MUSICA › CARLOS ALONSO, EL CEREBRO DEL GRUPO UNO X UNO
Su disco Melodías gigantes ratifica su condición de inclasificable: tiene electrónica, jazz, experimentación y excelentes canciones.
› Por Santiago Rial Ungaro
En el bar de Belgrano, nadie sabe quién es. Pero Carlos Alonso está allí, con sus Melodías gigantes. Tan gigantes como discretas. La amplia sonrisa del músico confirma que la cuestión no pasa por ahí. Melodías gigantes es el nombre del último disco de Uno X Uno, su banda, y lo cierto es que el nombre del disco es exacto: las melodías de Alonso parecerían provenir de una época mítica, una época en que los gigantes convivían con los mortales. Y escuchando este ensamble de música electrónica (en la que los Uno X Uno fueron pioneros en los ’80) con jazz, experimentación y excelentes canciones da toda la impresión de que se trata de un proyecto nuevo. “Hay gente que cree que somos una banda nueva. Y la verdad es que está bueno que con cada disco que editamos sigamos siendo un grupo nuevo”, dice Alonso, que también se anima a burlarse de sí mismo señalando el parecido de la tapa de su disco (en la que se ve un huevo) con la de La hija de la lágrima de Charly.
Pocos saben del pasado de Alonso, y aunque no sea indispensable es más que interesante saber que casi 30 años antes de que Los Brujos marcaran el cambio de década (los ‘90, claro está) Alonso tenía, en San Miguel, una banda de rock instrumental llamada, justamente, Los Brujos. En 1963 Carlos Alonso, el aprendiz de brujo, tenía 13 años. “Cuando empezamos a tocar hacíamos muchos temas instrumentales. Yo a los 12 o 13 años escuchaba The Shadows y The Ventures y querer hacer esa música era lo más normal. Hicimos como 500 fechas, pero al centro ni nos planteábamos de ir a tocar, porque estábamos todo el tiempo ocupados tocando.” La historia de Alonso y su música es una versión alternativa, a la vez visceral e intelectual, de la historia del rock. Una historia familiar y, a su manera, sencilla. “En ese sentido a mi viejo le tenemos que estar agradecidos, porque en ese entonces venía gente a casa y le decía: ‘Tenga cuidado con sus hijos, que andan en cosas raras. Está tocando instrumentos raros’. Si me preguntás para mí un referente del rock, te tengo que decir que es mi viejo. En su momento fue al centro y nos compró los equipos. El se dedicaba a hacer ropa industrial, para Esso y empresas así, pero le gustaba la música. Hoy en día el tipo tiene ochenta y tres años y trabaja en la sala que tengo: conoce a todas las bandas de la zona y arregla los horarios de todas las bandas. Todos los músicos de la zona que vienen a casa preguntan por él.”
Alonso es a la vez un tipo sencillo y rarísimo: “A mí lo único que me interesa es la música. Yo tengo mi familia, mi mujer y mis hijos y sin embargo sé que la música está por sobre todas esas cosas. Yo estoy sentado acá y no me interesa nada de lo que me rodea”. Alonso trabaja de docente, pero es ingeniero electrónico, por lo cual la idea de hacer música electrónica lo encontró cuando eso todavía era una excentricidad. “Ser ingeniero en su momento me servía para conocer chicas. Con la pinta de hippie desastroso que tenía, ser además ingeniero electrónico era una mezcla atractiva. Ser ingeniero electrónico me vino bárbaro como músico: hoy toco el sampler como también puedo tocar la guitarra. Creo que el house fue como el punk: fue algo que llegó en el momento justo. En ese momento para hacer un demo tenías que tener cien horas de estudio y gastarte miles de dólares para grabar; era genial que con una PC se pudiera crear todo un lenguaje musical”.
Su discurso sorprende a la vez que motiva: “A mí por ahí me dicen: ‘el referente electrónico, pionero de la escena tecno’, y después capaz que me vas a ver y salgo a tocar sólo con la guitarra. Yo vengo de la cultura del vinilo y hasta del casete, que todavía sigo reivindicando. En el ‘86 edité un casete del que todavía hoy hay gente que nos pide temas. A mí la obra de Uno X Uno me parece impresionante. Hay muchas bandas que no han dejado nada. Creo que ese derroche de energía en algún lado queda, no se pierde. Nosotros tenemos una teoría de que todo eso que nosotros estamos haciendo, esa energía alguien la está captando y que va a ir a parar a alguna sonoteca o algún lugar”. Hoy por hoy, lo que pasa en la electrónica y lo que hoy se conoce como rock a Alonso (que en el tema que le da nombre al disco canta sobre ser un demonio y un dios al mismo tiempo) lo dejan indiferente: “A mí la música electrónica me tiene que conmover igual que me conmueve un tipo tocando la guitarra. ¿A nivel de música electrónica acá qué me gusta? Voy a ser malo y respetar la edad que tengo. He visto mucha gente con mucha información hacer sus discos sampleando a gente y haciendo sus discos así. No quiero dar nombres, pero no es como el hip hop: es otra cosa. Creo que tengo una edad en la que ya puedo decir lo que pienso. Y la verdad es que yo no veo rock en la Argentina. Unicamente veo gente haciendo bardo y haciendo unos cánticos que son cualquier cosa. Eso no es rock. Se perdió el rock, se volvió muy conservador. Creo que se diluyó en fórmula de éxito. Sí veo que hay un montón de revistas y publicaciones que a mí no me representan para nada. El rock fue parte de una cultura y de un movimiento que les generaba algo a las personas, y eso yo no lo veo. En ese sentido yo sigo rockero, en el más amplio sentido de la palabra. Ultimamente cuando toco solo escucho un elogio que para mí es bastante nuevo: suelen decirme que es como ver una banda de rock. Hoy veo rock en Rubén Juárez o en el Chango Spasiuk. Rescato cosas de Pez, o de Los Natas y por ahí de otra gente no tan conocida y que me interesa escuchar. Miguel Abuelo solista era rock: yo lo he visto tocar para diez personas y el tipo se prendía fuego, era algo que no lo podías creer. Y eso hoy no lo veo”.
Siempre atento a expresar con imágenes su música, el último video de Uno x Uno está protagonizado por la elefanta Mara. Está claro que, después de tantos casetes y CD editados, Alonso no va a cambiar su idiosincrasia, ni su memoria: su música mantiene una fuerza animal y salvaje, lo que es curioso por lo sofisticado que es su sonido. “Está bueno ganar plata, eso me gustaría mucho, poder tocar y que haya gente, pero si no hay gente no es un problema mío. Yo estoy pensando en que en cada ensayo salga fuego. Eso es lo que nos lleva a seguir tocando”.
Marcando caminos no transitados y dejando sus huellas de elefante, Uno x Uno es, hoy, un grupo viejo y nuevo, esencial para todos aquellos que quieran salirse del rock cortado a la medida de los festivales o la electrónica de ringtone. Alonso da la impresión de ser un hombre solo, que sigue esperando captar esas melodías tan atemporales como actuales. “Mi tiempo no coincidió con el tiempo de la gente. Pero bueno, ése no es mi problema. Yo creo que las melodías gigantes que atraen multitudes están ahí, al alcance de cualquiera. Y yo voy a seguir siendo dios y demonio cuando se me dé la gana.”
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