Tomar nota. Fernando Cabrera, Hugo Fattoruso, Lidia Borda, Franco Luciani, Tomatito, Egberto Gismonti, Carlos Aguirre, Kevin Johansen y Dulce Pontes, nada menos, son los nueve músicos que nutrirán un convite sin fronteras. Una juntada plurinacional, para más precisiones, que bajo el nombre de Mestiza Música Festival se desarrollará entre mañana y el sábado próximo, siempre a partir de las nueve de la noche, en el teatro Coliseo (Marcelo T. de Alvear 1125). Tomar más nota. Cada uno de ellos se manifiesta ante Página/12 sobre lo que le compete individual y colectivamente. Desde luego que, por una cuestión obvia de latitudes, quehaceres y agendas, no coinciden el mismo día, a la misma hora y en una misma mesa, pero sí a través de un modo clave de los tiempos que corren: el virtual. O sea que Fernando Cabrera, Hugo Fattoruso, Lidia Borda, Franco Luciani, Tomatito, Egberto Gismonti, Carlos Aguirre, Kevin Johansen y Dulce Pontesesbozan entonces palabras, perspectivas y sensaciones sobre la proximidad de esta ‘pluripatriada’ musical.

Empieza Tomatito, menos conocido como José Fernández Torres. “Es importante llevar tu música a todo el mundo, y yo siempre estoy agradecido a la Argentina por querer contar conmigo en sus programaciones. Volver me llena de ilusión, tengo grandes amigos aquí, grandes músicos y compañeros que han aportado cosas a mi forma de hacer música. Siempre es un regalo volver a esta tierra, y más dentro de este festival que une a un artista local con uno extranjero. Me parece una idea maravillosa, estoy muy ‘gustico’ aquí”, sostiene el guitarrista gitano (nacido hace 56 años en Almería), que compartirá la primera fecha (el miércoles 22) con el armoniquista argentino Franco Luciani. “Particularmente, siento mucha felicidad por la convocatoria”, se acopla el rosarino universal, desde algún otro lugar del cybermundo.

Dice Luciani: “El Mestiza es una muy buena manera de demostrar lo que está pasando en el país, centenares de colegas con personalísimos proyectos y de gran nivel en cada rincón de Argentina. El intercambio con músicos de otros países es una idea muy buena y necesaria”. Luciani prevé hacer una suma entre sus dos agrupaciones actuales, el Tango Trío y el Grupo Folklore, que confluirán en un sexteto. “Es una manera de seguir demostrando lo que vengo haciendo desde hace años... elementos del tango y del folklore que confluyen en un solo repertorio”, anticipa Luciani, mientras Tomatito pone el acento en la banda familiar que lo va a acompañar en el concierto porteño: su hijo José, en guitarra; su hija Mari Angeles, en voz, y su sobrino Cristy, en guitarra. “Será un concierto flamenco, donde podréis oír mineras, tangos, tarantas y alegrías... un recorrido por los palos del flamenco que forman parte de mi discografía, de mis últimos trabajos. Y también haremos un guiño a Piazzolla, al que admiro enormemente”, adelanta el violero andaluz. “Y respecto de Luciani, me parece un gran armonicista, personalmente es que a mí me gusta muchísimo la música argentina en todas sus variantes. Me parece que es un chico con fuerza y estoy encantado de compartir escenario con él.”

La pregunta a Luciani sobre el hijo de Tomate es recíproca, y las flores también. “Tomatito es un músico que admiro muchísimo porque pertenece a un puñado de los más representativos músicos de su tierra. Un folklorista por así decirlo, pero en toda su amplitud, con la intención de justamente sacar la palabra ‘folklore’ de la común y errónea familiarización con lo hermético. Es un músico del hoy representando esa música de generaciones. Y lo hace en cada rincón del mundo... me siento muy identificado con eso”, señala este hijo dilecto de Hugo Díaz, sobre el contenido humano de la primera jornada de este ecléctico festival internacional, que proseguirá el jueves con una confluencia rioplatense: Fernando Cabrera + Kevin Johansen y su grupo The Nada. “Me parece genial que dentro de los festivales tan ‘mainstream’ que se dan hoy por hoy en Buenos Aires existan algunos más regionales y con figuras de países vecinos. Es algo parecido a lo que vengo haciendo con ‘El Vecinal’, aunque éste es más de cancionistas. Es una propuesta que va a encontrar un público ávido de conectar con artistas increíbles, que están a tiro y que, irónicamente, no vienen tan seguido”, dice el cantautor nacido en Alaska, que promete hacer algunos ‘oldies’ que hace mucho no toca.

