LITERATURA › EL CICLO DE CHARLAS SOBRE DERECHOS DE AUTOR QUE LLEVA ADELANTE ARGENTORES
Horacio Malvicino, Nelson Avila, José María Paolantonio, Miguel Rep y Susana Rinaldi analizaron sin complejos los conflictos y particularidades de la reproducción de obras artísticas en la era de la explosión tecnológica y de comunicaciones.
› Por Silvina Friera
El mejor título de la tercera charla organizada por Argentores, en el marco del ciclo “Los creadores y sus derechos en Internet”, podría haber sido: “Sobre cómo los intermediarios siempre jodieron la pava en la historia de la humanidad”. El concepto le pertenece a Susana Rinaldi, que remató el debate con esa certera reflexión. La convocatoria original, el texto rubricado en la agenda de esta 38ª Feria del Libro, partía de un interrogante: “¿Puede el autor o intérprete vivir sin cobrar sus derechos?”. Internet y sus laberintos, menuda cuestión. Que las palabras pierdan la capacidad de contener el tiempo –por la velocidad de circulación y multiplicación de descargas–, que se desgasten con sólo pestañear o se tornen repentinamente obsoletas no implica bajar la bandera de derechos conquistados con esfuerzo. Horacio Malvicino, Nelson Avila, José María Paolantonio, Miguel Rep y Rinaldi debatieron sobre un tema espinoso. “No queremos una ley que se meta en la computadora de cada persona para ver qué música escuchó o que novela leyó. Pero sí creemos que corresponde una retribución por esa utilización, sino volvemos al viejo ‘Venga y tóquese algo’”, aclaró Avila, de la AADI (Asociación Argentina de Intérpretes). “No censuramos ni negamos el libre acceso a las obras, ni somos poco democráticos. Planteamos que tiene que haber un equilibrio entre el acceso y los derechos de los creadores”, dijo.
“Se hace duro el camino, pero, como decía el poeta, se hace camino al andar”, parafraseó Rinaldi a Antonio Machado. “Argentina fue el primer país que pudo meter en la ciudadanía el concepto de propiedad intelectual. Siempre nos topamos con los que están en desacuerdo y logran frustrar de momento ciertas expectativas.” La cantante recordó una anécdota para ilustrar la importancia del reconocimiento de la propiedad intelectual y lo que implica la “ignominia de ser plagiado”. O peor aún: ninguneado. Cuando Rinaldi vivía en París, la tentaron con grabar “La Foule”, una canción que había registrado Edith Piaf en 1957. El tema había sido escrito por Michel Rivegauche, con música de Angel Cabral. La canción fue compuesta en 1936 por Cabral con letra de Enrique Dizeo, bajo el título “Que nadie sepa mi sufrir”. La discográfica Barclay le dijo: “Queremos que grabe ‘La Foule’, de Rivegauche y Piaf”. La cantante argentina retrucó: “La voy a cantar pero a mi modo. Ante todo no es ‘La Foule’, sino ‘Que nadie sepa mi sufrir’. Y le pertenece a Angel Cabral, que es argentino”. Rinaldi se negó a grabar. Hasta el gerente de la compañía se acercó a implorarle que lo hiciera. “Esta obra no es de Piaf”, insistió. “Acepto grabar, si figura Cabral”. La canción finalmente quedó registrada con el nombre del autor de la música. “¡Los millones que le tuvieron que pagar a Cabral por haberlo desconocido tantos años!”, exclamó la intérprete con la satisfacción de haber salido victoriosa.
Malvicino, vicepresidente de AADI con más de 1500 discos grabados en su vida, admitió que existe “mucha preocupación” entre los intérpretes. “Tenemos todo el derecho de cobrar lo que cobramos. Conozco gente que viene a AADI y cobra por discos que grabó hace más de veinte años. Con eso más su jubilación viven más o menos bien”, subrayó el guitarrista que acompañó desde 1955 a Piazzolla. En representación de Argentores, Paolantonio enmarcó la cuestión en la defensa de la cultura nacional y popular. “Nuestra pelea es encontrar el modo de exigir que se proteja a los autores en los albores de una nueva era. (Roberto “Tito”) Cossa se la pasa hablando de la disolución y el olvido del autor a partir de la multiplicación de una obra que no se sabe dónde está”, repasó el dramaturgo. “No estamos en contra de la libertad de bajar las obras, sino de los que hacen negocios. Es una pelea para que se pueda seguir creando y bajando las obras, pero en una situación equitativa para todos”. Rep asumió sentirse un “extraño” en una mesa con mayoría de vinculados con las letras. “Los dibujantes nunca cobramos derechos, nunca tuvimos un Argentores o Sadaic. Los dibujos son utilizados sin respetar los derechos de autor.”
El dibujante y humorista gráfico propuso imaginar al historietista Alberto Breccia, que murió en 1993, viviendo en esta nueva era. “Se encontraría con que caen los editores y aparecen otros intermediarios. Este es un momento de arenas movedizas, de playa mojada, y tenemos que ver cómo nos movemos y nos defendemos. Los dibujantes fuimos los desheredados de la tierra, llegamos a esta mesa con paracaídas”, bromeó. “El tema de la imagen siempre fue jodido. Ahora tenemos que fortalecernos ante los nuevos intermediarios. Veo muchas ventajas en Internet, como que alguien pueda bajar un tema desde Jujuy. Pero hay que vigilar a los que tienen los cables y la publicidad.” Rep agregó que hay más signos de preguntas y que tiene muy pocas certezas. “Yo detesto la era de la imagen, pero en esta era van a hacer mucho usufructo de nuestro trabajo”, vaticinó. Rinaldi precisó que el abusador siente que “el salario ya te lo pagaron, pero no te pagan por el derecho de reproducción con el que él sigue ganando y vos no”. La cantante citó una frase, un lugar común complejo de desterrar. “Te estamos haciendo publicidad, ¿qué más querés?”, dicen muchos ante la queja de los intérpretes.
*¿En Internet los compositores y músicos están en sus derechos? será la próxima mesa del ciclo “Los creadores y sus derechos en Internet”, el próximo miércoles a las 18 en la sala Javier Villafañe.
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