Una imagen lo voló. Era una noche de luna llena, en una fiesta de cumpleaños, y los anfitriones habían puesto en la terraza unos farolitos chinos, con el fin de echarlos a los cielos “a modo de festejo”. Javier Sánchez estaba ahí y... medio que se dejó llevar. O más que medio, tanto que esos farolitos terminaron dándole el nombre para su nuevo disco. Un disco de “folk urbano” que el cantante y compositor presentará este hoy a las 19 en la sala federal del Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151). “Está bien lo de folk urbano, porque me crié y vivo intensamente en Buenos Aires. Es cierto que recorrí todo el país y algunas ciudades del mundo, pero el foco de mi ojo fotografía instantáneas de la ciudad y su fauna, sus amores, desamores, oscuridades y luces. Igual, me gusta más no estar en ningún compartimiento, o no tener rótulos ni obligaciones por hacer tal o cual género. Simplemente hago canciones, y puede ser una cueca, un funk, un vals francés o un pop netamente beatle”, (se) define Sánchez, que promete un recorrido por casi todas las canciones del disco, más algunas “emblemáticas” de discos anteriores, con catorce músicos interactuando con el público. “Habrá trío de cuerdas, set de vientos, acordeón, batería, percusión, guitarras eléctricas, charango, cuatro, bajo, sintetizador y muchas voces cantando además de la mía”, vende el hombre, que llegó a tocar con Joaquín Sabina y Lalo de los Santos.

Farolitos chinos, producido por Juan Carlos Baglietto, cuenta con trece piezas “de varios palos, géneros e improntas” compuestas por el mismo Sánchez, y las participaciones de Kevin Johansen, Ana Prada, Fernando Barrientos, Barbarita Palacios y el mismo Baglietto. “Después de pasar por tantos géneros, hoy estoy en un lugar al que sólo pude llegar por transitar todo eso. Creo que hago un estilo de canción con un sello propio, más allá de las influencias o de la licuadora musical que tengo en la cabeza. Me parece que cuando alguien escucha mi música, la identifica claramente conmigo, aunque esté dentro del género de cantautores que se escuchan hace algunos años. No puedo negar que desde fines de los 90 a esta parte empezaron a aparecer algunos cantautores que luego fueron más conocidos. De todos modos, en los 80 yo ya recorría bares y algunos escenarios tocando mis canciones, aunque no había entrado en ‘el mercado’. Este disco creo que refleja un poco todo esto”, profundiza el cantautor, que encuentra una unidad en la diversidad. O explica el todo por la parte, mejor dicho, a través de tres temas: “Doble click” (“por su influencia netamente beatle”); “El dirigente” (“por la mirada ácida y comprometida de una situación sociopolítica concreta”) y “Caminito del agua”, “porque su letra, breve y simple refleja mi postura filosófica en el mundo que me toca actuar”, resuelve Sánchez, que no tienen pruritos en igualar entre sus influencias históricas a Los Panchos, Mozart, Bob Dylan “y las voces de la calle, obvio”.