MUSICA › GUILLERMO DI PIETRO PRESENTA ADSTRATOS, EN EL CAFE VINILO
Después de tres discos con variaciones sobre Luis Alberto Spinetta, Charly García y Fito Páez, el pianista cordobés aborda dieciséis versiones de la música popular rioplatense, con Liliana Herrero, Fernando Cabrera y Hugo Fattorusso como invitados.
› Por Cristian Vitale
Dice “adstratos” y resuelve mil cosas en una. Así se llama su nuevo disco, por empezar, pero todo quedaría a medias si no se va al profundo de la intención. Adstratos, igual que parastrato, significa que dos lenguas conviven en un mismo espacio. Alude a la comunión de lenguas, una que estaba y sigue y otra que llega y se queda. Impecable síntesis, entonces, para pasar a lenguaje estético y explicar Adstratos –el disco– que el estupendo pianista cordobés Guillermo Di Pietro presentará esta noche, a las 21, en el Café Vinilo (Gorriti 3780). “Este trabajo sintetiza todas las búsquedas que vengo haciendo desde el primer disco”, enmarca él, tirando un link a un pasado intenso en interpretaciones (Variaciones sobre Luis Alberto Spinetta, Charly García y Fito Páez) y volviendo a un hoy inmediato que traduce el significado del nombre del disco al terreno musical: él, que estaba y sigue en su senda pianística, con otros que vienen y se quedan a convivir un rato con ellas. Caso Fernando Cabrera. Y casos Liliana Herrero y Hugo Fattoruso, quienes, además de participar en la grabación, acompañarán a Di Pietro en el convite. “Es un lujo para mí... Si había intérpretes que yo imaginaba que iban con mis ideas de ‘versión’ eran ellos. Y ahí están, hermosos”, se emociona el músico nacido en Marcos Juárez.
–Y un título que le resuelve el todo con una palabra...
–Sí. Adstratos es la palabra que mejor conceptualiza este trabajo, o mejor, este modo de trabajar. Un adstrato es una fuerza que produce un encuentro entre dos lenguas. Yo prefiero pensarla entre dos lenguajes musicales. Pienso que en ese sentido un adstrato es una fuerza que gracias a un encuentro lleva hacia un nuevo modo de decir lo ya nombrado.
Adstratos, el disco que sucede a la saga de variaciones Spinetta-García-Páez, consta de dieciséis versiones de la música popular rioplatense, que Di Pietro lleva a matriz pianística, como en sus anteriores trabajos, pero con una coda para nada menor: no todas corresponden al mismo autor. Y además hay tres versiones cantadas: “No soy un extraño”, de Charly García por Liliana Herrero; “Tema de Pototo”, del tándem Spinetta-Molinari, por Fernando Cabrera; y “Giros”, de Fito Páez, por Hugo Fattoruso, que también toca el acordeón. “Yo tenía mis demos de ‘Rompan todo’ y de ‘Más largo que el Ciruela’, entonces se los mandé para que Fattoruso los escuche y le gustaron mucho. Esas versiones posibilitaron todo lo demás. Intercambiamos mails y le propuse grabar para el disco. Aceptó y se puso a disposición para tocar. De todas maneras, sólo propuse el marco sonoro, todo lo que toca en el disco es inventiva de él. Una dulzura fuera de serie. Hizo cosas maravillosas”, comenta Di Pietro, sobre la participación del tecladista y acordeonista uruguayo.
–¿Por qué presenta al recital de hoy como “Solos, juntos y revueltos”?
–Porque cuando nos juntamos a grabar para el disco estuvimos conversando y quedó abierta la posibilidad de hacer algo juntos y ahora se dio el momento. Hacemos tres conciertos en uno. En mi caso será la oportunidad para presentar del disco. Lo de “Solos, juntos y revueltos” es porque así serán los conciertos: tocaremos solos, juntos –tenemos un repertorio beatle, gardeliano, uruguayo, argentino preparado para estos conciertos– y revueltos, porque hay margen para ver qué sucederá en el escenario. Estoy contento porque Hugo es de los mejores tecladistas del planeta, una universidad entre nosotros. Un fuera de serie, absolutamente sin molde. Todo lo que toca lo convierte en una música preciosa, además de brindarse con una calidez enorme. Sabiduría oriental, eso es Hugo... Todos lo admiramos.
–¿Cuáles fueron las variaciones “específicas” en el “Tema de Pototo”, por Cabrera, el otro oriental invitado?
–Sus fraseos. El piano hace algo cargado, pero muy simple para generar una tensión con eso. Quise darle espacios para que él se moviera con fluidez y pudiera cantar como lo hizo, pero teniendo en mente que es un disco de un pianista. Igual, lo fantástico es que llevó el fraseo de cada verso al límite de la variación. Cada verso está cantado de manera distinta y, a la vez, con una cohesión asombrosa. Fernando me hace acordar mucho a Goyeneche por esa manera que tiene de decir cada palabra, de enfatizar, pero con la impronta del rock que me acerca mucho a su música.
–¿Y Liliana Herrero?
–Liliana canta en una tonalidad y el piano está en otra durante todo el tema, porque “No soy un extraño” tiene una ambigüedad tonal que te permite eso. Eso es Charly, maestro total. Yo escuchaba como una tensa calma en esa ambigüedad. Me parece que hay algo que incomoda, pero no se sabe qué. Eso me gusta. Y para mí Liliana grabó una versión antológica. Lo que canta ahí no se puede creer. Todo grabado en vivo, la toma es directa. Llegó a un clímax que no se puede creer, porque le agregó una modulación más al tema, una repetición al final que no está en el original. Ese arreglo le permitió llegar al clímax al que llegó. Cuando terminó me dijo: “¿Esta es la toma, no?”. Yo estaba lagrimeando de la emoción... Cuando apagaron los micrófonos la fui a abrazar. Una grabación inolvidable.
Una grabación que también expresa a Di Pietro en su formato original (solo con su piano) en diversas piezas como “Esa tristeza”, de Eduardo Mateo; la irrompible “Rompan todo”, de los Shakers; “El otro cambio, los que se fueron”, de Litto Nebbia; y la maravillosa “Me voy quedando”, del Cuchi Leguizamón, entre otras. “Traté de pensar las canciones, de buscarles otra posibilidad de ser escuchadas. En ningún caso trato de mejorar o embellecer las canciones que elijo. Son preciosas así como están, lo que intento es ofrecer otra opción de escucha. Está claro que no las pienso desde la idea de cover, más bien me gusta pensarlas como las piensa Liliana: como comentarios. Esa idea me estimula mucho. A veces más lúcidos, otras no tanto, pero son intentos, ensayos, pruebas... Nada definitivo ni cerrado. Sigo intentando encontrar huecos por donde mirar algunas de las canciones más hermosas que se han elaborado por estos lados”, concluye el pianista, aunque no parezca una conclusión.
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