Lo que inicialmente comenzó como un rumor, la semana pasada dejó de serlo: las integrantes de CocoRosie, bastión de la generación 2000 del indie global, están en Buenos Aires. El secreto se quebró luego de que, aprovechando su estadía, se improvisara un recital de la dupla en Niceto Club. Al igual que en sus otras incursiones en la capital argentina, el proyecto de las hermanas Casady regresó por razones laborales. Pero esta vez no vino a presentarse en vivo, sino a grabar su nuevo disco. Primero de- sembarcó Bianca (Coco), porque también precisaba ultimar los detalles del que será su álbum debut en solitario, y luego se le sumó Sierra (Rosie), para consumar en los próximos días el sexto trabajo de la agrupación franco-estadounidense. “Será un espectáculo divertido”, adelanta Bianca, quien volvió al país tras su conmovedor show de 2013 en el mismo escenario que la recibirá esta noche, a las 21, en Niceto Vega 5510. “Nos acompañará Tez, beatmaker de París, y Takuya, tecladista de Nueva York, con los que fuimos la última vez.”

–¿Por qué decidieron grabar su nuevo disco en Buenos Aires?

–Conocimos al ingeniero y productor argentino Nicolás Kalwill hace algunos años y desde entonces nos gusta trabajar con él. En realidad, vine a hacer mi disco solista con él, pero, una vez que terminamos, me manifestó su deseo por producir también el nuevo disco de CocoRosie.

–¿Cómo se conocieron?

–A través de unos amigos a los que les preguntamos si conocían a un buen ingeniero de sonido y nos sugirieron su nombre. También leímos sobre los estudios Panda, que están muy bien equipados con un piano y micrófonos muy vintage. Así que en la Argentina están nuestro ingeniero y estudio favoritos. Sin embargo, Nico, con el que trabajamos en los dos últimos discos de CocoRosie (Grey Oceans, de 2010, y Tales of a Grasswidow, de 2012), nos comentó que estaba haciendo su propio estudio y vinimos a probarlo.

–¿Y cómo será ese nuevo álbum?

–Está muy relacionado con nuestro primer disco. Será más lisérgico, más simple y más clásico. Debido a que en los últimos años experimentamos mucho, nos fuimos complejizando. Por eso quisimos volver a la raíz minimalista.

–¿Tendrán invitados?

–El disco lo haremos mi hermana y yo. El único invitado será el baterista argentino Fernando Samalea, quien también tocó en mi álbum solista.

–¿El nuevo repertorio incluirá algún otro guiño a la Argentina?

–Uno de los temas tendrá una cadencia muy parecida a la cumbia, género que descubrimos acá. Pero, honestamente, no conocemos a algún otro artista argentino y poco sabemos acerca de la música local.

–Tomando en cuenta que su disco anterior fue realizado en Islandia y el primero en Francia, ¿de qué manera influye el entorno en sus canciones?

–Las canciones del disco anterior las compusimos alrededor del mundo, en casa, en donde fuera. Sólo fuimos a Islandia para terminar la producción. No hay razón para que nuestros temas sean lógicos porque disfrutamos de la imaginación, lo que nos lleva a escribir sobre otros planetas y lugares.

–¿En qué se diferencia su propuesta unipersonal de la de su banda?

–Son experiencias muy distintas. El armado de mi disco, en el que venía trabajando desde hace dos años y cuya mezcla terminé en Buenos Aires, fue muy divertido porque pude explorar estilos que quizá no cabían en CocoRosie. Además, quería mayor libertad, porque no estoy siempre de acuerdo con lo que propone mi socia en el grupo.

–También era una buena chance para descubrir quién es quién en CocoRosie...

–Puede ser. Es difícil de explicar, pero quizá yo sea el lado oscuro de CocoRosie...

–¿Por qué decidió hacer el nuevo disco de su proyecto grupal al mismo tiempo que terminaba el suyo?

–Seguramente será un reloj biológico el que hace que cada dos años hagamos un disco. Mi hermana y yo fuimos a una granja del sur de Francia para concretar la primera parte, que fue la de componer algunos temas, y vinimos acá a materializar esas ideas.

–Ustedes sobrevivieron a las escenas freak folk y New Weird America, al igual que a las etiquetas y los prejuicios, sin correrse de su naturaleza artística, y eso es lo que les valió el respeto y la admiración por su obra. ¿Cómo se siente al respecto?

–Estoy muy bien. Desde hace varios años participamos en muchos proyectos diferentes y formamos parte de sellos independientes. Así que disfrutamos plenamente de la libertad. Adoramos esta vida porque nos sentimos en casa a donde quiera que vayamos y sólo por eso ya somos afortunadas. Tenemos la fuerza y la alegría para seguir adelante.