Jue 26.03.2015
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LITERATURA › CARLA GUELFENBEIN, GANADORA DEL PREMIO ALFAGUARA

El poder de la genialidad

La novelista chilena se llevó el galardón, dotado con 175 mil dólares, por Contigo en la distancia, sobre una escritora basada en el espíritu de Clarice Lispector. Fue elegida de manera unánime entre 707 manuscritos por un jurado presidido por el español Javier Cercas.

› Por Silvina Friera

Amanece, que no es poco, en Santiago de Chile. “Escribir es una maldición, pero una maldición que salva”, decía Clarice Lispector. Un llamado la despierta. En esos segundos en que intenta ahuyentar el temor de que algo malo pudo haber pasado se proyectan algunas escenas muy íntimas de la película de su vida: el allanamiento en la casa familiar, el secuestro de su madre, Eliana Dobry, profesora de filosofía y militante socialista que estuvo tres semanas detenida-desaparecida, el exilio en Londres, el cáncer que devora la vida de Eliana, de 43 años, el sentimiento de extrañeza y aislamiento, acaso subrayado por su decisión de estudiar biología en la universidad de Essex –cuando ya tenía como refugio la escritura– y el regreso al país en 1987. Los nacimientos de Micaela y Carlos y la primera novela... La escritora chilena Carla Guelfenbein escucha una voz con acento español que le comunica, desde Madrid, que ha ganado el Premio Alfaguara de Novela, dotado de 175 mil dólares. Es por la obra Contigo en la distancia, una narración que empieza cuando una joven estudiante francesa de origen chileno llega a Santiago para trabajar en una tesis sobre la esquiva y misteriosa escritora Vera Sigall, quien luego del encuentro con la estudiante sufre un sospechoso accidente y entra en coma. “Estoy muy emocionada, me despertaron a las seis de la mañana con esta maravillosa noticia y desde entonces no he podido dejar de sonreír” –cuenta la sonriente ganadora–. Hay momentos memorables que sólo se pueden comparar con el nacimiento de un hijo; es el nivel de trascendencia que tiene ganarse un premio como el Alfaguara.”

Javier Cercas, presidente del jurado integrado por Héctor Abad Faciolince, Ernesto Franco, Berna González Harbour, Concha Quirós y Pilar Reyes –con voz pero sin voto–, explica que eligieron por unanimidad Contigo en la distancia porque es “una novela de suspense literario construida, con gran eficacia narrativa, en torno de un memorable personaje femenino y del poder de la genialidad”. “La autora ha sabido entrelazar amores y enigmas con una escritura a la vez compleja y transparente. Tres voces muy bien ensambladas iluminan las zonas oscuras de la mentira y de la verdad, del talento y de la mediocridad, del éxito y del fracaso. Centrada en la ciudad de Santiago de Chile, la historia abarca tres generaciones que, sin saberlo, comparten un secreto poético que es al mismo tiempo un secreto existencial.” Fuera del “libreto” como presidente del jurado de esta edición, Cercas confiesa: “No soy un gran entusiasta de los premios comerciales del modo que funcionan en España. Pero este se caracteriza por no ser un premio español, sino a la literatura en español. Yo no me siento un escritor español, sino un escritor ‘en español’. Eso quiere decir que nuestra tradición es mucho más rica y más amplia de lo que solemos pensar”. La enigmática Vera Sigall ha deslumbrado a cada uno de los miembros del jurado, especialmente a Abad Faciolince: “El pecado mortal de esta mujer es ser muchísimo más inteligente que todos los hombres de la novela”, sintetiza el escritor colombiano.

“¿Qué quise decir con la novela? Esa es una pregunta que no hay que hacerle a ningún autor porque uno no sabe lo que quiere decir –responde Guelfenbein desde Santiago–. El personaje de Vera Sigall está basado en la historia y en el espíritu de Clarice Lispector, escritora brasileño-ucraniana que desde el primer instante me deslumbró por su rareza, por las frases que encontraba. Tuve la oportunidad de leer dos biografías, una especialmente en la cual están basados muchos de los episodios que le ocurren a Vera en mi novela. Pero, por otro lado, el personaje lleva el apellido de mi bisabuela, Ema Sigall. Ema llegó de Ucrania de la misma forma que llegaron los padres de Clarice, con la diferencia de que los padres de Clarice llegaron a Recife y mi bisabuela llegó a Chile. Hay ciertos episodios bien paradójicos que viví en algún momento de mi vida, que los vivió Clarice Lispector, que los vivió mi abuela, que tiene que ver con el hecho de ser judías. Hay una mirada sobre el ser judío en Chile.”

Contigo en la distancia –nombre tomado del bolero homónimo escrito e interpretado por el cantautor cubano César Portillo de la Luz– se impuso sobre un total de 707 manuscritos recibidos a esta edición del Premio, 320 de España, 10 de México, 102 de Argentina, 77 de Colombia, 41 de Estados Unidos, 32 de Perú, 20 de Chile y 9 de Uruguay. Guelfenbein comenta que la novela premiada es “tremendamente ambiciosa” porque ocurre en dos tiempos –los años ’50 y el presente–, está contada a través de tres narradores, una mujer y dos hombres; y además hay una investigación policial. “Vera Sigall vive aislada del mundo; es un personaje que todos dicen haber leído, pero que nadie ha leído. Se supone que ella tiene una importante influencia, pero nadie sabe muy bien en qué. El poder de Vera, en el fondo, es su genialidad. Su gran pecado es ser más inteligente que los hombres, pero esto no la hace necesariamente poderosa”, aclara la autora de las novelas El revés del alma (2003), La mujer de mi vida (2006), El resto es silencio (2009) y Nadar desnudas (2014). “La vida se cuela en las novelas. Mientras escribía ésta, tuve la oportunidad de conocer a una mujer que había estado presa con mi madre en Tres Alamos –recuerda Guelfenbein–. Mi madre estuvo desaparecida tres semanas, yo tenía entonces 16 años. Ella murió cuando tenía 43 años, por lo tanto nunca pude hacerle las preguntas pertinentes, no pude saber qué había ocurrido durante esas tres semanas. A la edad que yo tenía, no me iba a contar si había sido torturada o no. A través de esta mujer tuve la oportunidad de saber muchas cosas que habían permanecido en secreto. Eso me dio vuelta tanto que tuve que introducirlo en la novela y calzó de una manera que me explicó misterios de la novela que no había logrado resolver. Esa es la magia de la realidad y de la ficción.”

Guelfenbein subraya el hecho de que la novela está atravesada de secretos. “Uno no descubre nada de un día para el otro; hay una metáfora con la vida de que todo necesita su tiempo de cocción, de maduración”, plantea la escritora chilena. “Desde el primer minuto en que empecé a escribir, que por supuesto fue mucho antes de publicar, lo que me interesó fue la intimidad, aquello que ocurre tras las puertas cerradas, aquello que no es evidente en las relaciones humanas. Esta es sin duda la novela más compleja que escribí, sin perder algo que para mí es fundamental: la transparencia. No hay dificultad en seguir la historia, a pesar de la complejidad, y para mí ese es uno de los grandes desafíos.” Como su admirada Lispector, la flamante ganadora del Premio Alfaguara sabe que escribir “es duro como partir rocas, pero saltan chispas y aceros pulidos”. Guelfenbein podría repetir junto a la autora de La hora de la estrella: “Escribo muy simple y muy desnudo. Por eso hiere”.

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