Sáb 03.05.2008
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LITERATURA › ADRIáN PAENZA Y EL EPISODIO “3,14” DE MATEMáTICA... ¿ESTáS AHí?

“Algo está pasando aquí”

En la presentación de su nuevo libro, junto con Diego Golombek y el ministro Lino Barañao, el periodista y matemático habló sobre el fenómeno de divulgación que se está produciendo alrededor de las ciencias.

› Por Facundo García

Al bañarse para ir a la presentación de su nuevo libro, Adrián Paenza se preguntó que habrá pasado en Argentina para que la gente se interese tanto por la ciencia. Plantear ese tipo de interrogantes ahí, bajo la ducha, con un jabón en la mano, parece absurdo. Sin embargo igual de raro habría parecido alguien que hace diez o quince años asegurara que la serie iniciada con Matemática... ¿estás ahí? (Siglo XXI Editores) llegaría a su capítulo “3,14”, con publicaciones en España, México, Italia, Alemania, Brasil y hasta República Checa. Eso viene a demostrar que, como diría el autor, la aventura del pensamiento no debe frenarse ante prejuicios geográficos, económicos, sanitarios ni de ninguna otra clase.

Pues bien, la cuestión es que Paenza finalmente salió del baño y se fue a la Sala Borges de la Rural, que estaba repleta. Ahí, junto al doctor en biología, periodista, editor y músico Diego Golombek y el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva Lino Barañao, confesó sus cavilaciones de bañadera, contó de qué se trata su nuevo trabajo y aprovechó la oportunidad para pensar acerca del valor que tiene el hecho de que en el país se esté construyendo un lectorado vinculado con la divulgación científica.

Desde el inicio Paenza prefirió estar de pie. Movido simultáneamente por el apasionamiento y los ejercicios de la razón, a veces hablaba fuerte y otras caminaba por el escenario. Entusiasmaba. “Si yo hubiera sabido lo que iba a pasar con estos libros, los habría escrito hace veinte años”, dijo en el arranque. Fiel a los hábitos científicos, se preguntó qué había aprendido desde la primera entrega. “Hoy pensaba en eso. Una de las cosas que aprendí es que por suerte la gente de Siglo XXI está tan loca como nosotros, porque venden libros, pero también han aceptado que se puedan bajar por Internet gratuitamente. Esto significa que el negocio puede acompañar la idea de que el conocimiento y la información no tienen que estar reducidos a circular únicamente entre quienes tienen el dinero para comprar”, enfatizó.

“Otra de las cosas que he aprendido –siguió el otrora reconocido comentarista de la NBA– es que algo me está pasando a mí y algo a ustedes, para que nuestra sociedad busque este tipo de textos.” La serie, que se lanzó en septiembre de 2005 y continuó con Episodio 2 al año siguiente, ya lleva vendidos más de 300.000 ejemplares. El éxito quizá se deba a que los tres libros se ocupan de resolver cuestiones nunca antes pensadas por esa mayoría silenciosa que sale del colegio agradeciendo no ver nunca más una división con comas. Acertijos como “¿cuántas pelotas de fútbol entran en la cancha de River?” o “¿de cuántas maneras diferentes se pueden ordenar diez canciones en un CD?” se alejan por completo de los presupuestos con los que hasta hace muy poco la academia había pensado la enseñanza y la práctica de las ciencias. Si a eso se le suma un lenguaje amistoso y claridad en la exposición, la idea termina transformándose en una invitación a recuperar una parte de la mente sepultada bajo años de anquilosamiento educativo.

“Es así, la gente se interesa. No sólo me doy cuenta por los libros o porque el canal Encuentro está por largar la segunda temporada de nuestro programa, Alterados por Pi; sino también porque hace tiempo que Página/12 publica una columna semanal con desafíos para pensar y hay señales de que esto va a seguir multiplicándose”, siguió Paenza. Según el matemático y periodista, no está claro qué es lo que moviliza la atención hacia esas áreas, pero sí es evidente que “es la hora de empezar a empujar en otra dirección. Necesitamos ‘destinellizarnos’. No está mal el puro entretenimiento, pero tiene que existir una opción”.

Los que se prendieron en la movida saben que el universo por descubrir es enorme. “Las cosas que van a encontrar en estos libros no son ideas mías. Con esto quiero decir que el conocimiento estaba. Yo salí a buscarlo y los invito a ustedes a que también vayan. No dejen que a la distribución inequitativa de la riqueza material que afecta a la mayor parte del mundo se le siga sumando una distribución inequitativa de la riqueza intelectual”, aclaró el autor, que también confesó estar sorprendido porque hace unos días lo llamaron de una radio de rock para consultarle por qué existe la misma cantidad de números pares que números. “Lo estaban discutiendo al aire, es algo que no se habría dado antes”, se asombró.

El resto de la reunión consistió en resolver en equipo algunos problemas. Se planteó un desafío con sombreros y Paenza dejó subir a varios nenes chiquitos que le pedían estar en el escenario. Su imagen, más el bonete y la tribu de enanos revoltosos, definitivamente no coincidía con el paisaje que por lo general ofrecen las charlas sobre números. Mejor: el problema no se resolvió con facilidad, pero en la cara de los chicos se veía que si sus contactos iniciales con la ciencia eran así de divertidos, más de uno haría madurar el recuerdo de esa tarde y lo convertiría en vocación.

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