MUSICA › JUAN CARLOS CUACCI Y PABLO AGRI PRESENTAN SU NUEVO CD, TANGO VIVO
El pianista y el violinista, dos grandes figuras del tango contemporáneo, cuentan que el disco “fue grabado en estudio, pero en vivo, y mezclado en forma simultánea, mientras tocábamos”. Y dicen que el título significa también “que el tango sigue moviéndose junto a nosotros”.
› Por Cristian Vitale
Susana Rinaldi fue la celestina tanguera que los unió. Los convocó, década atrás, a tocar con ella en un concierto en Punta del Este. Tras el minuto cero, llegaron varios proyectos compartidos, hasta que en 2012 las cosas tomaron otro rumbo. El pianista, Juan Carlos Cuacci, convidó al violinista, Pablo Agri, y entre ambos estrenaron un repertorio de compositores contemporáneos, arreglado por ellos y con orquesta de cuerdas. “Fue una fiesta en La Usina, que terminó con una grabación en vivo y devino en este dúo”, arranca Cuacci sobre el concierto y su correlato en un disco que llevó por nombre Sin red. “Esto fue posible porque la química del dúo pasa por hacer nuestra música como la sentimos, sin ningún tipo de imposición previa. Hacer la nuestra. Y eso surge de un gran convencimiento y una gran admiración mutua”, prosigue el pianista, en los prolegómenos del estreno del nuevo disco, Tango vivo, hoy a las 20 en La Ballena Azul del Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 150). “Buscamos este título por la ambigüedad. En primer lugar, surgió porque el CD fue grabado como en vivo, y hasta mezclado en forma simultánea, mientras tocamos. Y en segundo lugar, porque el tango, género que amamos desde la cuna, sigue moviéndose junto a nosotros”, refuerza Agri, mientras su par se pliega a la definición.
“Tal cual, porque el tango no es un hecho terminado. Es una música que está en permanente desarrollo y expansión. Por otro lado, como dice Pablo, el título quería reflejar la manera en que fue grabado el disco: llegamos a los estudios ION, nos estaba esperando Osvaldo Acedo (ingeniero de grabación) y al entrar le dije: ‘Quiero que grabemos todo el disco de manera directa, corte directo, como era antes. No quiero que le agreguemos ni corrijamos nada después, y quiero que vos también toques con noso- tros…. que te juegues a mezclar mientras nosotros tocamos’. Y así fue”, desarrolla este pianista ducho en arreglar, componer y tocar muchos instrumentos, además del piano. Otro dato no menor en el trayecto de Cuacci es que lleva grabados doce discos a la fecha y tiene un background que lo delata orbitando cerca de Rubén Juárez, María Nieves, Paloma San Basilio, Inés Rinaldi, Sara Montiel y Liza Minelli. “Pienso que hoy en día es totalmente inusual una grabación así”, reengancha el pianista. “No solo porque es en vivo, sino porque es a un par stéreo directo… no hay nada después. Por eso, en un momento habíamos pensado en el nombre de Instantánea o algo así, pero no funcionaba y a la gente del Club del Disco, que sabe lo que hace, le pareció mejor Tango vivo”.
–Lo primero a resaltar, más allá de las interpretaciones, es la originalidad de la formación. ¿Podrían revelar los secretos que existen en esta singular simbiosis entre violín y piano?
Pablo Agri: –Los antecedentes que hay en música clásica hacen de esta formación un poco más camarística que otras. Me resulta muy fácil tocar con Juan y armar los temas. En los ensayos y en las obras nuevas, creo que lo que más buscamos es poder respetar cada uno su personalidad y a la vez tocar con la mayor libertad posible.
Juan Carlos Cuacci: –Más allá de los “secretos acústicos” que hoy en día se pueden estudiar en cualquier lugar, el secreto de nuestro dúo es escucharnos y divertirnos.
–¿Hasta dónde dejan “pasar” giros académicos en el tango?, ¿cuál es el límite?
J. C. C: –Tanto Pablo como yo no necesitamos pensar en las reglas del juego, porque creo que pertenecemos de lleno al juego en sí y todo lo que hagamos pertenece al género. Somos parte del tango y no necesitamos pensar en qué cosa es mas tanguera o no. Yo juego con mis hijos y es tango.
P. A: –Y yo siento que gracias a Juan no tenemos límites. Quizás yo sea un poco más cobarde, pero creo que, por toda la música que ha transitado Juan, aporta al dúo esa libertad académica. Se escucha en todo el CD la influencia de todas las músicas diferentes que hemos transitado.
–¿Hasta qué punto “le faltan el respeto” a las versiones, entonces?
P. A: –Yo soy partidario, y considero que Juan también, de conocer todos los estilos dentro del género para después elegir pero no copiar… ese es el desafío.
J. C. C: –Yo creo que no las respetamos nada (risas). Uno de los “dogmas” del dúo es hacer siempre la nuestra. Muchas veces uno escucha, por ejemplo, los temas de Piazzolla y son iguales a los que hacía él, con la diferencia que no es él el que lo está tocando, y eso para mi es cualquiera, porque no hay riesgo. Prefiero hacer una versión mía, aunque sea una porquería.
Tango vivo, trabajo que el dúo viene de presentar en el Festival de Granada y en la Casa Argentina de París, consta de doce piezas tangueras con “entres académicos o jazzeros”, que se dividen entre piezas propias (“Jazzango” y “Osito”, de Agri, o “Mi bailarina” y “Sheska”, de Cuacci), y piezas ajenas como “El día que me quieras”, del tándem Gardel-Le Pera, “La cantina” (Troilo-Castillo) y una tremenda versión de “Romance del diablo”, de Piazzolla, con Marcelo Nisinman como bandoneonista invitado. “Lo invitamos porque es nuestro amigo y porque lo admiramos como músico, no porque toque bandoneón. No hace falta el bandoneón para el tango… lo que hace falta son buenos músicos”, sentencia Agri, que pasó por la Orquesta del Tango de la Ciudad de Buenos Aires; la Sinfónica de Avellaneda, la Nacional y varias más, además de tocar con Horacio Salgán, Julián Plaza, Osvaldo Berlingieri y Juan José Mosalini, entre otros; y de publicar los discos Prepárense (trío Agri-Zarate-Falasca); y Desde adentro. “Siempre es muy difícil elegir una sola versión de un disco”, admite el violinista, pensando en la mejor del flamante trabajo. “Ultimamente estuve escuchando un arreglo de ‘Adiós Nonino’ para el noneto grabado en vivo en el Colón, y lo elijo por dos razones: la primera conceptual, ya que Piazzolla demuestra siempre una búsqueda constante y creativa en todos sus arreglos, y la segunda afectiva, porque toca mi viejo (Antonio Agri) y siempre me conmueve escucharlo”. “Yo me quedo con ‘La cantina’ por una única razón, que es afectiva”, tercia Cuacci. “Porque para mí la música es solamente un hecho afectivo… Es cierto que la matemática ayuda mucho, pero también a su modo es un hecho afectivo”, define el multiinstrumentista.
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