MUSICA › ANUNCIARON LA PROGRAMACIóN DEL COSQUíN ROCK 2016
El festival se realizará entre el 6 y el 8 de febrero en el Aeroclub de Santa María de Punilla. Será la edición número 16 de un encuentro ya clásico, por el que han pasado casi todos los artistas relevantes de la escena argentina.
› Por Juan Ignacio Provéndola
Después de cuatro años, la grilla del Cosquín Rock volvió a ser presentada en una conferencia de prensa. Un detalle que no parece revestir ningún tipo de importancia. Sin embargo, pocas horas después del anuncio oficial, la web del festival estuvo con la operatividad limitada. Fue tal la demanda de información que muchos apretaban F5 en vano para tratar de ver el listado de protagonistas de la edición 2016, el valor de las entradas, sus puntos de venta y otros datos fundamentales para preparar la peregrinación hacia las sierras cordobesas. El evento más importante de la historia del rock argentino se volvió pasión de multitudes, incluso por encima de muchos de los artistas que por allí desfilan.
La conferencia fue realizada pasado el mediodía de ayer en el Hard Rock Café de Buenos Aires, casi 800 kilómetros al sudeste de donde efectivamente se realizará el próximo Cosquín Rock: en el Aeroclub de Santa María de Punilla, el pueblo de diez mil habitantes que desde hace seis años ve cuadruplicar su capacidad cada vez que recibe a hordas de fanáticos del rock argentino, ese mismo que el evento resignificó devolviéndole por un lado aquella mística festivalera propia de los 70 y 80, a la vez que expandió su eje de acción desconcentrando la atención de los centros metropolitanos y volviéndolo más federal.
Después de 16 ediciones, resulta muy difícil aportarle sorpresa al line up. Es que no hubo prácticamente artista o grupo que no se haya subido a los escenarios del festival, y de hecho la última figurita difícil (descartando al Indio, obvio) se agregó en el Cosquín pasado cuando José Palazzo, el productor del evento, finalmente pudo convencer a Andrés Calamaro. El festival se desarrollará desde el sábado 6 hasta el lunes 8 de febrero, coincidiendo con la segunda presentación de The Rolling Stones en La Plata, programada para el domingo 8, algo que nadie cree que pueda incidir en la habitual convocatoria del Cosquín Rock.
El acto central del primer día será Ciro y Los Persas, aunque se presume que no será necesariamente el último show de la noche, ya que como contó el propio Palazzo, “antes todos se mataban por cerrar la velada, por una cuestión de cartel, y ahora justamente se pelean por no hacerlo, tal vez porque estén más grandes o por el hecho de que el Cosquín se volvió un festival de día más que de noche”. Para argumentar esto último, el organizador contó que el mayor flujo de gente se produce por la tarde, cuando aún faltan varias horas para los shows finales. Ese sábado inaugural estarán también The Wailers y Pericos, quienes curiosamente tocarán después de Almafuerte, y también La Beriso, Salta la Banca y Kapanga, además de Indios, El Plan de la Mariposa y Otro Mambo.
Las Pastillas del Abuelo será el número principal del domingo, antecedidos por La Vela Puerca, Guasones, los locales de Eruca Sativa y Don Osvaldo, proyecto del ex Callejeros Pato Fontanet. Un dato: antes del grupo del Fontanet tocará Ojos Locos, tal como sucedió en aquella fatídica noche del 30 de diciembre de 2004 en Cromañón. Mientras tanto, la última jornada será coronada sucesivamente por Massacre, Bersuit, Babasónicos, Las Pelotas y No Te Va Gustar.
Como es costumbre, secundará al escenario principal uno de carácter temático según el día. Así, el sábado será el turno del heavy de la mano de Malón, Carajo, ANIMAL, Horcas, Lethal y Plan 4; el domingo habrá reggae con Nonpalidece, Kenyatta Hill (hijo de Joseph Hill, fundador de la mítica banda jamaiquina Culture), Dancing Mood, Fidel Nadal, el Natty Combo, Riddim y los marplatenses de Rondamón, y el lunes le tocará cerrar al rock clásico junto a Los Gardelitos, El Bordo, Cielo Razzo, Jóvenes Pordioseros y La Mocosa.
A pesar de la gran cantidad de números confirmados, Palazzo confesó que desearía haber incluido a muchos más. “Es problema es que tenemos una limitación estrictamente física. Si arreglamos con todos los que quisiéramos, el festival sería inviable o debería durar quince días”, afirmó. En total, el Cosquín Rock 2016 tendrá cinco tablados simultáneos: a los dos mencionados se le agregan la carpa Hangar y el Espacio Geiser, ambos destinados a bandas under y artistas emergentes, además del denominado Alternativo.
En el Alternativo es donde justamente sucederán los espectáculos menos previsibles de este Cosquín. El viernes, por ejemplo, estarán La Bomba de Tiempo y Favio Posca con su show Painkiller, mientras que el sábado se replicará la conocida Bizarren Miusik Parti, fiesta con gran éxito en Capital, Gran Buenos Aires, Rosario y Córdoba capital. Además, el domingo Zambayonny y el escritor Hernán Casciari protagonizarán un evento de canciones y lecturas. Por primera vez, Catupecu Machu abandonará el escenario principal para acodarse en uno secundario, en este caso el Espacio Geiser. El motivo es que allí se montará un teatro para que en cada uno de los tres días, a la misma hora, el grupo reproduzca Madera microchip, espectáculo electroacústico que viene presentando en los últimos dos años.
Como novedad para todos los asistentes, se presentará en modalidad preestreno un documental sobre los 15 años del Cosquín Rock que será exhibido formalmente en agosto de 2016. “La película duraba siete horas, pero me parecía un poquito larga para verla... La terminamos achicando a dos”, contó Palazzo. El trabajo fue encargado al director Francisco Mostaza, quien tuvo la dura tarea de organizar, seleccionar y descartar entre el profuso archivo que incluye imágenes increíbles como el inesperado encuentro entre Charly García y Pappo, la primera presentación de Skay Beilinson o cuando varios músicos tuvieron que salirse de su rol de rockstars para evacuar –secador en mano– el agua que produjo este año la primera suspensión de la historia del Cosquín.
La última incorporación de esta edición será la utilización del viejo edificio abandonado de la vecina localidad de Bialet Massé, que funcionó sucesivamente como hospital de tuberculosos, leprosario e incluso centro clandestino de detención en la dictadura. Su última funcionalidad reconocida fue la de colonia psiquiátrica. “Tarde o temprano, todos los que estamos en el rock íbamos a terminar allí”, dijo Palazzo, de remate.
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