MUSICA › BOB MARLEY’S DAY FESTIVAL EN EL ESTADIO LUNA PARK
Un puñado de ex Wailers, más los locales Nonpalidece y Resistencia Suburbana, animaron la tercera edición del encuentro.
El cuerpo del bajo de George “Fully” Fullwood tiene el tamaño de una carpeta A4 apaisada, no lleva clavijero al final del diapasón y parece tener una distancia más estrecha entre los trastes que la que es común. Pero eso no les importa a los que están debajo del escenario del Luna Park, que sólo quieren mover sus caderas con delay, mientras el extraño ex bajo de Bob Marley y Peter Tosh suena con el groove que a veces parece que sólo los músicos negros saben darle. Con su sombrero típico, Fullwood toca la segunda estrofa de “Three Little Birds”. A su lado está Junior Marvin, ex The Wailers, marcando a contra bombo con su guitarra, también sin clavijero. Entremedio, Claudio Pepe y George Kouakou, otros dos ex Wailers. Y abajo, los asistentes a la tercera edición del Bob Marley’s Day Festival, que en su episodio 2008 se realizó el viernes por la noche en el porteño Luna Park y convocó a los locales Nonpalidece y Resistencia Suburbana para el homenaje.
A los resistentes, con su estética “50 por ciento rasta, 50 por ciento stone”, les tocó abrir la noche del Marley’s Day, que se celebra en Argentina desde 2006, en homenaje al jamaiquino por definición, fallecido el 11 de mayo de 1981. Y que, más allá de las influencias rastafar-stones de Resistencia Suburbana, no empezó a ser el día de Bob hasta “Roots Rock Reggae”, el primer cover de Marley en la noche. La “música del ghetto” de Resistencia siguió calentando al público en un set de media hora. Con “Cosas que nadie oía”, sus seguidores empezaron a sonar a la par de la banda: Justicia es una trampa muy lenta y arrogante / que atrapa ratoncitos pero nunca un elefante. Y luego de la versión de “Iron Lion Zion”, otro gran éxito de Marley, le pasaron el turno a Nonpalidece, que prepara disco nuevo.
Lo cierto es que la tríada “Three little birds”, “Roots Rock Reggae” y “Iron Lion Zion” es un the best of obvio, pero en su acepción positiva. Porque también es cierto que pocos de los concurrentes esperaban alguna joya perdida que no esté en Leyenda, el the best of oficial, porque el público del festival no fue el más representativo de la escena del reggae nacional, que sí puede encontrarse en los festivales del interior o, incluso, en la fecha del género en los festivales “de rock”. Pero es cierto también que Néstor Ramljak, vocalista de Nonpalidece, es uno de los frontmen que más swing le ponen a esto de ser un rastafar-I en Buenos Aires. Y que más pelo le ponen también, porque antes de que se cortara los de detrás, sus dreadlocks le acariciaban los muslos.
Un set de 50 minutos siguió “calentando la pista”, luego de los “camaradas de Resistencia”, como recitó Ramljak, de infaltables anteojos oscuros para ocultar la sangre en sus ojos. Sangre que se contagió al público, que coreó, entre una densa cortina de humo, “Crazy baldheads”, que Marley grabó en su disco Natural Mystic. Unos cuantos temas propios y otra versión, “I shot the sheriff”, completaron el show de Nonpalidece, que sigue despidiendo su última placa, Hagan correr la voz.
Pasadas las 22.30, desembarcó en el escenario el Tosh meets Marley show, algo así como el Cuando Harry conoció a Sally jamaiquino, pero en ritmo de reggae. Además de Junior Marvin y Fully Full
wood, que aprovechó para presentar su nuevo disco, Waiting for love, el Tosh meets Marley juntó a los wailers Claudio Pepe y George Kouakou, y a algunos de los mejores sesionistas del reggae roots en origen.
Algunos temas viejos –en las carreras de Marley y Tosh–, como “Africa”, “The Hidden” y la versión de “Johnny B. Goode”, el ya citado “Three Little Birds”, más otros the best of como “Stir it up” completaron el encuentro, que el año anterior tuvo dos jornadas, en Rosario y Buenos Aires, y convocó a unos doce mil feligreses rastas. Si bien en ocasiones anteriores, el cartel del Marley’s Day tuvo mayor atractivo nominal, por convocar a Alpha Blondy, Gregory Isaacs, Yellowman o los Skatalites, sirvió para seguir mostrando el crecimiento de la escena en el país, veinte y tantos años después de las incursiones de Los Abuelos de la Nada (ligeras) o Sumo (intensas) en el género, con Los Cafres y Los Pericos recién en gestación.
Pero la oferta artística de los músicos y la demanda cultural del público de reggae en Argentina creció notablemente en los primeros años del siglo corriente, bastante después de que Luca Prodan y Miguel Abuelo se marcharon, hace dos décadas. Por eso, cuando el tecladista de la Marley conoce a Tosh se lanzó descontrolado a adueñarse del micrófono y el escenario para cantar “I am a rastaman living in New York”, muchos se coparon con el “I am a rastaman living in Buenos Aires”.
Hacia el final del show principal, las chicas empezaron a ponerse sus pulóveres tejidos y los chicos a buscar sus bufandas, igualmente tejidas, en sus morrales, también tejidos. Los temas de Peter Tosh no los sabían tantos como los de Marley, y la víspera de día laborable no ayudaba mucho. Más de uno salió del Luna Park y cruzó Corrientes corriendo, directo hacia la placita, a internarse en una panchería a esperar el colectivo. Algunos con los ojos rojos, la mayoría con la cadencia que le otorga el reggae roots bien tocado a las caderas al caminar.
Para cuando terminó el festival por el Marley’s Day, que en su tercera edición pudo congregar a la mitad de gente que en la segunda, Bob ya había sido homenajeado.
Informe: Luis Paz.
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