Vie 27.11.2015
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MUSICA › IRINA HAUSER PRESENTA SU ESPECTACULO SACATE TODO

“La música me da sensación de vitalidad”

La periodista y cantante interpretará canciones propias, que la muestran como letrista y compositora, y canciones “impropias”, según define, en las que versiona a un abanico de mujeres de distinta procedencia, desde Natalia Lafourcade hasta Erica García.

› Por Karina Micheletto

El suyo es el mundo del periodismo, la cobertura de temas judiciales y el seguimiento de casos como el de la muerte del fiscal Nisman. Pero hay otro mundo que Irina Hauser –una de las firmas habituales de este diario, periodista además en Radio Nacional– ha decidido ocupar, también con voz firme. Ese es el mundo de la canción, de las propias y de las impropias, según advierte en la invitación al show que dará hoy a las 21.30, en Santos 4040 (un espacio que queda a esa altura de la calle Santos Dumont, en Chacarita). Sacate todo es el sugestivo nombre de este concierto que dará junto a Ariel Argañaraz en guitarra y dirección musical, Augusto Argañaz en percusión, Juan Tarsia en piano y Pablo Valotta en bajo, más el ex Arbol Edu Schmidt, quien arregló algunos de los temas, como invitado. Allí la periodista y cantante sacará esas canciones propias que la muestran como letrista y compositora, y aquellas en las que, entre la lista de impropias, versiona a un abanico de mujeres de distinta procedencia: la española Bebe, las mexicanas Natalia Lafourcade o Julieta Venegas, Erica García, Andrea Echeverri de Aterciopelados, Fabiana Cantilo, Celeste Carballo.

Curiosamente, fue la exposición del escenario la que ayudó a Hauser a superar cierta timidez, con esa cobertura de la música que le proporcionaba cierta protección. “Yo no me animaba a hablar en radio, pensaba que lo iba a hacer mal, que me iba a trabar. En cambio, siempre me encantó cantar en público, ese era mi modo de hacer oír mi voz, a través de la canción”, recuerda. “Y las primeras veces que canté en público tenía pánico de hablar, de presentarme, ni qué hablar de recitar, por ejemplo. Terminaba una canción y pensaba: ‘¡que venga la siguiente, por favor!’”, se ríe ahora. “Finalmente, ese miedo a hablar en público no lo vencí en el escenario, sino en la radio misma.”

“La música me acompañó toda la vida, siempre me gustó cantar, desde muy chiquita. Cuando era chica me pasó algo insólito: tenía un pariente productor y canté jingles para la tele”, se ríe Hauser, recordando aquella melodía pegadiza. “En mi casa se escuchaba mucha música, yo aprendí a tocar la guitarra, pero no como algo sistemático: era la que cantaba en los fogones”, grafica el origen remoto de este camino. A fines de los 90 comenzó a estudiar canto, coincidiendo con sus comienzos en Página/12. “Ahí di con una profesora, Gachi Leibovich, que laburaba mucho toda la puesta en escena y nos daba manija para que saliéramos a cantar. Fue un primer empujón importante: caí en la cuenta de que era algo muy deseado para mí, y se empezó a dar en ese momento. Empecé a cantar jazz en inglés, y ella me decía: no, hay que cantar en castellano, tenés que buscar tu propia voz”, repasa.

–¿Fue un paso hacia la profesionalización?

–Diría que hacia tomármelo en serio. Esta primera profesora me empujó a salir a mostrar, a dejar de cantar en la ducha y en el fogón. A pensar la música como algo para compartir, y algo donde podía empezar a hacer mi propio proceso creativo. En eso del compartir hay una frase de mi profesora actual, Katie Viqueira, quien me da clases junto a Cristian Centurión: ella dice que cantar es un acto de amor, y para mí va perfecta esa idea. Cuando cantás, dejás hasta la última gota de tu sentimiento, es un acto de amor. Como cuando hacés cualquier cosa con mucha pasión. La música me da sensación de mucha vitalidad. Me sostiene, me empuja, me lleva, potencia todas mis facetas.

–Todo este tiempo avanzó en su carrera periodística. ¿Cómo siguió el proceso con la música?

–Fui explorando por lugares muy distintos: con mi sangre polaca me puse a cantar canciones españolas, por ejemplo. En una época cantaba canciones de Liliana Felipe, hice un espectáculo con una amiga, con puesta en escena, todo. Y hace unos años me empezó a picar un bichito del rock y del pop. En esa época estaba por nacer mi hija menor, Rocío. Para ella hice la canción “Dejame soñar”: tiene muchas frases suyas, como la de una mañana cuando la fui a despertar: “¡Mamá, no me dejaste ver el final del sueño!”. Para la mayor, Dana, fue la primera canción que escribí, “Naranja”. Ahí hablo de lo que me pasaba cuando la veía, algo muy loco porque la encontraba muy parecida a mí, era como tenerme a mí misma en mis brazos. El naranja es mi color de pelo, que aparecía en los destellos de su pelo, aparecieron recuerdos de mi infancia, y surgió la canción.

–Salir a cantar, y además cantar canciones propias, resulta una doble exposición. ¿Por qué sintió la necesidad de componer?

–Me di cuenta de que me importaban mucho las letras de las canciones, porque cada palabra que cantás, la tenés que decir con toda convicción, si es que querés transmitir algo. También tiene que ver con mi trabajo periodístico, pero la diferencia es que el camino de escribir canciones me permitió liberar muchas ataduras que tengo con el periodismo.

–¿Cuáles serían esas ataduras?

–Está el tema de los tiempos que impone el trabajo de la redacción. Y además hay sentimientos y situaciones cotidianas que no cuadran en una nota judicial. En las canciones encontré el lugar para volcar todo eso que me faltaba expresar.

–¿Y qué encuentra común entre sus dos vocaciones?

–A mí me encanta escarbar, conseguir información y revelar tramas, cosas que pasan y que no se ven. Desde el periodismo, en el sistema judicial o en distintas áreas de gobierno, me gusta poder contar lo que pasa ahí, y contarlo con gracia, con lindas palabras. Y demás me da mucha satisfacción poder ser una buena traductora de un mundo tan críptico, hermético, elitista en algunos casos, como el judicial. Yo apuesto a sacarle su opacidad, a hacerlo visible y accesible para todo el mundo. Y sobre todo me resulta un desafío permanente salirme de los esquemas, no estar detrás de la agenda, de los títulos establecidos. Bueno, todo eso que busco como periodista, lo busco, desde otro lugar, con las canciones. Es una pulsión mía: estar siempre buscando lo que hay debajo, la segunda lectura de las cosas, y compartir lo que descubro con los demás.

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