Dom 26.08.2007
espectaculos

MUSICA › CRONICA DE UNA FIESTA POPULAR

Un Carabajalazo para festejar el cumpleaños de la Abuela

Es un ritual que se repite desde hace más de 50 años en la legendaria casa familiar de los Carabajal. Una multitud copó las calles del barrio Los Lagos, en La Banda, donde las zambas y las chacareras, la comida y la bebida brindaron una dosis generosa de cultura santiagüeña.

› Por Claudio Kleiman

Desde Santiago del Estero

La escena es un festival para los sentidos: en las calles de tierra que rodean la ya legendaria casa familiar de los Carabajal, en el barrio Los Lagos de La Banda, a 8 kilómetros de la capital provincial, sonidos, perfumes y colores se entrecruzan sobre el cálido sol invernal. El humo que desprenden las parrillas con carnes de distintos tipos –chivito, ternera, pollo, cordero–, asándose en los numerosos puestos de comida, convive con la oferta de tortas, dulces, alfajores, comidas regionales, los tradicionales “rosquetes” de Loreto, puestos de merchandising, artesanías y objetos que van desde bombos hasta pins con las caras de la Abuela y de Carlos Carabajal.

Por supuesto, la música de fondo la proveen los artistas –conjuntos, solistas y numerosas combinaciones espontáneas de músicos de distintos grupos– que desfilan sin cesar por el pequeño escenario montado en la esquina de la casa familiar, de espaldas al patio y de frente al público, que se congrega en torno de los sones de gatos, chacareras, zambas y escondidos. El decorado está dado por el deambular de la gente entre las calles adyacentes, y las parejas de baile improvisadas desplegando sus coreografías en cualquier patio, terraza o rincón que permita un mínimo espacio para los movimientos. El público es igualmente variopinto: conviven los “folklostones”, con pelos largos y pulóveres peruanos, rastas, mochileros, rubios turistas llegados desde distintos lugares de Europa, fans del folklore y familias de todos los pueblos y ciudades de Santiago, así como de Buenos Aires y diversos puntos del interior del país. Los vecinos de La Banda, más que espectadores, son partícipes de alguna manera: quien no ha instalado un puesto de venta de algo, alquila el patio de tierra de su casa para que se instalen una o más carpas (dependiendo del lugar disponible), o también ofrecen habitaciones para hospedar a los visitantes, ya que la capacidad hotelera de Santiago estaba totalmente desbordada.

El día anterior, un intenso frío, acompañado de neblina y alguna llovizna, sorprendió a los propios santiagueños, no muy acostumbrados a las bajas temperaturas. Pero el domingo, como para acompañar las expectativas de las miles de personas que llegaron para asistir a esta festividad cada vez más convocante, un cielo límpido y el sol resplandeciente pusieron el marco propicio de esta nueva edición del Cumpleaños de la Abuela, ya convertida además en una celebración de la chacarera y las manifestaciones más típicas de la cultura santiagueña.

El dúo de Cuti y Roberto Carabajal –tío y sobrino– había presentado días antes en las instalaciones del teatro 25 de Mayo de Santiago su nuevo álbum, titulado precisamente El Cumpleaños de la Abuela, mientras que en la noche del sábado, la familia se reunió nuevamente en las instalaciones del Centro Recreativo de La Banda, para una nueva edición de El Carabajalazo, la peña que oficia como prólogo para la fiesta del domingo.

Este año, la celebración tuvo varias particularidades: es la primera vez que se realiza desde el fallecimiento de Carlos Carabajal, “el padre de la chacarera”. Justamente, la apertura de las actividades se realizó a las 10 de la mañana, con una misa en homenaje a doña María Luisa Paz de Carabajal y Carlos Carabajal, cuando faltaban pocos días para que se cumpliera un año de la desaparición de este último. El otro rasgo distintivo fue el hecho de que esta festividad –que se ha transformado con el tiempo en una de las manifestaciones tradicionales más populares de Santiago del Estero–- fue declarada de “Interés Cultural” por la Cámara de Diputados de la provincia, cuyos representantes entregaron al Cuti el proyecto respectivo durante un paréntesis en el desfile de músicos. El día anterior –otra novedad– fue presentado un malbec mendocino llamado La Fiesta de la Abuela, con el rostro de Doña Luisa en su etiqueta, que próximamente tendrá distribución nacional.

A lo largo de la jornada desfilaron por el escenario Agustín Carabajal los distintos representantes del clan familiar. Demi, Peteco, Graciela, Cuti y Roberto, y Los Carabajal, entre otros, dijeron presente, y fueron recibidos entusiastamente por el público, que en general obligaba a uno o más bises. Además de los integrantes de la familia, se presentaron numerosos músicos de prestigio, como Presagio, Eduardo Mizoguchi, Natalia Estefani y Elpidio Herrera y las Sachaguitarras, que trajo los sonidos del monte con el instrumento producto de su propia creación, interpretado por él y su hijo Manuel. Para el público joven, el intérprete más convocante fue Franco Ramírez, un ascendente solista a quien muchos ya señalan como el sucesor del recordado Jacinto Piedra. Ramírez presentó los temas de su segundo álbum, Donde se espeja la Luna, que cuenta con la producción de Roberto Cantos, del Dúo Coplanacu.

Como ya es tradición, la ceremonia comenzó a las 16, cuando Demi, Cuti, Roberto y Los Carabajal, acompañados por Elpidio Herrera, Marcelo Mitre y Manuel Orellana (de Presagio), realizaron la presentación oficial de la familia. Mario “Musha” Carabajal asumió la palabra en nombre de todos, resumiendo el sentimiento general al expresar: “Esta es una de las fiestas más populares del Norte y es para nosotros un honor ser quienes los reciben año a año. Aquí está toda una familia con el corazón abierto y seguramente la abuela María Luisa, Agustín, René, Héctor y Carlos nos están acompañando como siempre. A ellos les dedicamos esta zamba”. Allí empezaron a sonar los acordes de “Perfume de carnaval”, interpretada a coro por todo el público.

La celebración finalizó ya sobre la madrugada del lunes, ante la satisfacción de los organizadores por la convocatoria cada vez mayor que tiene el Cumpleaños de la Abuela, nacido inicialmente como una fiesta familiar y convertido ahora en un acontecimiento nacional. Es casi como si fuera una confirmación de los versos de Carlos Carabajal en su emblemática “Entre a mi pago sin golpear”, cuando decía “Fue mucho mi penar andando lejos del pago/tanto correr pa’llegar a ningún lado/ si está donde nací lo que buscaba por ahí”.

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