LITERATURA › EL MINISTERIO DE CULTURA LANZó “LEER ES FUTURO”
Para difundir las obras de narradores de todo el país, fomentar la lectura y federalizar la palabra, el organismo distribuirá de forma gratuita los 21 libros de 18 autores jóvenes (y tres de Arlt, Briante y Conti) en diferentes actividades culturales.
› Por Silvina Friera
Un porvenir de largo aliento se despliega en el imaginario de los lectores. “Leer es futuro” –consigna que irradia una intensa luz, más allá de los formatos– es una colección de narrativa integrada por 21 libros con nouvelles y cuentos de 18 escritores jóvenes, ilustrados por jóvenes dibujantes –más tres relatos de Roberto Arlt, Miguel Briante y Haroldo Conti, “padrinos literarios de la serie”–, que acaba de lanzar el Ministerio de Cultura de la Nación. El objetivo es difundir las obras de narradores de todo el país, fomentar la lectura y federalizar la palabra. Juan Diego Incardona, Leonardo Oyola, Alejandra Zina, Pía Bouzas, Esteban Castroman, Hernán Vanoli, Juan Guinot, Ariel Idez, Mariana Kozodij, Martín Zariello, Cezary Novek, David Voloj y Fabio Martínez son algunos de los autores elegidos que trabajan en la difusión de la literatura desde ciclos literarios, sellos editoriales, revistas, programas de radio y en las redes sociales. Nicolás Moguilevsky, Ezequiel García, Otto Zaiser, Ariel López V, Daniela Kantor, Juana Neumann, Nicolás Zukerfeld y Lautaro Fiszman, entre otros, son los ilustradores que interpretaron los universos de los narradores para realizar el arte de tapa de cada libro.
Los libros, objetos bellísimos de bolsillo, se distribuyen de forma gratuita en las diferentes actividades culturales que realiza el ministerio en todo el país y también pueden descargarse sin costo en www.cultura.gob.ar. Algunos de los títulos que integran la colección son: Un sentimiento suspendido en el tiempo, de Alejandra Zina, ilustrado por Lula Urondo; Relativo a la eternidad de los instantes, de Martín Cantalupi, ilustrado por Ernan Cirianni; Rosas Gamarra, de Nicolás Correa, con dibujos de Jorge Quien; Indómitas, de Macarena Moraña, ilustrado por Daniela Kantor; Inquilinos, de Santiago Suñer, con dibujos de Nicolás Zukerfeld; y Las acrobacias del pez, de Pía Bouzas, ilustrado por Pol Corona. “Me parece interesante que se combine lo contemporáneo, que se hayan elegido escritores que están escribiendo hoy por hoy, y que al mismo tiempo la colección esté pensada como un proyecto a largo plazo que incluye la palabra futuro en el título: es lo que está sucediendo ahora, lo que se está escribiendo, pero también es lo que se va a seguir escribiendo y leyendo más adelante. No es sólo lo que pasa hoy y ya está sino que es algo que va a quedar”, plantea Mariana Kozodij (1983), autora de Familia –ilustrado por Moguilevsky–, el tercer libro que publica, después de la antología 12 Rounds, cuentos de boxeo (2012) y Amalia (2013). “Como escritora, estoy recién comenzando. Familia es la historia de Víctor, un criador de hongos carnívoros que crea una relación con los hongos que roza lo fantástico. La familia va más allá del lazo sanguíneo y se basa en la relación que uno establece con lo cercano. En el caso del cuento, los hongos es lo más cercano que tiene el personaje”, resume Kozodij.
Esteban Castroman (Buenos Aires, 1975), uno de los creadores de la editorial Clase Turista y autor de El alud y El Tucumanazo, entre otras novelas, participa de la colección con Subsuelo 5, un relato en el que mezcla el lado B de la burbuja inmobiliaria, las torres gigantes que se construyen en la ciudad, con las pesadillas individuales de cuatro personajes de diferentes edades y orígenes: un chico de 10 años, una empleada doméstica, una actriz de la televisión y un vendedor de seguros. “Para los lectores implica conocer otro tipo de zonas literarias alternativas a las que no están acostumbrados. La mayoría de los autores, por más que estemos trabajando hace mucho tiempo como es mi caso, no entramos todavía a un circuito masivo. Para mí es una posibilidad de llegar a otros públicos y otros lugares. Me parece alucinante poder viajar mentalmente hacia los lectores y que los lectores puedan también viajar de la mano de autores que sería imposible que conocieran si no fuera por la colección –dice el escritor y editor–. Este proyecto contagia energía por leer, escribir, ilustrar; es un diálogo telepático entre lectores, ilustradores y escritores. Lo vital es la apertura y la descentralización.”
Juan Diego Incardona (Buenos Aires, 1971) subraya que es “una alegría ser parte de una política de apoyo a los escritores, que además funciona como promoción del libro y de la lectura porque es de distribución gratuita y te asegura la llegada a un público lector al que no llegás con los libros en las librerías”. Melancolía I –título que hace referencia a un grabado de Alberto Durero, que después sería tomado por Jean-Paul Sartre como título original de La náusea– incluye dos relatos: “El Oreja” y “Agujeros de agua”. “Estoy contento porque son dos cuentos que van por fuera del universo de Villa Celina y tienen una atmósfera melancólica, existencial, una faceta distinta de mi narrativa –reflexiona el narrador y poeta–. Es una veta menos atada a la realidad, más atemporal, ubicada en un tiempo distante. Quizás estoy en una etapa de transformación o estoy mostrando otro costado, porque uno siempre es muchas cosas.”
Teresa Parodi celebra el impacto que tiene “Leer es futuro”. “Esta colección apuesta a la lectura como herramienta indispensable para formar el pensamiento y como una necesidad para el crecimiento de todos y cada uno de nosotros. Este pueblo es tremendamente lector y no ha perdido el hábito maravilloso del contacto con el libro. Con esta colección fuimos a buscar a referentes autogestivos que abrieron espacios alternativos en donde decir sus trabajos, sus obras, tanto en la literatura como en las artes visuales. Son jóvenes escritores y artistas plásticos que necesitan siempre visibilidad. Por un lado, existe el mercado, que está fantástico y puede tener una gran oferta, pero el Estado tiene que cumplir con un rol de equilibrar y de apuntar a mostrar todo lo que se hace y todavía no ha llegado al mercado, como en el caso de estos jóvenes. La enorme diversidad cultural de este país no siempre es mirada por el mercado”, advierte la ministra de Cultura a Página/12. “La colección tuvo una enorme repercusión. La respuesta de la gente es extraordinaria. Nos escriben para pedirnos los libros de escuelas y bibliotecas de todo el país. Esta colección nos llenó de entusiasmo y nos vamos a atrever a más. Hay autores que ya tienen libros publicados, pero hay muchos que publican por primera vez. Lo que más me entusiasma es que la gente quiera tener el libro. Más allá de que lo pueden bajar, quieren el objeto libro.”
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