Jue 30.04.2015
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MUSICA › EL DúO POLAROID PRESENTA SU DEBUT AGORA EN EL TEATRO DEL VIEJO MERCADO

“Somos herederos de la canción cubana”

Los jovencísimos cantautores Juan Carlos Suárez y Miguel Díaz salieron por primera vez de la isla para girar por la Argentina. El show de esta noche será el cierre del tour, tras presentarse a la tarde en la Feria del Libro.

› Por Sergio Sánchez

Los tiempos de cambio que se asoman en Cuba se reflejan también en la música y las expresiones artísticas en general. Y eso se percibe en las canciones del dúo cubano Polaroid, integrado por los jovencísimos Juan Carlos Suárez y Miguel Díaz, quienes se encuentran en la Argentina presentando su disco debut, Agora (2015). Se trata de la primera gira que realizan como proyecto musical y, además, es la primera vez que salen de la Isla. Todo un acontecimiento. Llegaron al país los primeros días del mes y se dieron una panzada de argentinidad: tocaron en Bahía Blanca, Neuquén, Mendoza, Río Negro, Mendoza, Córdoba, Tucumán, Salta, Chaco, Posadas, Santa Fe (Rosario) y hoy se presentarán en territorio porteño por partida doble. Por la tarde visitarán La Feria del Libro y a las 21 coronarán la gira en el Teatro del Viejo Mercado (Lavalle 3177). Enrique Carballea, productor de Polaroid y manager del trovador Santiago Feliú, fallecido el año pasado, explica por qué la Argentina surgió como primer destino: “Santi estaba acostumbrado a que la gente estuviera en silencio cuando cantaba. El respetaba mucho al público argentino por su devoción hacia la canción, al oído, a esos silencios que se establecen en el escenario; de pronto te da la impresión de que no hay nadie, pero cuando se termina el tema te das cuenta de que hay mucha gente”.

Cuando Carballea les contó a Suárez y Díaz que la primera plaza sería la Argentina, la respuesta fue inmediata: “¡Este está loco!”. Es que ni siquiera habían grabado un disco ni girado por Cuba. El desafío sonaba más que ambicioso e implicaba una “tremenda responsabilidad”. Estos músicos de La Habana reconocen que la tradición de canción de autor que hay aquí les inspira mucho respeto. Ese género es precisamente con el cual se sienten más identificados: la canción de autor. Si bien su música construye un íntimo diálogo con la trova cubana, también se respiran otras influencias, como el “rock sudamericano” y el country. “Somos herederos de la canción cubana, desde Sindo Garay hasta Santiago Feliú, pasando por Silvio (Rodríguez), Pablo (Milanés) y Noel Nicola. Se trata también de ver la canción y la trova desde un punto de vista de nuestras experiencias particulares, en el contexto en donde vivimos, y también de las influencias musicales que tenemos”, explica Suárez, guitarrista y compositor. Y su compañero Díaz, de 21 años, suma: “Lo importante es el respeto por nuestro país, por nuestros padres, por nuestros gustos. La banda sonora de nuestras vidas es Silvio, es Pablo. Nuestra forma de respetar es ser cuidadosos y sinceros con lo que hacemos y lo que decimos”.

Se reconocen como “continuadores de la canción”, sujetos a “una búsqueda irreverente de la belleza en medio de estos tiempos turbios y de sueños de esperanza”. Ese aroma entre la nostalgia y la incertidumbre se puede oler en canciones como “Agora”, que da nombre al disco: “Hay un mundo siempre afuera falso y despintado/ donde la belleza no encontró su manto / (...) Y siento el deseo secreto del niño de antaño / del cantor lejano que se perdió”, cantan, en esta suerte de manifiesta de época. Como bien lo anticipa el nombre del dúo, las canciones son como instantáneas del acontecer político de la Isla. Mientras los gobiernos de Estados Unidos y Cuba se acercan para intentar destrabar el bloqueo económico que lleva más de cincuenta años –o, al menos, para mejorar las relaciones entre ambos países, como se pudo ver en la Cumbre de las Américas–, el gran desafío del pueblo cubano, entienden los músicos, es “no perder la identidad”.

