Será posible, como hizo Macedonio Fernández en su Museo de la novela de la Eterna, establecer una suerte de zoología o de botánica irreal que localice géneros y especies de lectores en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires: ese clásico otoñal que se inaugura hoy a las 18.30 con el esperadísimo discurso de Ricardo Piglia, una de las voces más autorizadas para reflexionar sobre el lema de esta edición, la número 34, “El espacio del lector”. El escritor plantea que la literatura “le da al lector un nombre y una historia, lo sustrae de la práctica múltiple y anónima, lo hace visible en un contexto preciso, lo integra en una narración particular”. Quizá lo que ocurre en el predio de la Rural se parezca a esta integración en una narración que observa Piglia, pero un espacio público. Lectores y curiosos, que circulan a veces un tanto desorientados por pabellones y salas, “escriben” notas al pie de las páginas de este acontecimiento cultural que, aunque se origina en el mundo de los libros, excede el marco de lo libresco. Basta con mencionar, por ejemplo, la participación de José García, ganador del reality show Operación Triunfo 2 generación en esta edición; de la modelo Valeria Mazza, que lanzará ¿Qué me pongo?, o la ex Gran Hermano Vanina Gramuglia, que el año pasado presentó un libro sobre ángeles. Entre las principales visitas que desfilarán por la Feria se destacan el escritor Tom Wolfe, autoproclamado “inventor del Nuevo Periodismo” y último dandy americano, la periodista y activista canadiense Naomi Klein, la brasileña Nélida Piñón, los españoles Almudena Grandes, Manuel Vicent, Juan Cruz Ruiz, Juan José Millás y Luis García Montero, el mexicano Juan Villoro y el juez de la Audiencia Nacional Española, Baltasar Garzón, entre otros (ver aparte).

Contra los poetas

Quizá no sea casual que entre las notas que tomó Piglia para el discurso de apertura haya recuperado, como lo hizo Germán García hace un mes, cuando inauguró el ciclo Pensamiento incómodo en la SEA, la ahora célebre conferencia Contra los poetas, que el escritor polaco Witold Gombrowicz dio en su áspero castellano el 28 de agosto de 1947 en Buenos Aires en la librería Fray Mocho, incluida años después como apéndice en su Diario, en la que critica al lenguaje estereotipado, cristalizado en la poesía. “El castellano de Gombrowicz es el idioma de la desposesión”, apunta Piglia. “Habría que hacer una historia de la lengua española y de las circulaciones culturales. El castellano no suele estar en esa red, pero Gombrowicz lo pone en una red.” Redes, espacios, lecturas, lectores, circuitos; habrá que esperar los aportes y debates que suscitarán las reflexiones de Piglia.

“La literatura es la única práctica estética que utiliza un medio, el lenguaje, del cual se sirven todos los seres humanos en el mismo ámbito geográfico, nacional y social, para comunicarse”, señala Mario Goloboff a Página/12. “Ni la música, ni la pintura, ni la escultura, ni la arquitectura, ni la fotografía, ni otras formas de la plástica, tienen que sobrellevar esa carga, ese préstamo o esa servidumbre, porque se manejan con lenguajes absolutamente específicos, que no cohabitan con otros, que han sido construidos en y por su propia práctica, que son la forma de expresión que ha hallado su propio contenido para manifestarse o, si se quiere, que son, a la vez, su contenido y su forma, si es que todavía pueden usarse estas categorías algo inconsistentes.” Goloboff, que el jueves 8 de mayo a las 18 dará la conferencia Lenguaje y relato, plantea que si la literatura se construye y se sostiene con lenguaje, “no sólo de lenguaje está hecha la literatura”. “Hay un resto, una reserva, que yo no podría definir, pero que para todos nosotros marca la distancia entre la palabra comunicable y la poética”, precisa el escritor. “Ese material claro y transparente, y a la vez opaco y desconocido, es el que conforma el espacio en que se mueve el lector.”

Más allá de los “ataques” de Gombrowicz contra la poesía, los poetas tendrán su propia fiesta en la Rural. El Tercer Festival Internacional de Poesía, que se realizará del 6 al 9 de mayo, contará con la presentación del poeta granadino Luis García Montero y el paraguayo Jacobo Rauskin, reciente premio Nacional en su país, considerado “el gran innovador de la poesía paraguaya contemporánea”. También participarán la portuguesa Ana Marques Gastao, el venezolano Miguel Márquez, el turco Adan Özer, la cubana Liudmila Quincoses Clavelo y el mexicano José Javier Villareal, entre otros, junto con los argentinos Florencia Abbate, Arturo Carrera y Cecilia Romana. El cierre de este festival, por cierto un lujo, quedará en la singular voz de Hugo Padeletti.

