MUSICA › LA DELIO VALDEZ INICIA UN CICLO DE RECITALES EN NICETO
La agrupación de 14 músicos que emula el formato de las orquestas colombianas de mediados del siglo XX toma también elementos de cumbia argentina e incorpora la psicodelia y el rock. En Niceto, cada jueves de este mes mostrarán una faceta distinta del género.
› Por Sergio Sánchez
La Delio Valdez forma parte de un fenómeno que ya se ha consolidado en territorio porteño: el florecimiento de la cumbia en diferentes formatos y estilos. Se trata de un ensamble surgido en 2009 e integrado por 14 músicos, que emula el formato de las orquestas colombianas de mediados del siglo XX, pero que toma elementos de la cumbia argentina, la psicodelia, el rock y otras influencias inevitables de su entorno y tiempo histórico. “Sería imposible que toquemos igual que esas orquestas, porque no vivimos en el Caribe, porque no tenemos ese clima, no tenemos su realidad social, sino otra. Necesariamente tocamos de otra manera, no queremos imitar nada”, explica Santiago Moldovan, clarinetista de la orquesta. “Investigamos lo que hacían las orquestas viejas, para aprender de ahí, y a partir de eso construir nuestro sonido. Queremos hacer algo original, sin forzar ni tironear nada. La innovación también tiene que ver con que todos tocamos otros géneros y pasamos por otros grupos. Entonces, aparece el reggae, el ska, el dub, la salsa. Y, por una cuestión generacional, el rock”, completa el saxofonista Pablo Broide. Hoy, a las 20, en Niceto (Niceto Vega 5510) encabezarán un ciclo que seguirá los jueves de febrero. Proponen recorrer las Historias de la Cumbia.
La orquesta publicó en la segunda mitad del año pasado su segundo disco, La Rueda del Cumbión, en donde consolidan lo hecho en el primer disco. “Esta vez laburamos con un productor artístico, Sergio Pappi, que también es nuestro sonidista. El disco cierra una etapa. No significa que vayamos a dejar de tocar versiones, pero estamos en la búsqueda de incluir más composiciones propias”, cuenta Moldovan. Entre los clásicos, se encuentran “Juanita bonita”, “Cumbia candelosa”, “Yo me llamo cumbia”, “La saporrita”, “Cumbia sampuesana”, “Borrachera”, “Por Dios que no”, “Kalamary” (cantado por Coco Barcala, su compositor) y “Rito esclavo” (en voz de Black Rodríguez Méndez). Y dos canciones propias: la instrumental “Anacumbia” y “Tamborero de Michoacán”. “Es un tema que escribió Manuel Cibrián, el guitarrista de la orquesta, y es el primer tema nuestro con letra –cuenta Broide–. Este disco está un poco más pensado que el anterior. Y tiene muchas voces, algo que se ve en vivo. Estaba la voz de (Gladys del Carmen) la Negra Sarabia, tiene la voz de Pedro Rodríguez, el timbalero; y también cantan Coco Barcala y Black Rodríguez Méndez, que ahora es uno de nuestros cantores.” El año pasado, la cantante, la Negra Sarabia, dejó el grupo y ahora la orquesta tiene varios cantores en escena, como Black Rodríguez e Ivonne Guzmán. “La idea es que estén los dos cantores integrados en escena. Le agrega muchos elementos al show que haya un voz femenina y una masculina”, considera Broide.
–¿Cómo surge la idea del ciclo Historias de la Cumbia? ¿La idea es recorrer varios formatos dentro del género?