“Hay anhelo por el cambio, pero también hay desconfianza”, apunta Suárez. Y se explaya: “La gente en la calle se da cuenta de que viene un cambio, pero hay que tener cuidado porque no todo es tan bueno. Como cubanos, tenemos una larga historia de resistencia, de defender principios y valores determinados. Es bienvenido un cambio, pero siempre que sea para bien y que nosotros podamos determinar el camino a seguir. El cambio no significa dejarnos tragar. Tenemos una inteligencia adquirida por los años que no nos va a permitir dar pasos en falsos. Y cumplir con el compromiso de defender la canción, de defender una tradición importante. La cultura es la cara de un país y los músicos tenemos que estar a la altura”. A su turno, el experimentado Carballea, analiza: “Cuba está en un momento de giro, pero hace muchos años está en esa situación”. Y Díaz remata: “Nos toca apoyar todo este proceso haciendo canciones y componiendo. Es un cambio fuerte para el país y todos estamos a la expectativa”.

Los cubanos cuentan que lo último que llegó a la Isla fue la música de la generación de Cerati. Un poco antes, pudieron disfrutar a Spinetta, Fito, Pedro Aznar, Charly García. Lo que vino después es un bache, una nebulosa. “Hubo una corriente de artistas que visitaban mucho la Isla, como Baglietto y Fito, pero eso lamentablemente se cortó”, se apenan, con esa voz bajita que apenas se escucha. “Como no hay Internet, no te enteras. Una hora de internet te cuesta un tercio del salario del mes”, enfatiza Carballea y sus palabras resuenan en el bar de San Telmo como si hablara en otro idioma. “A veces, viene un amigo y te dice ‘tengo unos discos de Cerati’ y te emocionas como si fuera la primera novia”, bromea Díaz. Durante el concierto, el dúo, que estará acompañado por el guitarrista Roberto Luis Gómez (que escoltó a Feliú en sus últimos años), promete repasar canciones de Silvio, Nicola y una versión de “Muchacha ojos de papel”, además de presentar las canciones propias. También le brindarán un homenaje a Feliú, a quien le dedicaron “San Cantor”. “Es una canción melancólica que escribimos después de la partida de Santi, pero más allá del dolor es un tema feliz”, describe Díaz. “Es nuestro homenaje para un tipo que tuvo los cojones reales de no transar nunca con la mediocridad”, define Carballea, su amigo y manager histórico.

–En este disco, ¿trataron de llevar más allá el género de la trova y ampliar sus fronteras musicales?

Juan Carlos Suárez: –Hay temas con un estilo más trovero, pero también otros como “Sólo caminar” y “Libro”, que tienen una contemporaneidad, una modernidad en el uso también de las guitarras y las afinaciones. Somos dos jóvenes cantautores que estamos insertados en un contexto sonoro que no sólo se remite a Cuba.

Enrique Carballea: –Hace años le hice una entrevista a Silvio para un documental y me dijo que “a veces las cosas ocurren o te ocurren”. Creo que todos los autores del mundo, cuando ponen la mano en una guitarra, no saben hacia dónde van. Es pretencioso a veces creer que uno tiene verdades. La guitarra te dice las verdades, te dice la música, para dónde va a fluir la historia. Si ellos decidieron afinar la guitarra en varias afinaciones, cosa que ha hecho Santiago Feliú o Tomatito, es algo natural y normal. Cuando tú pones un dedo en esa guitarra te va a salir un sonido que habitualmente no estás oyendo y te va a sorprender. La particularidad de ellos dentro de la canción cubana en estos momentos no está ni en los textos ni en la música, está en la actitud. La actitud es fundamental y es una de las cosas que ha perdido la canción de autor cubana, que se encerró en un círculo vicioso muy raro. Ellos han trazado su rumbo, su norte, hacia ése lugar. Es retomar la manera en que los primigenios se dedicaron a hacer eso, que era para divertirse, independientemente de que ayudes a pensar. Si lo haces conscientemente, perdiste la mitad del camino, porque dejaste la espontaneidad. El día que ellos dejen la espontaneidad dejarán de ser Polaroid. Son como guerrilleros, como guitarreros revolucionarios que andan escondidos por ahí haciendo otra revolución.

–¿Y ese desvío de la canción tiene que ver con una búsqueda comercial o con qué?

E.C.: –Tiene que ver con la sociedad, con el mundo. El mundo ha cambiado, el sonido ha cambiado y los trovadores cubanos se han visto atrapados en eso. Y la guitarra no les responde como tiene que responder. Lo único que no puedes traicionar es la guitarra, porque la guitarra al final te pasa la cuenta. Y terminas, entonces, haciendo la canción que te imaginaste que va a pegar en la radio o te va a llevar a tocar a los sitios nocturnos. Uno es artista en el baño de su casa. No hay actitud más coherente, más importante y real que la soledad del compositor. La guitarra es tu matriz, es la que te va a comunicar con esa gente a la que decidiste abrirle la puerta y por un problema de ego desubicado saliste de tu casa para meterlo en un escenario, pero el verdadero autor es el que compuso en su casa.

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