Reírse, cantar y bailar

A veces es difícil desafiar o vencer al sentido común, pero tal vez sea cierto eso que se escucha, se dice o se repite tantas veces: la primera impresión es la que vale, y todos los años –este no tendrá por qué ser la excepción a la regla– el visitante veterano, con varias Ferias en su haber, o el que traspasa el umbral del predio por primera vez podrá sentirse abrumado por el menú, más de 1600 actos culturales programados y 1583 expositores, y mareado o literalmente perdido en los 45.500 metros cuadrados que ocupa la Feria. Para relajar los músculos de la cara y reírse, de su escaso sentido de la orientación o de lo que se le antoje, se recomienda pasar por la Sala José Hernández el próximo lunes 28 a las 18, donde se realizará el tradicional Maratón de Lectura de la Feria. En esta edición, que estará dedicada al humor en la literatura argentina, la lectura continuada de los textos seleccionados estará a cargo de Horacio Fontova, Georgina Barbarossa, Norman Briski, Diego Capusotto, Anita Martínez, Marcos Mundstock, Juan Sasturain, Guillermo Francella y Magdalena Ruiz Guiñazú, entre otros, acompañados musicalmente por Brian Chambouleyron. A cien años del nacimiento de Atahualpa Yupanqui, se realizará un maratón yupanquiano, el próximo 4 de mayo de 14 a 22, en la Sala José Hernández, en el que se presentarán Suma Paz, Roberto Chavero, el hijo del autor de El arriero; José Ceña, Santaires y Las Voces Blancas, entre otros grupos y solistas, pero también un puñado de actores se sumará al homenaje recitando prosa y poesía yupanquianas.

¿Qué hay de nuevo, viejo?

Después del éxito del año pasado, se volverá a celebrar la Noche de la Ciudad en la Feria del libro. El próximo miércoles 30 el predio estará abierto hasta las 2 de la madrugada del 1° de mayo; a partir de las 21, la entrada será libre y gratuita. Además de espectáculos (como el de José García, ganador de Operación Triunfo 2 generación), sorteos, juegos y entretenimientos, la mayoría “al paso”, las editoriales invitarán a sus escritores a dialogar con el público y harán ofertas especiales. Una de las novedades de esta edición es el ciclo “Placeres y sabores”, que se propone difundir los libros de cocina con la participación de autores y chefs, quienes preparán platos y cocteles a la vista del público, todos los días, de 18 a 19.30, en la sala Cortázar. Diego Golombek, autor de El cocinero científico. Cuando la ciencia se mete en la cocina (Siglo XXI), arrancará con su propuesta científico-culinaria. Los palitos de queso y las tortas de manzana que cocinará la Hermana Bernarda seguramente se “agotarán” más rápido que el libro que incluye las recetas. Los estómagos todo terreno podrán deleitarse con empanadas tucumanas o recetas armenias como el hummus. Los cursos y talleres son otra de las oportunidades de encontrarse cara a cara con narradores, poetas y dramaturgos como Mauricio Kartun, Jorge Monteleone (que dará un curso sobre César Vallejo, a setenta años de su muerte) y Rolando Costa Picazo (se ocupará de William Shakespeare).

Entre las novedades que abren las puertas a los pequeños y medianos editores hay que subrayar la iniciativa 20 editoriales 2008. En esta edición se suman los libros de 20 editoriales, que no podrían desembolsar los 387 pesos que cuesta el metro cuadrado en las zonas más marginales del predio para exhibir sus catálogos. Paradiso, Cuenco de Plata, Argonauta, Bajo la luna, Abran cancha y Peña Lillo, entre otras, compartirán un stand colectivo, el 227, en el pabellón azul, abierto por la Cámara Argentina del libro con el apoyo de la Fundación El libro. Muchos autores argentinos presentarán sus libros, entre otros Horacio Verbitsky, La violencia evangélica; Adrián Paenza, Matemática... ¿estás ahí? Episodio 3,14; Jorge Fernández Díaz, Corazones desatados; Angélica Gorodischer, Tres colores; Norma Huidobro, El lugar perdido; Miguel Rep, Auxilio, vamos a nacer; María Rosa Lojo, La pasión de los nómades y Una mujer de fin de siglo; Carlos Ulanovsky, Siempre los escucho; Alberto Szpunberg, Apuntes. Luces que a lo lejos (ver aparte); María Fasce, La naturaleza del amor; Elsa Osorio, A veinte años, Luz y Cielo de tango; Gabriel Rolón, Historias de diván; y Federico Andahazi, Pecar como dios manda, entre otros. Una mención especial merece el juez de la Audiencia Nacional Española Baltasar Garzón, que presentará El alma de los verdugos, una investigación de 600 páginas que incluye testimonios de víctimas de la dictadura militar argentina, como Nilda Eloy, Marga Cruz o Cristina Muro, y de represores, como el teniente coronel Emilio Nanni o el policía Norberto Cozzani.

“Leer ha sido siempre pasar de un signo al otro. Puede haber cruces, cortes y virajes en la linealidad, pero la construcción del sentido, el modo de descifrar los signos al leer, no ha cambiado”, dice Piglia. “El lector es un sujeto que está descifrando una serie de signos y está solo en eso. Lo que cambia es la escena en la que se lee, y la actitud.” En ese escenario volátil de la Feria del Libro, en esa selva de signos, lectores, escritores y editores serán los protagonistas, una vez más, de una obra en construcción.