MUSICA › CICLO CON OBRAS DE ARGENTINOS RADICADOS EN FRANCIA
Tres conciertos en el Centro de Experimentación del Teatro Colón darán cuenta de los caminos de autores sumamente diversos que, sin embargo, comparten una rareza: se consideran parte de una “música contemporánea argentina”.
› Por Diego Fischerman
Pertenecen a tres generaciones de autores nacidos en la Argentina. Y si se tienen en cuenta las circunstancias por las que decidieron radicarse en Francia, la época en que lo hicieron y, por qué no, orígenes musicales tan variados como haber tocado con Pia- zzolla o con Spinetta o haber ganado premios con obras electroacústicas, el panorama no podría ser más variado. Todos, no obstante, ostentan una rareza en común. Son famosos en Europa pero en su país natal sus obras casi no se tocan y varios de ellos no han regresado nunca. Y, sin embargo, todos se definen a sí mismos como “compositores argentinos”.
Quien observó esta particularidad –que no se verifica de la misma manera con músicos de otras nacionalidades– y decidió rastrear en las huellas musicales que tal seña de identidad podría provocar, fue el también compositor y docente Martín Liut, que a partir de su trabajo en la Universidad de Quilmes eligió ese campo como tema de investigación. Antidiáspora, el ciclo de conciertos que comienza hoy en el Centro de Experimentación del Teatro Colón (CETC), fue curado por él y abarca, precisamente, ese universo. Con la participación del excelente trío francés K/D/M (Gilles Durot y Victor Hanna en percusión y Anthony Millet en acordeón), esta noche, mañana y el sábado 8, siempre a las 20, se presentarán obras de Martín Matalón (su Traces X, para acordeón, y K/D/M Fragments, dedicada al grupo), Luis Naón, Tomás Gubitsch, Gustavo Beytelman, Juan José Mosalini, Lucas Fagin, Gabriel D’Adamo, Fernando Fiszbein, Santiago Diez-Fischer, Fernando Garnero, María Misael Gauchat, Facundo Llompart y Alejandro Schwarz. Además de los conciertos, K/D/M realizó, el martes pasado, un taller destinado a compositores y estudiantes de composición cuyo objetivo fue abordar los modos y las dificultades propios de la escritura para el atípico instrumental del grupo. También habrá una mesa redonda, mañana a las 19, y el próximo martes 11 habrá una charla de Liut.
“Muchos viven afuera, muchos son interesantes y aquí no se conoce a casi nadie, por eso Antidiáspora”, resume el compositor Miguel Galperín, director del CETC. “Creemos que la cuestión de la identidad implica necesariamente la biografía de estos autores, por eso su música se integra con microdocumentales que hemos ido haciendo sobre ellos.” Estos films, que se proyectarán en la mesa redonda y en la charla, ponen en escena lo que Galperín caracteriza como “un proyecto no archivístico”. Por un lado, cuenta que “se tuvo un especial cuidado en que los conciertos estuvieran programados como tales, que no fueran una mera colección de nombres u obras sino que tuvieran un sentido y musicalmente funcionaran de manera fluida”. Por otro, afirma que “en la medida en que la identidad es algo más bien indefinible, todos se definen argentinos. En la vida eso no es difícil. En la música es más complejo. El próximo año haremos lo mismo con compositores que viven en los Estados Unidos, como Marcelo Toledo, Juan Pampin, Pablo Ortiz y Tomas Gueglio”.
Liut, por su parte, cuenta que “de los 20 compositores que participamos en el libro Nuevas poéticas en la música contemporánea argentina (compilado por el musicólogo Pablo Fessel y publicado por la Biblioteca Nacional), la mitad estaba viviendo en el exterior. Lo que me llamó la atención no fue tanto el porcentaje en sí, sino el hecho de comprobar que tanta gente que estaba desarrollando su carrera como compositores en diferentes países del mundo se hubiera sentido interpelada por esta idea de una ‘música contemporánea argentina’. En 2011 comencé a dirigir un proyecto de investigación en la Universidad Nacional de Quilmes que se tituló Territorios de la música contemporánea porque una de las preguntas fue, precisamente hasta dónde y con quiénes se podía pensar a este campo de la música”. Por otra parte: “¿Qué hay de argentino en la música de estos compositores? Las huellas de lo argentino son en general sutiles y muchas veces del orden de lo privado. La Argentina es, me parece importante recordarlo una ‘experiencia’ y no una ‘esencia’. La mejor prueba de ello es que todos han aceptado al menos una vez ponerse en diálogo con el tango. En cambio, sólo los más jóvenes pueden citar al ‘rock nacional’, sencillamente porque los que se fueron a Francia en los ’60 y los primeros ’70 no tuvieron esa experiencia. Lo ‘argentino’ se manifiesta bastante a través de la experiencia literaria: Borges, Saer, Cortázar, Copi, Gelman son autores a los que varios han acudido cuando se vieron ante la necesidad de trabajar con textos. Lo que no quita también el uso de otras literaturas, siguiendo también lo que es una larga tradicion argentina, el cosmopolitismo.” El programa de Antidiáspora incluirá, hoy, las obras Traces X, de Matalón; Furia porteña, de D’Adamo, y Portraits crachés, de Naón. Mañana se presentarán Isochronic junk-box, de Fagin; Allegros, de Fiszbein; Tres ciegos, de Diez-Fischer; N.T.P.M., de Garnero; Opsis, de Gauchat, y Poética, de Llompart. Y el sábado habrá dos obras de Beytelman (Rush y Nouvelle ouvre), dos de Gubitsch (Tres nada tristes tigres y Contra vientos y mareas) y se interpretarán también Naomi, de Mosalini; Viento de milonga, de Schwarz, y K/D/M Fragments, de Matalón.
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