Mar 25.08.2015
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MUSICA › INCOGNITO, ACID JAZZ PARA ESTA NOCHE EN EL TEATRO OPERA

“Nunca me aburro en Londres”

Jean-Paul “Bluey” Maunick es guitarrista y líder de la agrupación fundada en 1979, que presentará Amplified Soul. “Tengo músicos jamaiquinos, trinitarios, portugueses e italianos. Esa mezcla permite que la escena inglesa pueda seguir ofreciendo variedad”, dice.

› Por Yumber Vera Rojas

Luego de que fuera rechazado como cantante en una audición de Brand New Heavies, Jay Kay no sólo decidió formar su propia banda, sino que se encargó de cauterizar a los pioneros del acid jazz. Al punto de que tras tres visitas de Jamiroquai a la Argentina (la última sucedió en 2013), en las que contó su propia versión del género, Incognito (se pronuncia tal cual se lee, sin acento) podrá mostrar por primera vez en Buenos Aires las credenciales que avalan su condición de padrino del estilo creado a partir de la asociación de funk, soul, R&B y música disco. “Esperamos mucho este momento”, afirma desde su estudio en Londres, y antes de su desembarco porteño de esta noche, a las 21 en el Teatro Opera Allianz (Corrientes 860), JeanPaul “Bluey” Maunick, guitarrista y líder de la agrupación inglesa fundada en 1979. “Estamos muy complacidos con este viaje. Si bien tocamos en un montón de lugares alrededor del mundo, Argentina era una deuda para nosotros.”

–Para equilibrar su tan demorado debut en el país, Incognito viene con nuevo álbum de estudio, Amplified Soul (2014). Tomando en cuenta que su discografía es extensa, ¿en qué se diferencia este trabajo de los anteriores?

–No hay mucha diferencia ni cambios con respecto a lo que hicimos antes. Aunque las letras son diferentes, tenemos nuevas melodías, y hay una renovada pasión por la música. Y es que para mí hacer un álbum no es un trabajo, sino una expresión de este viaje por la vida. Así que creo que tenemos buenas historias para contar. Además, a nivel técnico, en esta ocasión regresamos a la grabación en el formato analógico, pues registramos todas las canciones en cintas. Estuvo bueno porque los jóvenes que estuvieron involucrados en el disco nunca conocieron esa manera de grabar ¡Tenías que verles las caras que ponían cuando estábamos en el estudio! Me sentí un abuelo que veía cómo los chicos abrían los regalos.

–¿Cuál es el secreto para mantenerse activo y vigente a lo largo de todos estos años?

–Tanto en mi caso como en el de la banda, nunca perdimos el amor por la música. A mí me da mucho placer volver al estudio y componer, porque nunca consideré un trabajo lo que hago. Por eso es que siempre me aparecen oportunidades para hacer cosas. A veces, cuando el artista se hace rico o deja de girar, siente placer de poder dormir más o de tomarse vacaciones. Pero se desconecta de todo lo que tiene que ver con las canciones: la comunicación, la información, la necesidad de saber qué sucede en el mundo o la inquietud por conocer lo que piensa la humanidad. Y eso es lo que empuja el sonido que uno crea.

Luego de más tres décadas de trayectoria con su grupo, que dejó como legado doce álbumes, y tras colaborar con artistas del calibre de Stevie Wonder, Maunick lanzó en 2015 su segundo disco solista, Life between the Notes, que sucede a Leap of Faith (2013). “La diferencia entre ambos proyectos es muy pequeña porque soy yo el que las lleva adelante”, argumenta el músico de 58 años, de origen mauriciano. “Aunque mi último trabajo en solitario está inspirado por la forma de trabajar de Al Jarreau, al punto de que participó en la grabación. Y es que él se dedica al rol de cantautor cuando no produce a otros artistas, lo que me dio la idea de mostrar mi nuevo repertorio de esa manera. Después de juntarme con el productor del disco, el italiano Mario Biondi, llamé a Al, y a éste le encantó la idea. Así que, tras componer los temas, fui a verlo, y durante la escucha me preguntó quién era el que estaba tratando de ser él. Como supondrás, eso me puso muy feliz.”

–¿Qué opinión le merece la evolución del acid jazz?

–El acid jazz tomó un rumbo que me encanta. Si bien el género fue el punto de conexión entre el jazz y el funk en 1979, y su forma de comprender el groove cambió en los ochenta, lo más interesante de todo esto fue el movimiento que generó. No fue una cosa de una sola banda, sino que también estuvieron involucrados clubes, DJs, bailarines, buscadores de talentos y visionarios como Gilles Peterson. En el Reino Unido fue toda una explosión cultural. Cuando sos parte de algo así no estás solo, pues hay otra gente que te ayuda a que eso fluya. Aparte de agrupaciones del tamaño de Brand New Heavies o de Galliano, hubo artistas comerciales y otros más retro.

–¿Y cuál es la principal característica de Incognito por sobre el resto de los artífices de la escena?

–Nuestra principal característica es la voz, porque siempre estuvo a la altura del resto de los instrumentos. Y eso derivó en la concepción del concepto de colectivo. Como los músicos iban y venían, nunca tuve a la misma formación (la integrante más antigua en el grupo, después de Maunick, es la cantante Maysa Leak).

–¿Cómo es el concepto del ritmo en la música británica en esta época?

–Como ciudadano británico que sigue los movimientos culturales, es muy interesante lo que está pasando. En mi banda tengo músicos jamaiquinos, trinitarios, portugueses e italianos, y esa mezcla es lo que permite que la escena inglesa pueda seguir ofreciendo variedad. Hoy hablo con mi baterista, que es bastante chico, acerca de la manera en que el drum and bass impulsó el movimiento a otro nivel, y es una historia emocionante. Nunca me aburro en Londres, y menos con lo que pasa en su movida underground. Los jóvenes hacen una música muy loca en esta época, y su imaginación es infinita. Aunque estoy muy contento no sólo con lo que pasa acá, sino también en el resto del mundo. Cualquier estilo que me sorprenda, lo voy a disfrutar.

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