MUSICA › QUINTA VISITA DE IRON MAIDEN A LA ARGENTINA
› Por Cristian Vitale
La última vez fue una calurosa noche de 2004. Enero, 25 mil metaleros en Vélez y un show para la vitrina. La dama de hierro había parido, recién, su duodécimo hijo en estudio –Dance of death– y la banda, además de sonar impecable, solapaba bien –detalle no menor– el rasgo proanglo de “The Trooper...” o sea: noche perfecta, heavy metal en estado puro y sin artificios. Todos en paz. Ahora, si aquella jornada fue, en cierto modo, inolvidable, la que se aproxima promete serlo aún más, siempre y cuando los planetas se alineen en torno de E-ddie, el famoso monstruo emblema del grupo. Esta noche, en Ferro, a las 20, Bruce Dickinson, Steve Harris, Dave Murray, Adrian Smith, Janick Gers y Nicko McBrain estarán cumpliendo una vez más con su ritual, en este lado del planeta. Y con varios aditivos: además de cumplir treinta años de historia, Iron Maiden llega encendido por la multimillonaria reedición en DVD de Life after Death, aquel memorable concierto en Long Beach, fechado el 14 de marzo de 1985.
La parada argenta es la decimonovena entre las 46 que integran Somewhere back in time, la ciclópea gira mundial que la banda inició el 1º de febrero en Bombay, India, y que concluye el 16 de agosto en Assen, Holanda. Todos los destinos están enlazados por el famoso Boeing 757, piloteado por el mismísimo Capitán Dickinson. ¿Números totales?: se espera que la banda toque para más de un millón y medio de personas, en un momento en que –muchas– otras, sin duda tirarían la toalla.
El Boeing de la banda transporta –además de los músicos y Eddie– unas 70 personas del staff, más doce toneladas de equipos, que hacen prever un show de alto impacto. “Buenos Aires ha sido siempre un lugar especial para la banda, básicamente por el calor, la pasión y la sensación de amistad que generan nuestros fans cada vez que vamos”, comentó Harris, antes de iniciar la gira. El cantante, por su parte, habló de su pasión aérea y las ventajas de tener un jet propio. “Siempre tuvimos problemas para unir los puntos geográficos en los que queríamos tocar. Con containers por mar en varios lugares nos atrasaba todo el proceso de giras... está bueno conocer países, pero ya no teníamos más ganas de estar parados una semana esperando que lleguen los equipos digamos, desde Australia a Sudamérica.”
Esta será la quinta vez que Maiden toque en Argentina. La primera ocurrió allá por 1992, cuando 40 mil personas invadieron Ferro, en pleno estado de éxtasis; en 1986 le sucedió la menos feliz con Blaze Blayley en lugar de Dickinson (Obras, 10 mil personas); después fue el Vélez de 2001 (30 mil personas) y por último, en enero de 2004, también en Liniers.
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