LITERATURA › GINéS SáNCHEZ, GANADOR DE LA NOVENA EDICIóN DEL PREMIO TUSQUETS DE NOVELA
Así define el autor español a Los gatos pardos, la novela que, al decir del jurado presidido por Juan Marsé, “logra penetrar en la zona oscura del alma humana”. Al certamen se presentaron 602 ejemplares en las sedes de España, México y Argentina.
› Por Silvina Friera
De la dentellada del debut al zarpazo de la segunda vuelta. Vivir para contarla podría ser su lema. Pero prefiere adaptarlo y encender la llama de una añeja querella literaria. “Si escribes de lo que sabes te va a salir; la documentación del barro siempre es mejor que la del libro”, proclama Ginés Sánchez, flamante ganador de la novena edición del Premio Tusquets de Novela con Los gatos pardos, “tres historias contundentes que se entrecruzan en una misma noche de verano, contadas con la credibilidad y vértigo crecientes, y que hablan, en medio de bandas y ajustes de cuentas, de fiestas y apuestas al límite, de las ansias de una joven adolescente por dejar de serlo y alejarse del modelo de su madre”, según plantea el jurado. El escritor español –un abogado que hace diez años, harto de la década de pleitos que acumulaba en su mochila y un devenir leguleyo sin mucho margen de maniobra, dijo “basta para mí”, dejó todo y eligió viajar por el mundo entre 2003 y 2008– fue recepcionista de un hotel en las islas Eolias (nordeste de Sicilia), vendedor de cuadros a domicilio en Dublín, guía turístico en La Habana y responsable de un programa de protección de tortugas marinas en Costa Rica. “No se paga con dinero soltar una tortuga bebé a las cinco de la mañana en el mar, tras haberla recogido cuando era un huevo; claro que también había bichos malos, como serpientes venenosas que entraban en tu cabaña y entonces había que coger el machete”, recuerda Sánchez sus andanzas con esos bichitos que podían convertirse en pesadillas domésticas.
La primera dentellada de Sánchez, nacido en Murcia en 1967, llegó con Lobisón, editada el año pasado por Tusquets, perturbadora historia de hombres lobos, niños autistas y personajes fronterizos en la Galicia actual. En noviembre, simultáneamente en España, México y Argentina, se publicará Los gatos pardos, su segunda premiada novela en donde tres personajes viven una noche de San Juan en Murcia que difícilmente van a olvidar. Jacinto es un guardaespaldas mexicano que trabaja para don Jorge y que tiene que encargarse, mientras su patrón celebra una gran fiesta, de saldar cuentas con quienes han matado a un protegido. Se cruzará con María, una joven de quince años que esa noche sale con sus amigos dispuesta a probar experiencias nuevas. María no sospecha que su vecino Ginés, un tipo solitario y misterioso, recorre también las carreteras y las playas por donde ha estado esa noche, que ha participado en la fiesta de don Jorge y que conoce a Jacinto. El jurado del premio, presidido por el escritor Juan Marsé, estuvo integrado por Almudena Grandes, Juan Gabriel Vásquez, el editor Juan Cerezo y Betina González, ganadora de la anterior edición. Para Grandes, la obra de Sánchez fue “la mejor de las que se presentaron” (602 ejemplares en las sedes de España, México y Argentina); permite consolidar a un narrador que “sabe acercarse a los márgenes del peligro y al filo de la muerte”, retratando a los monstruos de la época actual. “Logra penetrar en la zona oscura del alma humana”, subraya la escritora y anticipa que el lector “queda perturbado por el oscuro espectáculo que se muestra, pero tanto o más por esas zonas de luz que lo cruzan”.
“Hay una bacteria de esas desconocidas que crece en la profundidad de unas cuevas y que hace una fotosíntesis extraña que acaba devolviendo ácido sulfúrico. Mis personajes también hacen cierta fotosíntesis, lo extraen todo de la condición humana, la retuercen y acaba surgiendo una flor extraña; son como huracanes que lanzan sulfuro puro”, explica Sánchez, y agrega que en la literatura actual “el héroe puede ser antihéroe; no todo es blanco o negro, llegamos felizmente al gris; me parece una evolución lógica fruto de los tiempos y un respeto hacia el lector de hoy”. La primera parte de Los gatos pardos, según el autor, tiene “algo de película del oeste pero con teléfonos móviles”. Hace tiempo que quería escribir una obra cercana a Cormac McCarthy. “Cuando leí La carretera no sabía que eso se podía hacer: párrafo corto y saltar de escena a escena, evitando estructuras superfluas, sacando andamios y dejando la inmediatez, cada párrafo como el inicio de un capítulo, sólo manejando el énfasis”, cuenta el escritor español que ahora integra la lista de los ganadores del Premio Tusquets, que se entrega desde 2005 y que ya lo obtuvieron el colombiano Evelio Rosero, el mexicano Elmer Mendoza, los españoles Rafael Reig y Fernando Aramburu y los argentinos Sergio Olguín y Betina González.
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