Mar 25.10.2016
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MUSICA › NO TE VA GUSTAR CERRó LA SEGUNDA FECHA DEL PERSONAL FEST

Una jornada plana y desaprovechada

Tanto el combo uruguayo liderado por Emiliano Brancciari como los británicos The Kooks dieron shows con más oficio que magia, algo a lo que sólo pudieron escaparle los veteranos hiphoperos Cypress Hill y los rockeros The Stypes.

› Por Yumber Vera Rojas

A contramano de sus ediciones anteriores, cuyo peso siempre recayó en una figura internacional, la programación del Personal Fest 2016, que concluyó cerca de la medianoche del domingo pasado, giró en torno a dos artistas rioplatenses. Si el sábado, más allá del esperado debut local de Richard Ashcroft y de la vuelta al país del jazzista Jamie Cullum, el show de Andrés Calamaro se tornó en el principal atractivo, al día siguiente lo fue el de No Te Va Gustar. Esto significó además el regreso del Salmón y de la agrupación uruguaya a los festivales porteños, tras una larga temporada de ausencia. Sin embargo, a pesar de que la segunda fecha del evento amagó con ser más variopinta y moderna que su antecesora, terminó por convertirse en una jornada plana y desaprovechada. Incluso la agrupación comandada por Emiliano Bran-cciari, que a lo largo de dos horas recorrió lo más excelso de su obra, padeció el mismo efecto mesetario del resto grilla. De eso sólo escaparon los raperos Cypress Hill y los irlandeses The Strypes con su rock iracundo.

Mientras la legendaria banda de hip hop celebraba sus 25 años de trayectoria, a través de una performance en la que apeló a clásicos que ni el tiempo fue capaz de sacarle brillo a su desfachatez, los hasta el domingo aquí ignotos The Strypes dejaron todo en el escenario al entender que quizá podría ser su debut y despedida frente a la audiencia argentina. Aunque ambos representan sonidos, generaciones y latitudes diferentes, un rasgo los aunaba: el riesgo. Si bien es cierto el Personal Fest en la actualidad es un espectáculo apto para todo el público, al igual que de matiz familiar –lo que dejó en evidencia una vez más mediante sus kermeses, chiches y colores–, al menos en sus orígenes se comportó como una vitrina de la realidad musical global. De eso hoy pueden jactarse el regresado BUE, por más que su convocatoria no haya sido la esperada, o el inminente Music Wins; en ambos, por cierto, su ADN no se sostiene en el autobombo de una corporación sino que la marca, a partir de su propia denominación, es el concepto del festival.

Pese a que el día dos del Personal Fest ostentaba una oferta más indie en propuestas y cruces que la de la jornada inaugural, quizá más clásica, la falta de pulso de la curaduría derivó en que la buena intención y disposición se diluyeran. Así que luego de que Los Brujos demostraran bajo un sol risueño que hay vida después del fallecimiento de Ricky Rúa, uno de sus dos cantantes, y de que en el medio se produjera el regreso de los estadounidenses Stone Giant (ese cóctel de Pappo’s Blues, Led Zeppelín y Back Sabbath capitaneado por el argentino Sebastián Fernández), Los Strypes saltaron al escenario. Sólo 50 minutos, en los que repasaron sus dos álbumes, cuatro EPs y un cover del legendario blusero Howlin’ Wolf , les bastaron al cuarteto para demostrar que es digno heredero de The Who, cuyo vocalista Roger Daltrey es un fan confeso de la banda. Tras ese sacudón de electricidad de rock troglodita y vernáculo, la sofisticación de los ingleses Mystery Jets intentó ponerle paños fríos a un público que aún procesaba lo que había visto.

Cuando el frío ya comenzaba adueñarse de la sede de San Martín de GEBA, en el ocaso de la tarde, Cypress Hill saltó a escena. Amparados por un logo conmemorativo por el primer cuarto de siglo de la agrupación hiphopera, el MC B-Real, secundado por el DJ Julio G y el percusionista Eric Bobo abrieron su set con Get ‘Em Up, uno de los temas de su último trabajo, Rise Up (2010). Luego se sumó el otro rapero del grupo, Sen Dog, quien se encargó de arengar y hablar con el público en español (es de origen cubano). Si bien la banda californiana está por lanzar su nuevo disco de estudio, disparó toda una artillería pesada de himnos de la métrica, de los que destacaron “Hand on the Pump”, “Latin Lingo” y “How I Could Just Kill a Man”. A manera de introducción de un popurrí de temas en honor al cannabis, cuya cultura pregonan, B-Real prendió un faso bien cargado de marihuana, lo que provocó la ovación de su legión de seguidores. Tras un solo de scratch y percusión, llegó el cierre con dos joyas del género: “Insane in the Brain” y “I Ain’t Goin’ Out Like That”.

Al tiempo que Cypress Hill despachaba ese container de rap pesado y fumón, en el tercer escenario del festival, la inglesa Cher Lloyd, hija del talento medido por la vara de la mediatización (se dio a conocer por el reality The X Factor) brindaba una lectura banal de la música urbana. Por suerte, sus compatriotas de The Kooks salieron a salvar el prestigio británico (en tiempos de Brexit). A una década del boom que causaron en todo el mundo con su primer disco (el memorable Inside In/Inside Out), los de Brighton ya juegan de local. Si ya lo habían puesto de manifiesto en su sideshow con entradas agotadas del viernes en Niceto, lo recalcaron en GEBA por si quedaba alguna duda. Sin embargo, a pesar de que hicieron los deberes y el repertorio no podía ser otro que el que presentó, la agrupación pareció carente de una mística propia.

Si bien The Kooks se la dejó picando a No Te Va Gustar, a los uruguayos les sucedió lo mismo que a sus pares británicos: la patearon varias veces al ángulo, pero sin lucirse. Y es que se percibió más oficio y aguante que magia. Luego de arrancar con “Más mejor”, “Cero a la izquierda”, “Con el viento” y “Fuera de control”, su frontman apuntó: “Es un honor cerrar este festival”, a lo que agregó: “… En este día en el que se festeja el cumpleaños de Charly García”. Desde entonces, la elocuencia quedó en el asiento de atrás de ese todo terreno y la música pasó al volante. No obstante, una vez que pasaron la euforia de “Llueve tranquilo”, “Al vacío” y “A las nueve”, algo se perdió en el camino. Ni siquiera se logró la conexión con el cover de “Cuando pase el temblor”, de Soda Stereo (en la previa se había especulado que participaría Zeta Bosio): fue tan respetuoso que pareció un despropósito. Así avanzó el show, que cerró con “No hay dolor”, “Te voy a llevar” y “No era cierto”, y la respuesta nunca apareció. Quizá haya sido cosa del formato.

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