MUSICA › BEABELLA, COMBO MULTIéTNICO PROVENIENTE DE SUECIA
› Por Cristian Vitale
A Marcelo y a Marcos los unen devenires parecidos: ambos son hijos de exiliados políticos, ambos viven en Suecia y los padres de ambos tuvieron que escapar de la dictadura. El de Marcelo, tupamaro, pasó parte de su vida en la cárcel y ni siquiera pudo eludir a los militares uruguayos huyendo a Brasil. El de Marcos, montonero, no pudo resistir demasiado tiempo en Viedma y también se fue a ese país, cuya bandera motivó la de Boca. “Marcos me conoce desde que nací, porque nuestros padres se conocieron en el lugar donde se reunían todos los exiliados de Sudamérica”, cuenta Marcelo, percusionista. Pero tuvo que aparecer Natalie, maravillosa cantante de sangre alemana para que ellos más Gunnar Thullberg, un sueco que toca el tres cubano, y el contrabajista Basse Berghult determinaran el origen de Beabella, un grupo de fusión en el que todo estilo es posible: jazz, tango, cumbia, reggae, candombe y murga, por enumerar algunos. “Vivir en un país cruzado por culturas te permite experimentar con un montón de cosas... allá se mezclan músicas africanas, cubanas, latinas o árabes, y todo el mundo tiene los oídos abiertos. Son muy receptivos”, dice Natalie, que también vive en Suecia pero hace siete años. “Conocí un vikingo colorado en Mendoza y me fui con él.”
–¿Son receptivos a todo nivel?
Marcos: No sé. A nuestros viejos los trataron muy bien cuando llegaron. Respetan todas las ideas políticas, pero también hay grupos racistas. Prolijos, pero racistas al fin. A nosotros nos llaman cabezas negras.
Beabella llegó al país para mostrar su música mañana en el Hotel Bauen (Callao 360) y, de paso, tantear el panorama con vistas a futuro. No vinieron Gunnar ni Basse, pero consiguieron reemplazantes: Sabrina y Damián. “La banda permite incorporar integrantes porque es muy free, ¡hasta tocamos en un festival heavy, en Suecia!”, se ríe Natalie. “Allá podés caer en cualquier tribu que todos te tratan bien: hay mucho rock, mucha fusión, mucho pop... incluso creo que es el país que más productores exporta. Hay mucha música sueca dando vueltas por el mundo, porque la interpretan artistas estadounidenses.”
La banda nació hace cuatro años, cuando la cantante conoció a Marcos, cuando ambos buscaban un destino parecido. “Yo estudio violín clásico desde chico, pero llegó un momento en que quería experimentar con algo más popular y justo di con Natalie, que estaba buscando un violinista. Después se integraron los suecos, le dije a Marcelo y empezamos a trabajar en pubs, casamientos, funerales y fiestas... en cualquier lado, bah. Hay mucho laburo allá”, cuenta Marcos.
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