Mar 12.09.2006
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MUSICA › LITO VITALE, RESPONSABLE ARTISTICO DEL DISCO “40 AÑOS DE ROCK NACIONAL-ESCUCHAME ENTRE EL RUIDO”

“Todos los músicos lo tomaron como algo personal”

El doble CD, motorizado por la Secretaría de Cultura de la Nación, recorre la historia del rock argentino a través de sorprendentes cruces interpretativos. Participan desde Luis Alberto Spinetta hasta el Indio Solari. Lito Vitale cuenta cómo convenció a los artistas, que donaron su cachet al Hospital Garrahan.

› Por Cristian Vitale

Dos maneras de explicarlo: a) Como en los recuadros de la primaria que se utilizan para identificar cada fruta con su color, o cada sustantivo con su adjetivo, en una columna estaban los músicos y en la otra las canciones. 27 y 27, todo mezclado. Lo que tuvo que hacer Lito Vitale, en carácter de productor y director musical, fue cruzar líneas que unieran cada músico con una canción. “Ordenar el caos.” b) Como un químico loco, el fundador de MIA penetró en un laboratorio musical, fusionó –a su libre arbitrio– todas las sustancias sonoras posibles e hizo estallar varios tubos de ensayo con alquimias impensadas. Suma: ambos puntos terminan en un mismo destino: se llama 40 años de rock nacional-Escúchame entre el ruido, y es un compilado que homenajea cuatro décadas de rock argentino (tomando como arranque la edición de “Rebelde” de Los Beatniks) que, recién editado, ya está pisando fuerte en la era del tributo. Sería, para decirlo mejor, el tributo de los tributos. O, por qué no, un homenaje holístico, entrecruzado y en movimiento.

Tomemos el punto b) como método explicativo. Vitale tomó la sustancia AD (Adrián Dárgelos) la mezcló con el producto PeN (“Pensar en nada”) y la fórmula resultó un hallazgo casi científico: una versión tecno del clásico de León Gieco, que sorprende al más pintado. En busca de más –imaginen a Lito con los pelos parados, gafas caídas y delantal blanco–, encontró la sustancia PP (Palo Pandolfo), la introdujo en un tubo que decía PE (“Pronta entrega”) y le salió una cosa rarísima, tensionante e impensada, que jamás hubiese imaginado Federico Moura en vida. Ni hablar de JCB + “Ji Ji Ji”, que dio un Baglietto haciendo la mejor versión del himno mueve tierras, después de la de Los Redondos. Pero también incursionó en patrones establecidos. Por caso, LAS (Spinetta) + FP (Fito Páez) le dio una cálida versión de “Tres agujas” en la voz de Luis. O Ar (Arbol) + GS (Santaolalla), que terminó en la resurrección milagrosa de aquella canción de Arco Iris que nunca debió haber sido olvidada por el inconsciente colectivo: “Sudamérica o el regreso a la aurora”. Y hasta se involucró en su propio experimento y se dio el gran gustazo con “Los delirios del Mariscal” de Crucis, “la” gema del rock sinfónico argentino.

“Las únicas líneas que no uní –ironiza Lito– fueron la de Los Piojos con ‘El viejo’ (con Pappo en guitarra) y El Indio con ‘El Salmón’ de Calamaro. En el caso de Los Piojos, como ellos se manejan grupo completo y muchas giras, tenían ese tema inédito, que habían grabado en el Quilmes Rock y me lo dieron. Y Solari me dijo: ‘Yo quiero cantar El Salmón’. Ok, vamos para adelante. Increíblemente no me costó convencerlo. Le mandé un mail recordándole que había tocado con ellos muchas veces, siempre como una especie de complicidad entre independientes. Le puse: ‘Necesito que toques en un disco con estas características’. Y me respondió: ‘Sí’. Lo grabó en su estudio y no le vio la cara nadie. Le mandé la base y la completó en su estudio. Lo tomó como algo personal...”

–Y usted se sacó el gusto de hacer “Los delirios del Mariscal”...

–Le di con todo. Además, tocan Guillermo Vadalá el bajo, Christian Judurcha la batería y la violinista de la Orquesta Filiberto, Elizabeth. Yo fui con mi hermana al Luna cuando Crucis lo presentó, y flasheé. Además, hoy no hay un grupo de música instrumental dentro del rock, cuando en ese momento tenías a Bubú, Alas o MIA. “Los delirios...” era “el” tema instrumental de rock de la época. Lo hice casi tal cual, salvo la tercera parte y con un plan más de piano. No tan sinfónico. Además quería tener mi intervención solista para donar mi cachet.

El disco, motorizado por la Secretaría de Cultura de la Nación, se grabó –casi– entero en el estudio de Lito entre el 1º de mayo y el 1º de septiembre, y todos los músicos donaron su cachet al Hospital Garrahan. “¡Arrancamos el Día del Trabajador! –ríe Vitale–. Con Spinetta, Machi Rufino, Jota Morelli y Baltazar Comotto haciendo ‘Tres agujas’. Fue alucinante reencontrarme con Luis. Hacía años que no tocábamos juntos. Creo que es una de las joyas del disco.” Con las excepciones marcadas –más la de Gustavo Cerati, que grabó “Los libros de la buena memoria” de Invisible en el suyo– todos los temas se trabajaron en el nuevo estudio de Vitale. “Como no convoca la televisión, ni una multinacional, sino que lo hago yo desde el teléfono, los músicos lo tomaron como algo personal. No quería que se sintieran utilizados, por eso ni siquiera metí técnicos en el estudio. La idea era que no hubiera fotos, ni cámaras. En ese clima, cada uno lo tomó como un compromiso serio. Nadie vino de taquito.”

