Vie 11.12.2015
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MUSICA › CHACHO ECHENIQUE Y HERNAN RIOS PRESENTAN EL CD DE ESTAR, ESTANDO

“Fue el Cuchi, que metió la cola”

Echenique es un nombre esencial del folklore argentino y Ríos un referente de la improvisación en la música local. Gracias a la pasión de ambos por la obra del Cuchi Leguizamón, armaron unas “juntadas” de las cuales salió un disco que presentan hoy en el Tasso.

› Por Karina Micheletto

La reunión tiene a dos protagonistas de orígenes disímiles y, podría pensarse a priori, de difícil convergencia. Por un lado Chacho Echenique, salteño de pura cepa, uno de los referentes más importantes del folklore argentino, creador de clásicos como “Doña Ubensa” y uno de los pilares del histórico Dúo Salteño, aquella formación que junto a Patricio Jiménez dio otro vuelo, único e irrepetible, a la obra del Cuchi Leguizamón. Por otro lado, Hernán Ríos, pianista, compositor, productor y docente, referente de la improvisación en la música argentina, fundador del grupo El Terceto junto a otro emblema de la música argentina, Norberto Minichillo. El destino o el azar –“la magia o el Cuchi que metió la cola”, dirán ellos– los reunió en una nueva visión de esa obra de Gustavo Leguizamón que alguna vez Echenique cultivó a su lado. Y así surgió este De estar, estando, el disco en el que recrean algunos clásicos y obras poco o nada conocidas del compositor salteño, con un sabor especial, entre la improvisación y la tradición. Hoy a las 21 lo presentan en el Centro Cultural Torquato Tasso (Defensa 1575).

“Si uno de los dos le hubiera propuesto al otro hacer algo juntos, hubiese estado perfecto, pero fue más que eso, fue mágico”, dicen ellos, y cuentan la anécdota. Resulta que hace ya tiempo, familiares y amigos del Cuchi, entre los que estaba Echenique, se habían juntado a comer un asado en Salta. De pronto alguien pone el primer disco de piano solo de Ríos, y escuchan su versión de “Si llega a ser tucumana”. Paran la oreja. Sin tener idea de lo que estaba sonando, de quién era el que tocaba, Echenique se pone a cantar arriba. Alguien lo graba. Con el tiempo un sobrino nieto del Cuchi termina haciendo un documental sobre el compositor salteño, recuerda aquella grabación casera y la incluye en su película. Echenique la escucha y empieza a preguntar: ¿quién es ese Ríos?

“Para mí es el sueño del pibe, haber aparecido así, en la parrilla”, se ríe ahora ese Ríos. “Por supuesto, yo siempre fui admirador de Cuchi y del Dúo Salteño, fanático de su música. Cuando tenía que pasar discos a alguien que quería empaparse de folklore argentino, siempre estaban entre mis primeras recomendaciones”, reconoce el pianista. “Hace un par de años, a un amigo de Chacho y ex alumno mío se le ocurrió juntarnos. Ese proyecto nunca se hizo, pero nosotros seguimos juntándonos. Y acá estamos”, cuentan.

–¿Cómo fue ese proceso, esas juntadas?

Hernán Ríos: –Arrancamos en 2013, empezamos a juntarnos en el estudio de mi casa, y así se fue generando el material. La verdad, nunca pensamos en hacer un disco, o en grabar algo para que quede después para un disco. Simplemente, nos juntábamos y grabábamos. Fue la música. Siempre en broma decimos que fue el Cuchi, que estaba dando vueltas por ahí. Y a lo mejor fue así.

Chacho Echenique: –Para mí fue muy importante empezar con esas juntadas porque fue como arrancar de nuevo, un impulso importante. Hernán vive en Lomas de Zamora y a mí me gustaba ir, sobre todo por el modo en que lo tomamos, mate de por medio, sin presiones ni apuros. Y seguimos juntándonos. Hay más versiones, más música. Hasta nos estamos animando a componer algo juntos.

–Y ahora que ya es un disco, ¿qué es lo que les gusta cuando lo escuchan?

H. R.: –Yo escucho la magia de los momentos, muy distintos, de esos encuentros en mi estudio. Para poner un ejemplo, la versión de “Zamba para mi gata”, es la primera grabación que hicimos juntos, por grabar nomás, por tocarla. Y fue la que quedó. La mayoría de los temas no están pensados para el disco. Por eso creo que tienen esa verdad y ese desparpajo de la cosa cruda, honesta, sentida en el momento. Me gusta escuchar esa carga y también el proceso en sí, todos esos momentos compartidos con Chacho y la forma en que él se enganchó y se entregó, digamos: creyó que era posible que resultara algo de todo esto.

CH. E.: –Yo creo que el disco es un camino, y los caminos gustan cuando se siguen. A mí me gusta haber logrado este encuentro, lo interesante es dejar una perspectiva, este cruce que pude encontrar con alguien que viene del jazz, como Hernán. Con armonías diferentes, ese aporte que puedo dar con mi voz, esa riqueza improvisada. Y me dio mucha satisfacción poder hacer temas que el Cuchi me pedía, y que no llegamos a hacer. Como “Me voy quedando”, o la “Zamba del mar”, o “La mulánima”, o la “Zamba para mi gata”. De algún modo uno siente que cumple con algo que tiene adentro, y queda tranquilo.

H. R.: –Lo lindo es eso que no tenemos ni que explicarnos, esa disposición al juego. Y también el respeto a la raíz, a la riqueza del paisaje. En ese equilibrio, nos encontramos. Y, perteneciendo a mundos muy diferentes, hallamos puntos de encuentro muy profundos.

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