MUSICA › PROYECTO P.O.M.P.A. VUELVE A LA CARGA CON UN NUEVO CONCIERTO EN CIUDAD KONEX
“Cada canción es una pequeña obra en sí, remiten a la brevedad de la cosa y a una suerte de concepción minimalista”, afirma Francisco Casares, ideólogo y director de la cosa que incluye música y fanzines indies, donde interactúan con la plástica, la fotografía y la poesía.
› Por Cristian Vitale
Proyecto Pompa. P.O.M.P.A, dicho mejor, porque se trata de una sigla. De una abreviatura (Pequeño Objeto Musical Poético Artístico) que urge descifrar. Y nadie mejor para hacerlo que Francisco Casares, ideólogo y director de la cosa que incluye música y fanzines indies. “Las palabras describen bastante objetivamente lo que es este proyecto en que cada canción es una pequeña obra en sí. Ellas remiten a la brevedad de la cosa y a una suerte de concepción minimalista. Pero, obviamente, también entra en el juego la palabra `pompa` como metáfora: la esfera transparente que lo envuelve todo, frágil, breve y en las manos del viento”, detalla el hombre que volverá a poner acto –musical– lo que cuenta en potencia, el jueves 21 de julio a las 21 en el Konex, con Alejandro Terán, Manu Schaller y –posiblemente– Fernando Samalea como invitados. “Tuvimos la suerte de grabar algunos temas con sus colaboraciones y el aporte que cada uno hace es insuperable. Por eso, no dudamos en invitarlos a este concierto”, interviene Juan Manuel Colonna, otro de los pomposos, mientras vuelve Casares: “Además, el monstruo es un personaje recurrente en el micromundo del Niño Globo y en este caso los tres coinciden en su condición de monstruos”.
Niño globo es, puntualmente, el trío musical que completa otro Casares (Juan Pablo, su hermano), y va a presentar sus músicas en la Ciudad Cultural de Sarmiento al 3500. Trío que Francisco también descifra: “Niño y globo son palabras muy comunes. Pero un día, sin buscar, las encontramos por ahí: ‘...niño-globo...’, tironeando de un guión en medio de un poema. Entonces, su sentido cambió y ese guión las unió convirtiéndolas en un fuerte disparador de nuestra búsqueda: un niño en el que su inocencia se hace inconsciencia; ajeno a estructuras, y por lo tanto auténtico y libre. El niño infla su globo pero no mide las consecuencias: cuanto más grande mejor ¡más y más presión! Los adultos sabemos lo que puede pasar si sigue y el momento de la explosión puede llegar a ser terrible. Nos gusta jugar con esas tensiones y de algún modo esa escena flota invisible sobre todo lo que hacemos”, explica el capitán de este proyecto que nació a fines de diciembre de 2014 en un impasse de ensayo o en un viaje en bondi
“No recuerdo bien dónde fue, pero sí que nos estábamos planteando cómo encarar el 2015, y ahí cayó la ficha. En dos semanas grabamos el tema ‘Bola’ (con Schaller en theremin), hicimos la primera sesión de fotos mágicas con Santiago Jalile, reunimos textos, un collage de Martín Casares, seleccionamos papeles, diagramamos, imprimimos y presentamos esa ‘Entrega N°0 - Prototipo’ del fanzine (ya agotada) con un show en Café Vinilo y sin saber en la que nos metíamos. De a poco nos fuimos dando cuenta hacia dónde nos empujaba P.O.M.P.A, llegando al día de hoy con ocho números publicados, tres de ellos agotados, y con participaciones de grandes artistas en cada una de las entregas”, detalla Casares, incluyendo la otra pata que se inmiscuye en el proyecto. “Porque P.O.M.P.A nació como una mezcla de conceptos que creíamos antagónicos. Por un lado, el simple: canciones de Niño Globo como obras en sí mismas, sueltas, breves, impalpables, capaces de disolverse y desparramarse en el infinito espacio virtual (léase: plataformas digitales, redes sociales, etc.). Y por otro, el objeto artístico palpable y permanente. El fanzine, en tanto, es la sociedad con otras artes como plástica, fotografía, poesía, teatro, danza… la textura del papel y lo exclusivo de existir sólo cien ejemplares de cada número”.
La intención de la pata rockera de esta especie de doble plan artístico es, desde ya, poética, pero también conlleva rasgos originales en lo musical, con lo que cuesta a esta altura del rock. Casares (Juan Pablo) opina que rock es todo lo que conmueve “desde una flor hasta una gambeta o un buen pase entre líneas” y sopesa con el factor guita: “Pero también es un pésimo negocio, como todo lo que nos hace sentir seres especiales en éste planeta. La cultura rock creo que es tan inmensa que es imposible discernir dónde empieza y dónde termina, ¿qué es rock y qué no es rock? Hasta el presidente es rock, un rock triste y decadente”, sentencia, mientras tercia su hermano. “Cuando todo empezó imagino que los intereses económicos estarían más orientados a otros asuntos y el rock gozaría de la libertad de no ser considerado ni industria ni rentable. Hace mucho tiempo que eso cambió y hoy una parte importante de la música es vista y hasta creada con ojos comerciales. Pero si uno piensa en la música o en la poesía como arte, no hay de qué preocuparse. El arte siempre es difícil, hoy, hace cuarenta años o hace trescientos... Porque esa dificultad viene de un conflicto interior, independiente de las corporaciones y todo eso. Hoy existe un gigantesco mercado montado en torno del consumo musical. Pero también existe una dimensión desconocida, muy nutritiva y en permanente renovación, llamada arte”
Francisco Casares: –Podrían hacerse ambas cosas dándoles poca y hasta ninguna importancia. Hay muchos que optan por esa metodología y el resultado suele ser una bosta masiva. No- sotros les damos más importancia a las dos y lo que obtenemos, bosta o no, al menos no es masivo. Eso va de la mano del compromiso que uno asuma a la hora de buscar algo auténtico y sincero. Y en definitiva las dos cosas terminan siendo una sola, como en el arroz con leche: arroz + leche = arrozconleche.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux