio de Educación). Es una bandera que busca la soberanía y se opone al colonialismo cultural. Soy docente en una escuela y los chicos te dicen ‘voy a la nevera’. Es decir, hay un colonialismo muy arraigado, pero eso está cambiando.”

–Las propuestas de ustedes se caracterizan por no subestimar a los chicos, ¿es difícil dirigirse a este tipo de público?

Andrés Urdiciain (La Banda de las Corbatas): –A la hora de formar la banda, como la mayoría somos docentes, ya contábamos con la experiencia de trabajar con chicos chiquitos en nivel inicial y primaria. Teníamos ciertas herramientas y estrategias.

Fabián Lupica (La Banda de las Corbatas): –Me parece que lo difícil es la paranoia que les plantea el sistema comercial a los chicos. Les habla a ellos como si fueran de otro mundo. Es más difícil pensar a los pibes así que como lo hacemos nosotros. En algunas escuelas, les cantan canciones como si fueran tontos y al mismo tiempo los hacen bailar un reggaetón en el acto escolar, porque está de moda en Tinelli y queda “simpático”. Es un delirio. Es mucho más compleja la paranoia que les plantea el mercado con esa forma de relacionarse con ellos que lo que uno hace: tocar música naturalmente. Vos tocás y los chicos lo disfrutan, juegan y bailan. Cuando pensamos en la música infantil, pensamos en la familia. Porque nos importa que a los shows vengan los pibes con los padres y se pongan a bailar juntos. Nosotros también hacemos eso con nuestros hijos.

A. U.: –Lo fácil sería hacer veinte reggaetones porque sabés que te va a ir bien. El desafío es compartir otros tipos de música. Además de que nos gusta, es nuestra música popular.

Patricio Famulari (Bigolates de Chocote): –Nosotros tenemos la sensación de que si estás atento a lo que los chicos te van devolviendo te das cuenta de si estás sobre la línea acertada o estás equivocado. El público infantil no está tan acostumbrado a caretearla y a poner “cara de espectador” cuando hay que aplaudir. Cuando se desconcentran, se van a caminar por la sala y sacan un juguete de la mochila. El desafío es mantenerlo atentos. Es una diferencia con respecto al público adulto.

Christian de Miguel (Desabrigados del Norte): –Algo muy importante es pensar en espectáculos para la familia, para no caer en lugares comunes. Los chicos están permeables a cualquier estímulo. Nosotros aprovechamos mucho el ida y vuelta en los conciertos, nos interesa ser lúdicos y pensamos los shows con las familias. Queremos que se vuelva algo intergeneracional, por eso hacemos temas de Violeta Parra, que ya conocen los padres o los abuelos. Apostamos mucho a nuestro niño interno y tratamos de reflejarlo en la música.

–Es una gran responsabilidad dirigirse a los más chicos, ¿qué valores o herramientas tienen en cuenta a la hora de crear las canciones o subirse al escenario?

A. U.: –Nosotros no somos docentes todo el tiempo. El motor a la hora de escribir una canción no es necesariamente enseñar algo. Escribimos sobre cosas que nos pasan o nos interesan. En cambio, la música comercial es muy estereotipada: “Te enseño a dejar el chupete”, “te enseño a dejar los pañales”, etcétera.

F. L.: –Algunas de nuestras canciones remiten a un público infantil, pero hay otras que podrían ser tranquilamente tocadas en otro ámbito, porque están pensadas desde el lugar del artista que quiere expresarse.

P. F.: –Al tener contacto cara a cara con los chicos, no sólo en el escenario, sino también en talleres de juego y animaciones de cumpleaños, les preguntamos qué cosas les gustaría escuchar en una canción. Muchas de las ideas de las canciones surgieron de ellos. Y muchas no están en el idioma de los chicos, pero ellos las agarran igual. Lo que hacemos es para chicos y grandes.

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