Decía Morton Feldman que durante un período corto se podía pensar en la forma de una obra musical pero, después de una hora y media, la cuestión era la escala. Y tanto la forma como la escala remiten al espacio. Dijo Martin Heidegger, en Darmstadt –una ciudad que devino meca de la creación musical–, en 1951: “Al habitar llegamos, así parece, solamente por medio del construir; éste, el construir, tiene a aquél, el habitar, como meta”. Y reflexiona acerca de las diferencias entre la antigua palabra sajona “wuon” –permanecer, residir– y el gótico “wunian”, que expresa de un modo más claro la idea de permanencia al relacionarla con el estar satisfecho y en paz. Se construye para habitar, y cuando, como en el caso de Morton Feldman, se construye en el tiempo, con el tiempo como materia, lo que se produce, mucho más que música para ser escuchada es música para ser habitada.
El tiempo como materia no es ajeno, en todo caso, a un festival –su creador, Martín Bauer siempre insistió en llamarlo ciclo– como el que el Teatro San Martín dedica a la música contemporánea desde hace veinte años. Allí, Feldman ha sido siempre un mojón, una suerte de pie en tierra y de anclaje estético y en esta edición, además de presentarse por segunda vez sus Triadic Memories, esta vez (el próximo jueves 3 a las 20 en la Fundación Proa) por el notable pianista Alexander Melnikov, se estrenará Coptic Light, compuesta por Feldman dos años antes de su muerte. Será la primera vez que se toque en la Argentina una de sus obras orquestales y la versión, el jueves 24 de noviembre, estará a cargo de la Filarmónica de Buenos Aires, con dirección de Wolfgang Wengeroth. El programa se completará con Lontano, de György Ligeti, y varias composiciones de uno de los autores más admirados por Feldman, Anton Webern: las Piezas Opus 6 y Opus 10 y su arreglo de la Fuga a seis voces de la Ofrenda Musical de Johann Sebastian Bach. El ciclo de Conciertos de Música Contemporánea del Teatro San Martín fue ideado por Bauer junto a la música Carmen Baliero y Ernesto Schóo, en ese entonces director de la sala, fue el primero en entusiasmarse con la idea. A lo largo de dos décadas atravesó dificultades –incluso Kive Staiff, mientras condujo el San Martín, estuvo alguna vez a punto de suspenderlo– pero logró, sin embargo, mantener una continuidad más que atípica para la escena argentina. Bauer, quien luego sería uno de los directores del Centro de Experimentación del Teatro Colón y más tarde el impulsor del Tacec (Teatro Argentino Centro de Experimentación y Creación) y del Ciclo Colón Contemporáneo) asumió a comienzos de este año como director del Teatro Argentino de La Plata y anunció que esta edición número veinte sería la última del Ciclo del San Martín que él conduciría. Lo cierto es que en este tiempo, este festival puso en circulación mucha de la música que hoy es habitual en el ámbito de la creación más actual e instaló nombres y estéticas que, hasta ese momento, apenas eran conocidos por unos pocos especialistas.
Con participantes ilustres, como el mencionado Melnikov y la gran violinista Isabelle Faust, que el viernes 4 hará, en la Usina del Arte, La lontananza nostalgica utopica futura de Luigi Nono y la Partita en Si Menor de Johann Sebastian Bach, el ciclo se inaugurará hoy a las 20, también en la Usina, con la soprano Claron McFadden en un programa para voz a capella que incluirá obras de Luciano Berio, John Cage, Feldman, George Crumb y Erwin Schulhoff entre otros.
El sábado 12, en esa misma sala, estará el percusionista portugués Nino Aroso y una semana después, en la Sala AB del Centro Cultural San Martín, se presentará un concierto audiovisual bautizado Mahler remixed, a cargo del dúo electrónico Fennesz y Lillevan. El domingo 20, en la Usina, se presentará la genial Laborintus II de Luciano Berio, y un encargo del festival, Música nocturna, de uno de los más destacados compositores argentinos jóvenes radicados en el exterior, Alex Nante, con dirección musical de Santiago Santero y Mariano Moruja. Coptic Light será la obra que cierre esta vigésima edición del festival, en el Teatro Colón y en coproducción con el ciclo Colón Contemporáneo.