Nacieron con el milenio y, al primer ensayo, un cráneo les colgó el sambenito vendedor: “Son la única banda beatle femenina del mundo”. Así, bajo presión, debutaron en una fiesta acorde en el Rosedal, organizada por Eternamente Beatles, el programa radial de Martín Aragón. Seis meses después, otro record: el infatigable conductor/productor las llevó a tocar a las Islas Malvinas. “Fuimos la primera banda argentina en tocar allí... días de mucha adrenalina”, recuerda Lucrecia López Sanz, primera guitarra de The Beladies y –por elipsis– correlato femenino/criollo de George Harrison. “No soy devota ni lo tengo como un santo, pero está todo bien con él. Era un músico tremendo y lloré mucho cuando murió”, despeja ante cualquier sospecha de clonación con el beatle impoluto. En el devenir, cierta simpatía, algún misterio yang para versionar temas como “It won`t be long” o “If I needed someone” y un sonido cálido hicieron que, al año, representaran al país en la Beatle Week 2001 de Liverpool y tocaran siete veces en The Cavern y una en el mítico estudio Abbey Road. Con esto, tal vez hubiese bastado, pero las Beladies –con algunos cambios de formación y sin Aragón detrás– lograron persistir y el 14 de septiembre, tras una gira por Córdoba, volverán a tocar en The Cavern, pero el del Paseo La Plaza.

“Ahora estamos más rockeras, más power. En los últimos shows agregamos una tecladista y estamos pasando paulatinamente de la beatlemanía a la fase más experimental, a la del White Album o Revolver”, define Lucrecia. Paradoja: el último ingreso a los estudios no fue para versionar a Los Beatles sino para grabar una muy singular visita a “Nena Boba”, viejo tema de Pescado Rabioso, que verá la luz si es que se edita el proyecto de Litto Nebbia: la celebración del rock argentino. “Siempre nos dicen que Los Beatles argentinos fueron Serú Girán o Almendra, pero teníamos ganas de experimentar por un lado más rockero. Nos dieron a elegir entre distintos artistas entre los que estaba Spinetta y toda su obra. Y, como también nos gusta mucho Led Zeppelin, apuntamos a Pescado”, sostiene Lucrecia, también integrante de Nube 9, la banda paralela del superratón Fernando Blanco.

–¿Nunca pensaron en hacer temas propios?

–Bajo el nombre de Beladies seguiremos haciendo temas de Los Beatles. Me encantaría hacer temas propios, pero sería bajo otra identidad. Está bueno compensar la interpretación de los temas que te gustan por un lado, y componer por otro. Son dos mundos que se complementan muy bien.

–¿Cómo hacen para mantener el fanatismo durante tanto tiempo? A menudo ocurre que se diluye con el tiempo o se exacerba...

–Y hasta se puede transformar en algo peligroso, onda Mark Chapman (risas). Si bien son casos aislados, hay gente que siempre está al borde. Se trata de mantener el límite... que te guste la música, saber de sus vidas, de sus giras, de sus composiciones está bien, pero hasta ahí llegamos. Es insano creerse un beatle.

–¿Cómo las trataron en Malvinas? ¿Es verdadero el resentimiento que hay con los argentinos?

–Hubo un caso aislado, como la persona encargada de la limpieza del hotel, que tenía muy mala onda con nosotras. Eso sí, llegamos al aeropuerto y nos dijeron que no se podía sacar fotos, ni filmar... faltó decir “no respiren”. Muy loco y contradictorio. Además, ver la bandera inglesa flameando en las islas fue como un estacazo en el corazón. Es muy rara la situación de estar geográficamente dentro de tu país, pero políticamente no. Una sensación ambigua... y ni hablar cuando fuimos al cementerio argentino y al campo de batalla. Es muy doloroso, lo sentís muy cerca. Igual, nunca perdimos el foco de que lo principal, el motivo por el cual estábamos allí, era tocar...

–Después fueron a Liverpool: ahí ya no fue tan raro ver la bandera inglesa flameando...

–No, allá era todo legal. Para nosotras fue como tocar el cielo con las manos. Imaginate, cuatro fans de Los Beatles tocando donde ellos nacieron. Había soñado toda la vida con estar ahí, en Penny Lane, Strawberry Fields o The Cavern y cuando llegué dije: ¿qué hago acá?