MUSICA › ENTREVISTA A JOAO BOSCO, QUE ESTA NOCHE ACTUA EN BUENOS AIRES
El cantautor mineiro sostiene que el mercado, en su país, ha tenido efectos reductores sobre el arte. “La novedad está dominando a la música”, dice el compositor de “Papel maché”, que hoy propondrá en el ND/Ateneo un recorrido por su extensa trayectoria. “La principal cualidad de la MPB es la transmisión de su legado de generación en generación”, plantea.
› Por Yumber Vera Rojas
Si es cierto eso que Dorival Caymmi cantaba en su “Samba da minha terra” de que “Quien no gusta del samba buen sujeto no es”, entonces a Joao Bosco le cuelga la chapa de “brasileño generoso”. Durante tres décadas de trayectoria artística, el cantautor originario de Minas Gerais ha contagiado con su altruismo artístico a varias generaciones de público tanto en su país como en el resto de América y buena parte de Europa. Para celebrar este andar por la música, que coincidió en 2006 con la celebración de sus 60 años, el autor del clásico “Papel maché” regresa a la Argentina, tras una serie de shows que concretó en 2000 junto a Diane Krall y Hugo Fattoruso, para ofrecer esta noche, en el ND/Ateneo, un recorrido por su inmenso cancionero. Y es que cuando mira atrás, lo primero que Bosco rescata, más que cualquier anécdota propia, es la satisfacción por el legado musical que caracteriza a su país. Este elocuente exponente del samba asegura: “La principal cualidad de la música popular brasileña es la transmisión de su legado de generación en generación. Es el respeto por su historia. Particularmente, experimenté eso: conocí a Vinicius de Moraes en 1967, a Tom Jobim en 1968 y a Elis Regina en 1972. En mi país, los iconos dialogaban con los jóvenes. Todavía lo hacen, eso lo podés ver en Chico Buarque, Caetano Veloso o Milton Nascimento. Ellos también tienen un diálogo muy bueno, saben transmitir muy bien ese sentimiento”.
A lo largo de sus 25 producciones discográficas, Joao Bosco ha dejado testimonio de colaboraciones con figuras esenciales de la música brasileña, entre las que se destaca el excepcional poeta carioca Aldir Blanc (con quien compuso alrededor de cien canciones). Pero es justamente esa actitud evocativa la que suele empapelar en el recuerdo a figuras de semejante envergadura. Ante el temor de la continua reminiscencia de su legendario repertorio y la escasa atención hacia la novedad que pueda experimentar, el cantautor mineiro está consciente de las reglas del mercado y de la influencia que éstas puedan tener en su obra. Bosco advierte: “Es un hecho que el mercado tiene importancia en la cultura. Al mismo tiempo, el progreso tecnológico también influyó en los movimientos de la industria discográfica. La piratería hoy es una empresa muy poderosa, pero la realidad es que permite que las personas que no tienen dinero encuentren una posibilidad para acercarse a la música. Hoy entrar en una disquería es casi un lujo. Esto redujo el mercado a una calidad menor, así como Internet. Actualmente, se puede tener acceso a la música sin pagar. Eso crea tribus conectadas. Debido a mi estilo, a mi trabajo como compositor, soy una persona que no está a disposición de los sites o de la piratería.
–¿Estaría dispuesto a impulsar el samba hacia los límites?
–Esa mezcla siempre la busqué. La conjunción de las seis cuerdas más una voz, una armonía, un ritmo y una palabra estuvo en todo momento en mis canciones. Voy a continuar expresándome de esta manera, justo es lo que voy a volcar en mi próximo disco. No necesito usar herramientas actuales, como los samples o los loops, aunque sé que para muchos son necesarias. Incluso, sé que el groove que pueden ofrecer es muy bueno. Pero no lo siento necesario en mi propuesta, creo que con mi guitarra puedo lograr ese mismo efecto. Sé puedo alcanzar esas sensaciones, me siento capaz de recrear musicalmente a Brasil. Vengo de la escuela de Joao Gilberto y Dorival Caymmi, que expresaban lo que sentían, ambientaban una escenografía, sólo con su instrumento. Eso es fantástico.
–Si bien en su obra consiguió que el samba flirteara con el jazz e incluso con el rock, ¿está de acuerdo con las conjunciones que se están produciendo del samba con el hip hop, el funk, el reggae o con la electrónica? ¿O es del bando purista?
–Quien está abierto a las influencia no puede negarse a que esto suceda. Estas fusiones son necesarias para el desarrollo y la subsistencia del samba. Recuerdo cuando Gilberto Gil tocaba “Chiclete com banana” o lo irreverente que fue en su momento Jackson do Pandeiro. Eso fue mezclar samba con rock. Si nos remontamos a mucho más atrás, a los años 30 o 40, el samba llegó a tornarse en un sonido americanizado. Y eso que no existía la globalización. Antes no se necesitaban tantas definiciones para describir lo que estaba sucediendo. Creo que la novedad está dominando a la música. Esto es sencillamente una necesidad del mercado.
–Parece que se resiste a las imposiciones del mercado y la tecnología...
–Mi problema no es con la tecnología, ni con el mercado, sino con el carácter reductor que se le ha dado a la música. Internet achicó el tiempo de las cosas y hasta de la música. Ahora podés escuchar sólo lo que te puede ofrecer una canción y no lo que ella trata de decirte. No tenés chance de analizarla. Existe una necesidad de andar tan rápido que no se justifica. Las canciones necesitan de un tiempo de maduración. A eso me refiero.
–Pero la música brasileña es tan amplia que no se sabe muy bien lo que está pasando. En el rock, por ejemplo, hay artistas que gozan de renombre internacional, como las agrupaciones Cansei de Ser Sexy o Bonde do Role, que apenas un porcentaje mínimo las conoce dentro de su propio territorio. ¿Es posible controlar lo que sucede musicalmente en su país?
–Ciertamente, creo que es difícil. Existe una generación de jóvenes artistas a los que se les ha hecho muy complicado darse a conocer. Pasa que la televisión de señal abierta se encarga constantemente de imponerle al pueblo sus lineamientos musicales. A diferencia de antes, no están interesados en servir de vitrina para la novedad. Brasil no conoce a Brasil, aunque esto también puede suceder en otros países.
–Viene a la Argentina para presentar su DVD Obrigada gente. Tras la aparición de su disco Na esquina, no tiene ningún otro disco de estudio. ¿Cuándo verá luz el próximo?
–A finales de este año comienzo a grabarlo y en marzo de 2008 lo voy a lanzar. Después de tocar con una banda grande en Obrigada gente, ahora quiero crear una situación solista. Quiero volver a esa situación intimista que alcancé con la grabación de mi MTV Unplugged en 1990. Quiero jugar con es mezcla de jazz, samba y eso que no sé definir muy bien qué es.
–¿Qué es lo que prepara para su recital en Buenos Aires?
–No tengo un repertorio definido. Me nace cuando estoy en medio del show. Como no tengo una banda que me acompañe como en el DVD Obrigada gente, no existe esa presión. No estoy en la obligación de recrear un camino anterior. Me dejo llevar por la situación, así que no garantizo que pueda tocar esas canciones que la gente está esperando.
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