“Yo sentí una gran alegría, ya que no todos los días uno puede compartir escenario con semejante grilla. Algunos ya los conozco y son amigos, otros los conoceré, y ese será el mayor beneficio de este festival para mí”, redondea a su turno el inspirado cantautor uruguayo Fernando Cabrera. “Hago mi música mirando atentamente hacia el pasado y también, más allá de que suene utópico, mirando atentamente hacia el futuro, parado en un eje o bisagra que es el presente. Estoy seguro de que todos los artistas de este festival, y muchos más también, piensan y actúan de la misma manera”, completa el oriental, cuyo set se adelantará un día al de otro sabio exponente musical del país celeste: Hugo Fattoruso. “Todos entendemos la importancia de este evento”, resume el pianista y acordeonista ex Opa y Shakers, que compartirá escena y día (este viernes) con un argentino de Entre Ríos (Carlos “El negro” Aguirre) y un brasileño de Río de Janeiro: Egberto Gismonti. “La verdad es que, dado el nombre, mi reacción inicial para participar de este festival fue de total desacuerdo, pero luego me di cuenta de que esto sería una propuesta interesante... creo que más que los músicos participantes es el público el que va a dar la última palabra sobre esta mezcla de propuestas. Además, es un ejercicio de libertad que no puedo me puedo perder, una buena oportunidad de experimentar la intercomunicación cultural, de creación sin fronteras”, es el punto de vista que el multifacético Gismonti le da a Página/12.

“Estamos muy contentos con mis compinches del trío”, remarca la pata argentina de la tríada del viernes, Carlos Aguirre. “Vamos a compartir con dos admiradísimos músicos que han marcado gran parte de nuestro recorrido como músicos a partir de sus osadías, sus búsquedas y sus hallazgos. Gismonti es una selva sonora y profunda con todo su colorido. Y Fattoruso representa el permiso, el juego, la creatividad frondosa expresada de una manera casi niña y con un swing increíble. Ambos son faros creativos”, expresa el pianista, compositor y cantor de Paraná.

El sábado 24, día final, tendrá un postre femenino: la cantora portuguesa Dulce Pontes y la genial argentina Lidia Borda. “Es la primera vez que participo en un festival en la Argentina que no sea sólo de tango o folclore argentino. Mi mirada sobre el género que canto, como lo he demostrado con mis trabajos, no es purista. Quiero decir, soy parte de una generación que se ha alimentado de mucha música popular y de muy buena calidad. Por eso aparece mi necesidad de expresar otras cosas, y me parece importante que se produzcan festivales que abran el abanico de géneros”, destaca Borda. Pontes, una de las mejores voces actuales del fado portugués, llega con intensas expectativas a su primera visita a Buenos Aires. “La posibilidad de expresarme con la música es una enorme bendición que agradezco a Dios todos los días. Llevo veintisiete años cantando y espero por lo menos otros veinte”, manifiesta la cantora desde el otro lado del Atlántico. Es, dicho está, la primera vez que cantará en la Argentina y por lo pronto tiene previsto presentar piezas de su último disco (Puertos de abrigo), en el que recrea “Sólo le pido a Dios”, de León Gieco; “Vamos Nina”, de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer, y “Alfonsina y el mar”, de Ariel Ramírez y Félix Luna, entre otras piezas clave del acervo argento. “La idea es hacer un viaje poéticomusical entre el fado y el folclore de Portugal, más esos temas de autores argentinos que tanto amo. Además, la misma noche en la que toca Lidia Borda, que es una excelente intérprete. Me da mucho gusto conocerla y crear junto con ella ese mestizaje de formas de sentir”, se entusiasma la portuguesa.

–¿Entienden este festival como algo que le cabe exclusivamente a estos tiempos o lo piensan como algo “atemporal”?

Fattoruso: –Están “escasos” estos festivales. Le cabe a la época, porque las personas necesitan asistir y disfrutar de estas propuestas.

Pontes: –No sé... para mí todo es efímero.

Borda: –Yo no sé si decir que es atemporal, porque eso lo dirá el tiempo. Sí creo que es absolutamente valioso en este momento. Insisto en esta nueva manera de no ser excluyentes. Eso sí es algo que piden estos tiempos. El tango siempre fue, por un lado exclusivo, y por otro lado excluido. En festivales de tango era impensado el repertorio de otros géneros, cuando yo siempre tuve el pensamiento de que el tango es parte del folclore, de la música latinoamericana.

Tomatito: –La música, al ser universal, es atemporal. De cualquier manera, es importante que se hagan festivales y éste me parece un festival que se abre a las músicas del mundo. Yo comparto la idea de que bajo un mismo prisma tengamos cabida músicos de diferentes géneros.

Gismonti: –La mezcla es atemporal, es contemporánea y necesaria como alimento de la libertad y la creación.

Luciani: –Que sea representativo de las músicas que pintan paisajes, de las músicas que representan la idiosincrasia de los pueblos, más allá de las modas, hace que sea atemporal. No revienta las taquillas de los ranking comerciales. No, sino que siempre está.

Johansen: –Es necesario, porque son músicas que están pidiendo pista por un público específico que creció mucho, se amplió por una nueva camada generacional que se nutre de sonidos regionales más cercanos.

Aguirre: –Este es un momento en el que muchas expresiones del mundo se pueden conocer gracias a las herramientas comunicacionales, pero a la vez los diferentes músicos vienen con su carga ancestral y un recorrido atemporal en sus búsquedas.