Uno de ellos, Ernesto Snajer, es un todoterrerno de la música popular argentina: toca la guitarra, compone, produce, investiga, entrevista colegas para Canal (a), y toca con todos. El otro, Mariano “Tiki” Cantero, es casi igual de inquieto pero en su ruta: la de la percusión, la de la voz, la de enseñar, la de ser parte de los notables Aca Seca, la de acompañar durante cinco años a Liliana Herrero o integrar La Bomba de Tiempo, por caso. La realidad no podía esperar mucho en dejarles un dúo picando. Ellos se encargaron de ponerle un nombre (Zabeca), de grabarle un disco con chacareras, zambas y vidalas a como den las ganas (Zabeca Dúo) y disponerse a presentarlo esta noche a las 21 en el Café Vinilo (Gorriti 3780). “Nuestro primer encuentro fue en un estudio de televisión e inmediatamente pegamos buena onda. Fuimos amigos antes que integrantes de un dúo y el disco fue un proceso natural, sin apuro”, empieza a contar Snajer, sobre el origen de una juntada que en tres años terminó en CD.

El disco reúne, en doce piezas, libres e improvisadas lecturas sobre músicas argentinas. Entre ellas, la “Vidala del último día”, de Rolando “Chivo” Valladares, con arreglo vocal de otro Aca Seca, Juan Quintero; “Monstruo de barro”, del dúo Orozco-Barrientos; o “Al dolor de mi gente”, de Pedro Aznar; con temas salidos de la pluma del mismo Snajer (“Fin de semana mágico” o “Chacarera de los artistas”, entre ellas), más la composición a dúo que cierra el disco bajo el nombre de “Fósil dócil”. “El disparador del dúo fue armar un taller dedicado a la guitarra y la percusión en la música folklórica argentina, con el cual viajamos por casi todo el país, y después de cada taller, se sucedía un concierto casi sin ensayar, porque las propias clases nos daban ese espacio para tocar e improvisar, un factor clave para nosotros”, explica Cantero, arrojando más luz sobre esta fusión humana y musical que combina, además de guitarra, voz y percusión, un singular instrumento llamado garrahand (Cantero) y el sonido midi que eyectan las violas de Snajer.

“Esteban González, un gran luthier, me construyó especialmente un modelo de guitarra española con MIDI en dos versiones, un de 6 y otra de 10 cuerdas, que me permiten disparar sonidos que preparo especialmente en la computadora. Me gusta mucho trabajar sonidos y texturas, y siento que expande bastante el abanico sonoro del dúo”, explica Snajer, mientras su compañero hace lo propio con el garrahand, instrumento construido con una garrafa y siete lengüetas de metal, que simula al hang. “Lo crearon unos amigos, Federico Parra y Ary Lacanna, y realmente me ha permitido abrir y expandir la sonoridad del set que armo”, dice Tiki y así se escucha en la mencionada “Fósil dócil”. “Para entrarle al disco, yo elegiría este tema, porque nació como improvisación en vivo y lentamente fue adquiriendo su forma actual. Además, contiene todo lo que somos nosotros: improvisación, sonidos calmos, sonidos violentos, la voz de Tiki como instrumento, y el Garrahand en un rol principal”, sostiene Snajer, mientras deriva sus palabras hacia el sentido del nombre del dúo: “Buscábamos uno divertido y surgió no solo por cuestiones físicas comunes en ambos... Nos pareció que refleja el espíritu de nuestro encuentro, porque el humor está siempre presente”. “Realmente nos lo tomamos como chiste, sí –reengancha Cantero–. Fue como corrernos de ese lugar de músicos que interpretan bien sus instrumentos, porque reírnos de nosotros mismos define en algún punto nuestra visión musical, en la que conviven diferentes lenguajes y formas de tocar sin importar estilos, y con una necesidad básica: pasarla bien.”