Recién editado, el trabajo será presentado hoy para la prensa, con las actuaciones de Arbol, Los Tipitos, Baglietto y Claudia Puyó, y para el público el 21 de septiembre, primer día del Pepsi Music. Los artistas seguros con que cuenta Lito para la oportunidad son Horacio Fontova, Pedro Aznar, Palo Pandolfo, Andrés Giménez, Celeste Carballo, la Orquesta Juan de Dios Filiberto –con presencia en nueve temas– y Baglietto. “Los demás, sobre todo aquellos que actúan en el festival, no quieren arriesgar público y me parece bien”, admite Lito. Con la “troupe segura”, el doble volumen recorrerá el país en una gira, que hasta ahora tiene 9 fechas confirmadas. “Hay un montón de momentos particulares y mágicos en el disco. Yo siempre quise hace ‘Dime quién me lo robó’ (Sui Generis), pero como nunca me dediqué a grabar esta música no tenía la opción. Por eso, fue el primer tema que propuse: no me vengan con ‘Rasguña las piedras’, ni nada. Quiero ése, dije. También me conmueve escuchar a León cantando ‘Un pacto’, de Bersuit. A Celeste Carballo haciendo ‘En la ciudad de la furia’. O a Miguel Cantilo cantando ‘Génesis’, de Vox Dei, que es un tema muy difícil de interpretar, porque tenés la voz de Soulé en tu cabeza.”

–¿No hubo ningún “pero” de parte de los músicos?

–No. Con algunos artistas di dos o tres opciones. Pero la mayoría aceptó la primera. A Fernando Ruiz Díaz, ahora que recuerdo, le había propuesto grabar “Mejor no hablar de ciertas cosas”, pero después me enteré de que no era de Sumo sino del Indio Solari, y Fernando sugirió “Mañana en el Abasto”. Perfecto. Cerati en un momento iba a grabar “Noche de perros” (Seru Giran), pero después la ligó Puyó y quedó bárbara.

En lo personal, Lito tiene presencia en todo el disco. Incluso hay temas en los que toca todos los instrumentos. Por ejemplo, en “Escúchame entre el ruido” –que grabó Cordera– toca teclados, guitarra, bajo, cajón peruano, bongó y bandoneón. En “Pensar en nada” se luce con clavinet, programaciones, batería, bajo y guitarra. Y en “Génesis” acompaña a Cantilo con los mismos instrumentos, más Mini Moog y Hammond. Un auténtico hombre orquesta. También, además de los que ponen cara y voz, participan muchísimos músicos de todas las épocas. Alejandro Medina, Javier Malosetti, Héctor Starc, el Pollo Raffo, David Lebon, Rodolfo García, Black Amaya y Juan Belvis, entre ellos.

–¿Por qué no están Fito Páez, Charly y Calamaro como intérpretes?

–Intenté convocar a los tres. Con Charly ni siquiera llegué a hablar. Llegué hasta sus filtros, que son una inmensidad, y todos me decían lo mismo: está grabando y no le da bola a nadie. La única opción que tenía era ir a grabarlo al Faena (risas). Además, no tengo una sintonía de amistad con Charly. Me lo crucé en el programa de Badía, pero no soy tan monitor para cruzármelo y encararlo. Con Fito hablé varias veces, pero las opciones que había para que intervenga no nos cerraban, ni a él ni a mí... Quedará para un tercer volumen. Y Calamaro estaba en España.

–Además, no hay exponentes del rock pesado entre los compositores, ni entre los ejecutantes. Tampoco está Las Pelotas.

–Claro. Faltan Rata Blanca, Hermética, Almafuerte, Alma y Vida, Las Pelotas. “Será” era un tema que figuraba en la lista, pero no combiné con nadie al que le quedara cómodo para cantar. La lista era inmensa. En la lámina del disco aclaro que es un homenaje a algunos de los compositores.

–¿Por qué eligió nombrarlo con el título del tema de Moris?

–Para nuestra generación es un tema muy recordado porque, si bien todas las letras de Moris tenían una cosa particular y pesada, me parece que “Escúchame...” engloba bien el espíritu del disco, porque hoy opera un ruido generalizado en la difusión de la música y las ideas. En tratar de trazar un camino artístico cada vez más difícil. El grupo que intenta hacer música hoy se encuentra con varias necesidades: el éxito, la imagen, el resultado inmediato y la difusión. En aquella época, en cambio, había una gran necesidad de bajar una línea conceptual e ideológicamente muy importante, que iba más allá del resultado concreto de vender entradas, comprarte un auto y tener guita. Hoy, si el primer disco no funciona, los grupos ya quieren cambiar de onda, separarse, o poner una cantante que tenga un buen orto. No es así. Aunque entiendo que es muy difícil luchar contra el ruido que se armó en todos estos tiempos.

–A Gustavo Cordera le cayó como anillo al dedo la versión...

–Fue muy loca la historia. Le mandé la petición por escrito: “Quiero que hagas ‘Escúchame entre el ruido’ de Moris”, y le adjunté la letra. El agente de prensa se lo pasó y Cordera le dijo: “No, no quiero hacer ‘Escúchame...’, quiero ese que dice: ‘El hombre tiene miedo, de ver la verdad’... Antológico.

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