P. B.: –La idea es hacer algo particular cada día, para generar una continuidad y que no sea todos los jueves el mismo show. Entonces, elegimos una serie de momentos del género o formas de expresarse con las cuales nos sentimos afines. Por hacer cumbia colombiana, la orquesta tiene elementos bien folklóricos. Habrá músicos colombianos que van a hacer una rueda de gaitas. Y eso aparecerá en la primera fecha. El segundo jueves (12 de febrero) estará dedicado a la cumbia con acordeón. Escuchamos muchas cumbias de Andrés Landero y Aniceto Molina, dos referentes de este estilo. Entonces, se nos ocurrió invitar a Los Reyes de la Costa, una banda amiga que interpreta la cumbia con acordeón. El tercer jueves (19) se lo dedicamos a la cumbia con orquesta, y ahí vamos a ser un poco locales. Entonces, vamos a mostrar principalmente los temas en los que se luce la orquesta, por los arreglos que tienen. Y nos acompañará ese día la Orkesta Popular San Bomba. Y la cuarta fecha (26) se la dedicamos a la cumbia argentina. Por más que tocamos repertorio colombiano y la formación nuestra surge de un formato de allá, somos argentinos y la idea es armar un repertorio que represente a la cumbia local, con invitados especiales, como Coco Barcala, uno de nuestros padrinos.
–Más allá de ponerle su impronta, ¿por qué ustedes eligieron el formato de cumbia orquestal, que en Argentina no tuvo tanto desarrollo?
P. B.: –Es verdad. Es un formato que se desarrolló más en otros países, no sólo en Colombia. Encontrás orquestas de cumbia también en México, Perú, Ecuador, Panamá. Acá no sucedió tal vez por cuestiones económicas o por cómo se desarrolló la cumbia, por dónde entró.
S. M.: –En la época de Latinoamérica que era más propicia para las orquestas acá estábamos tocando tango o jazz. El colombiano Lucho Bermúdez (pionero en la cumbia orquestal), cuando grabó, vino a Argentina. En ese momento, allá por la década del ’50, todos grababan en México o Argentina. Dicen que muchos de los músicos que contrató para grabar eran argentinos y de tango. Pero hay muchas reminiscencias colombianas en Argentina.
P. B.: –Fernando Isaías y Facundo Vera, los DJ de Sonido Parrandero, que siempre nos acompañan y van a estar en el ciclo, me mostraron grabaciones de los ’60 de acá de conjuntos de cumbia que tienen clarinete, metales y trompetas. Había orquestas, pero no trascendieron. Trascendieron otras cosas, como la cumbia santafesina. Por otro lado, la cumbia villera, por ejemplo, toma mucho de la cumbia con acordeón de Andrés Landero. El sonido y el andar vienen de ahí.
–¿Qué pasa con el público? ¿Hay un público particular (porteño, de cierto circuito) que va a sus conciertos o la propuesta está abierta a otros públicos?
P. B.: –La intención es ir a otros lados. Somos una banda de Capital, entonces el lugar donde más gente movemos es Ciudad de Buenos Aires. Pero estamos empezando a ir a La Plata y a la zona sur y oeste del conurbano. Queremos que el circuito no se quede en el Abasto, Palermo y con suerte San Telmo. No queremos encerrarnos.
S. M.: –Pensamos la música en función de que cada vez suene mejor. Que todo el espectáculo pueda sacudir a una persona, no lo pensamos como un producto comercial destinado a tal o cual segmento. Tratamos, en lo posible, de confrontar con distintos públicos y escenarios. De los grupos porteños somos los que más roce tuvimos con la movida cumbiera tradicional. Fuimos a tocar a bailantas y tocamos con artistas de esa movida.
P. B.: –Si bien tenemos lógicas de laburo muy distintas, tocamos el mismo género y eso nos hermana. En zona norte, mucha gente que va al Tropitango se enganchó con La Delio. Están acostumbrados a cumbias muy distintas y tienen otros consumos. Por suerte, nos convocan cada vez más de diferentes provincias. La cumbia abarca al público en general, de todas las edades, porque es un género alegre. Hay una necesidad de poder encontrarse con el baile y también se viene viendo en el rock, post Cromañón. En el caso de la cumbia, te encuentra con Latinoamérica, que es una mirada que se había perdido y se recuperó. “Mirá, estoy bailando cumbia, que es lo mismo que bailan en México, Perú, Colombia y Uruguay.”
S. M.: –También es un género que hace participar al público. Las ruedas de cumbia son personas que se encuentran a bailar, un ritual. Y los músicos son un detalle, no tiene que ver con la lógica de estrella de rock y groupies. En su esencia tiene esa cosa de compartir y de igualar. Nosotros pensamos la música para que sea disfrutable y que la gente se vaya con una linda sensación cuando termina el show. Es una música amable.
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