Nada podría haber de raro en que una orquesta caracterizada como “de música argentina” homenajeara a Horacio Salgán y mucho más en el centenario de su nacimiento. Dos cuestiones, sin embargo, salen de lo común y de cualquier posible rutina. Y es que el concierto que la Orquesta Juan de Dios Filiberto dará hoy a las 20 en el Centro Cultural Kirchner, con dirección de su titular, Luis Gorelik, no se imita a agrupar tangos de Salgán, en dudosos arreglos sinfónicos, sino que encargó especialmente las orquestaciones a uno de los profesionales más prestigiosos en el campo de la música de tradición popular, Carlos Franzetti. Y, por otra parte, propone un diálogo. Las piezas de Salgán compartirán programa con uno de los compositores más importantes del primer modernismo argentino, Juan José Castro, de quien se escuchará el Concierto para piano y orquesta con la participación solista de la Elena Dabul.

“Me interesan esas posibilidades. Más allá de que Castro y Salgán se hayan escuchado o no, pertenecen en parte a una misma época y podría pensarse que comparten una pregunta acerca de lo argentino”, dice Gorelik. Director también de la Sinfónica de Entre Ríos, con la que editó un excelente disco llamado Poema fluvial, con obras de Gilardo Gilardi, Jacobo Ficher y Alberto Ginastera, no cree en que la cuestión de las nacionalidades “tenga mucho de importante para decir” pero defiende la idea de que los individuos son parte de sociedades y de sus culturas. “Si tuviera que encontrar una característica que definiera la argentinidad –dice– sería la diversidad”. Al frente de la Filiberto desde hace unos pocos meses, define este momento de la orquesta como “de transición”. Y en sus planes se vislumbra ya un concepto que aprovecha esa cualidad de lo nacional entendido como un diálogo entre varias culturas y tradiciones. En ese sentido, la propia naturaleza de esta orquesta lo ayuda. Ya allí, en esa condición mixta de orquesta sinfónica que incluye instrumentos tradicionales y que permite –u obliga– la interpretación de músicas que los tengan en cuenta, está implícita esa condición mestiza.

La Orquesta Juan de dios Filiberto ha tocado, desde que Gorelik la dirige, algunas obras tan valiosas como largamente ignoradas, como la Suite Argentina para guitarra y cuerdas, de Eduardo Falú, Los caudillos de Ariel Ramírez o Rítmica ostinata de Juan Carlos Paz. Y prevé para este año el estreno, entre otras obras, del Concierto para 20 charangos y orquesta de Alejandro Simonovich y de Sueños y deseos, un concierto para piano, bandoneón y orquesta compuesto por Leo Sujatovich. “La orquesta tiene un muy buen nivel”, dice Gorelik a Página/12. “La integran músicos excelentes y encontré una muy buena disposición para ampliar nuestro repertorio. Para ir más allá y poder buscar esos encuentros entre composiciones de distintas tradiciones compositivas y diferentes estilos que, al ser escuchadas una junto a la otra, nos hacen escuchar cosas en las que, de otra manera, no hubiéramos reparado. Unas obras, unas estéticas, iluminan otras”. El espíritu didáctico no le es ajeno al director, en todo caso, si se piensa que, también, conduce un programa radial por Radio Nacional Clásica (Tarde transfigurada, los martes de 18 a 20) en el que, justamente, busca saltar las fronteras entre géneros y señalar, más bien, las afinidades profundas. “No hay tanto misterio, finalmente”, asegura. “Se trata de tener ganas de escuchar”.