MUSICA › EL FOLK EXPERIMENTAL SEGUN DEVENDRA BANHART
El texano vino a presentar el Personal Fest. Pero hubo mucho más que protocolo.
› Por Roque Casciero
“No hago folk sino rock’n’roll. Lo que pasa es que para mí, el rock’n’roll es un tipo con un cuatro cantando y llorando. La única música que no me gusta es la que mi corazón y mi mente no entienden: el rock mainstream norteamericano.” La frase pinta de cuerpo entero a quien la pronuncia: Devendra Banhart, un texano (que odia a George W. Bush) criado en Venezuela y ciudadano del mundo que en los últimos cuatro años se convirtió en el adalid de una remozada versión del folk de los ’60, en la que caben la psicodelia, el tropicalismo brasileño y hasta Atahualpa Yupanqui. El paso de Banhart por Buenos Aires fue rápido pero provechoso: cenó comida krishna en casa de su amiga Juana Molina, hizo entrevistas a regañadientes, “saqueó” cuanta disquería de vinilos encontró (se llevó Almendra y Color Humano, entre otras cosas), dio su show pactado para presentar el Personal Fest y luego se fue a Niceto, a tocar gratis para quienes se enteraron por el boca en boca.
Tan cansado está Banhart de la exposición que le provocaron sus cuatro álbumes (Oh Me My, Rejoicing the Hands, Niño Rojo y Cripple Crow) que, ante Página/12, anuncia que después de un show neoyorquino compartido con David Byrne dejará de tocar en vivo, quizá para siempre. “Solamente vamos a grabar y a tratar de descansar un poquito, porque en los últimos cuatro años no he vivido en ningún lugar. Es decir, vivo en Los Angeles, pero tengo todos mis vinilos y mi ropa en cajas.”
–En una entrevista dijo que le gustaría tener un escritorio y un perro.
–Es todo lo que necesito.
–¿Ha cambiado su forma de componer desde que publica discos?
–Sí, ha cambiado, pero en cada disco. Cada vez que termino una canción o un disco, se me olvida todo. Ahora estoy a punto de grabar otro y estoy como “Coño, no tengo idea de cómo escribir, de cómo hacer un disco”. Así es mi relación con la composición.
–El lado positivo es que mantiene la inocencia.
–No la inocencia, ¡la ignorancia! De verdad, me mantiene humilde, porque cada vez que viene una canción es como un regalo y tengo que agradecerlo.
–¿Y cómo le llegan las canciones?
–No sé. Esa es toda mi respuesta.
–Pero, ¿le llegan en cualquier situación?
–No, solamente en la peor situación posible: cuando no tengo guitarra ni micrófono.
No habrá sido “la peor situación”, pero tuvo algo de eso su debut porteño: en una discoteca de Paseo de la Infanta, con ruido a trenes y acoples mezclándose con su voz, frente a una mayoría de invitados con ganas de “evento” (y que hablaban todo el tiempo) y público que debió pagar 100 pesos. Sin embargo, con una banda que incluyó a Andy Cabic, líder de Vetiver, Banhart mostró esas canciones extrañas que enamoran desde la primera oída (“I Feel Just Like A Child” y “Quédate luna”, entre otras). Locuaz y risueño pese a que era evidente que no estaba cómodo, el cantante incluso invitó a una chica del público a cantar una canción de ella y, como la dama no sabía tocar la guitarra, la acompañó gustoso. Por momentos, los cuatro barbudos del frente del escenario parecían Crosby, Stills, Nash and... Veloso. “Caetano es mi héroe completo”, le había dicho antes a este diario. “Y pude conocerlo hace unos días, en Brasil. El es el ejemplo de lo que debería ser la expresión: ¿quién quiere rockear todo el día, o estar triste, o dormir todo el día? Todo el mundo hace cosas en círculos. Y Caetano representa la expresión mejor que ninguna persona que haya oído en mi vida.”
–Usted siempre menciona su fanatismo por Atahualpa Yupanqui. ¿Cómo fue que lo descubrió?
–Porque al lado de la casa de Andy, en San Francisco, hay una tienda que se llama Green Apple Books, donde venden libros y discos. Fui a la sección de discos del mundo y de repente veo a Atahualpa Yupanqui. Y dije: “¡Coño!”. No sé, fue como que Atahualpa me dijo: (pone voz gruesa) “Comprame”. Me lo llevé y nos volvimos locos cuando lo escuchamos. Entonces compré más discos, especialmente cuando estuve en Francia. Incluso grabamos una versión de “Pastorcita perdida”, que salió únicamente en la edición de vinilo de Cripple Crow.
–También se sabe que grabó diez temas con Juana Molina.
–Escribimos como diez demos juntos, así que seguramente vamos a grabar con ella. Anoche comimos comida hare krishna en su increíble casa y nos hizo escuchar unas cuantas canciones nuevas, hasta que pensé que yo no tendría que tocar más, porque ella escribe la mejor música. Es tan buena su música que, ¿pa’ qué tocar? Pero luego hablamos de grabar esas diez canciones. Cuando las escuchamos, no podíamos pensar en otra forma de describirlo que The Ramones y hare krishna mezclados.
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