MUSICA › UN SHOW LLENO DE CLASICOS EN EL GRAN REX
El dúo homenajeó al disco La Fusa y a Vinicius de Moraes con un set que terminó enfervorizando a una platea adicta.
› Por Karina Micheletto
Hay que ver el entusiasmo que pone el público porteño con todo lo que sea brasileño (hablando de música, claro está: en otros campos, como el futbolístico, no parece verificarse una adhesión tan unánime). Cuando de lo que se trata es de revisitar a los clásicos, y en lo posible en el mismo formato en que esos clásicos nacieron, el éxito está asegurado. El recital de Toquinho y Maria Creuza, propuesto como un homenaje al disco que surgió de sus recitales en el café concert La Fusa, 37 años atrás y con la guía del poeta Vinicius de Moraes, resultó más bien un recorrido por la historia musical de la bossa nova en general y de Toquinho en particular, con algunas paradas en la obra que el intérprete y compositor compartió con el poeta capital del Brasil.
Más cercano a un encuentro de ocasión que a una producción pensada para un espectáculo conjunto, el recital se dividió en tres partes. Primero pasó Maria Creuza, con unos cinco temitas marcados, por supuesto, por la bossa nova y por la pluma de Vinicius. La morena demuestra que guarda la voz bendecida en su juventud por la elección de Vinicius, quien la halagó por cierto carácter “aterciopelado”, condición que por cierto conserva. Su set comienza con el gran himno de la bossa nova, “Chega de saudade”, e incluyó hitos como “Si todos fossem iguais a voce” y “Voce abusou” (este último, fuera del repertorio de Vinicius). En el teatro suenan muchos aplausos: se nombra a Vinicius y el público aplaude largo, se nombra a Tom Jobim y hay más aplausos, se nombra a Baden Powell, a Chico Buarque, más aplausos... Sobran las ganas de homenajear a los próceres.
La segunda parte es para Toqui-nho como solista, que arranca sumando su guitarra a “Tarde em Itapoa”, en versión rápida, rapidísima. Enseguida el músico hace gala de sus dotes de showman y ofrece algunos relatos cargados de anécdotas de Vinicius, donde siempre aparece un vaso de buen whisky en la composición de lugar. Además de recrear momentos de los conciertos que dieron con Creuza y Vinicius en La Fusa (aquel mítico café concert con sucursales en Buenos Aires, Punta del Este y Mar del Plata, que en los ’70 concentró a gran parte de lo más exquisito de la música), hubo tiempo para hablar de la Copa América. “Nosotros estamos malísimos, y el equipo de ustedes es increíble... ¡espero que no se crucen!”, estimó Toquinho en un fluido portuñol, y terminó de ponerse al público de su lado. Por supuesto, entre las canciones del disco de La Fusa no figuró “Copa do mundo”, el tema que abre el disco grabado en 1970, un homenaje al equipo de la selección brasileña y a figuras como Pelé, Gerson y Carlos Alberto, después del triunfo de Brasil en el Mundial de México.
Toquinho muestra que se conserva en forma como guitarrista, dedicando sets instrumentales y hasta incluyendo su versión de “El día que me quieras”. El trío que lo acompaña, donde se destacan la labor de la tecladista Goes de Jesús, recrea con oficio un sonido ochentoso de la bossa nova. Toquinho se va, pero enseguida vuelve con Maria Creuza de la mano, y junto a la morruda morena arremete, ahora sí, con los clásicos de La Fusa, aquel disco que grabaron casi cuatro décadas atrás –“cuando éramos unos pendejos”, define Maria Creuza– y que sigue siendo un fenómeno de ventas en todo el mundo. Así pasan, entre otros, “Samba em prelúdio”, “Garota de Ipanema”, “Eu sei que vou te amar”, “Tomara (Ojala)”, el tema en el que Vinicius define con palabras simples lo que al parecer fue su filosofía de vida, de lo más complejo de llevar a la práctica: “La cosa más divina que hay en este mundo es vivir cada segundo como nunca más”.
Llegan los bises, y uno de los himnos del país hermano, con esa costumbre que tienen los vecinos de contar historias tan tristes como las de los tangos argentinos, pero riendo y bailando como descosidos: “Tristeza, por favor vete lejos... Quiero que vuelvan esos días de alegría, ¡quiero de nuevo cantar!”. El público se para, como eyectado por algún resorte escondido entre las plateas y las populares, y pone en práctica el entrenamiento de tanto carnaval carioca de casamiento. Una verdadera fiesta en portuñol.
7-TOQUINHO Y MARIA CREUZA
Homenaje a La Fusa.
Músicos: Silvia María Goes de Jesús (teclados), Ivani Sabino (bajo) y Eduardo Nunes Ribeiro (batería).
Lugar: Teatro Gran Rex.
Público: 3200 personas.
Duración: 110 minutos.
Martes 3 de julio, Teatro Gran Rex. Repitió ayer.
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