Mar 15.07.2008
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CINE › CóMO ES LA NACIóN MAPUCE, EL DOCUMENTAL DE FAUSTA QUATTRINI

Aquella historia silenciada

La realizadora suiza y la portavoz de los “mapuces” Verónica Huilipan explican el sentido de la película que se proyectará hoy, en carácter de adelanto, en el Colegio Público de Abogados. El estreno será en agosto en el Malba.

› Por Oscar Ranzani

Antes de la Campaña del De-sierto impulsada por el general Julio A. Roca, la comunidad mapuce (sic) estaba desarrollando un sistema de escritura que se expresaba a través del tejido. Cada diseño era un conocimiento que se transmitía de generación en generación. Cuando las tropas llegaron a territorio mapuce, ese proceso quedó truncado. Pasaron, entonces, muchas décadas sin que se pudiera retomar la continuidad del sistema de escritura. Cuando en los ‘90 del siglo XX los mapuces decidieron proyectarse como sociedad, también se plantearon tener un sistema de escritura que acompañara esa proyección dado que, si todo su conocimiento lo dejaban depositado solamente en la capacidad de la memoria oral, tenían un gran límite. Por eso es que decidieron tener un grafemario (alfabeto) propio. Ahí es cuando entra en escena el lingüista Anselmo Ragileo, que investigó durante diez años y diseñó el llamado “Grafemario Anselmo Ragileo” que representa el idioma mapuce. Se trata de un alfabeto que tiene veintiséis letras tomadas del alfabeto universal pero con fonemas propios. Por eso “Mapuce” se escribe sin la “h”, ya que respeta el sonido y la pronunciación del idioma autóctono. Respetando la lengua original, la realizadora suiza Fausta Quattrini tituló su documental La Nación Mapuce: podrá verse hoy a las 18.30 en el salón Auditorio del Colegio Público de Abogados (Corrientes 1441), antes del estreno previsto para el 7 de agosto en el Malba. Luego de la proyección de hoy por la tarde, habrá una mesa redonda, en la que participarán la directora suiza, el juez de la Corte Suprema de Justicia Raúl Zaffaroni; el abogado de la Confederación Mapuce de Neuquén, Juan Manuel Salgado; la portavoz de esta Confederación, Verónica Huilipan, y el consejero de la embajada suiza en Buenos Aires (auspiciante), Eric Mayoraz.

Quattrini comenta que la película “nació de un encuentro casual, porque estábamos trabajando en el territorio de Neuquén sobre la temática de las fábricas sin patrón”. Más precisamente sobre la ex Zanon. “Zanon sacaba la arcilla y la materia prima era de las comunidades. Una vez que los obreros empezaron a hacer funcionar esa fábrica, la relación cambió y ahí nació un intercambio que era más interesante para las dos partes. Nosotros estábamos trabajando en un documental llamado FaSinPat (Fábrica Sin Patrón) y en esa ocasión encontramos a los werkenes (portavoces) de la Confederación Mapuce Neuquina”, señala Quattrini en la entrevista con PáginaI12, de la que participa también la werken Verónica Huilipan. La Nación Mapuce les otorga voz a los miembros de esta comunidad silenciada por la historia para poder conocer en profundidad la lucha que emprenden cotidianamente por la defensa del territorio, así como también sus reclamos para que se respeten los derechos formulados por la Constitución nacional reformada en 1994. El documental permite, a su vez, conocer el valor de la cultura y la autoafirmación de la identidad mapuce sostenida a pesar de los años de olvido oficial.

–El Estado argentino los trató como razas inferiores y débiles en distintas épocas. ¿Cómo se sienten tratados en la actualidad?

Verónica Huilipan: –De algún modo, esta generación de dirigentes indígenas, a nivel nacional, de los veinticuatro pueblos originarios que existimos en este país, estamos disfrutando del fruto de la movilización y lucha que hicieron viejos dirigentes para lograr reconocimiento de derechos en este país. En ese sentido, podemos decir que, después de cuatro décadas de movilización y lucha, se ha logrado construir un marco de reconocimiento de derecho para los pueblos indígenas sustancialmente importante a nivel de Latinoamérica. Tenemos la inclusión del inciso 17 en el artículo 75 de la Constitución nacional reformada en 1994, que reconoce la preexistencia cultural y étnica de los pueblos en Argentina. Ese concepto de la preexistencia tiene un valor tremendamente importante como para poder definir hoy las condiciones sustanciales o básicas como para poder pensar un nuevo país: inclusivo, intercultural, un país donde todos tengamos cabida y podamos interactuar y, sobre todo, potenciarnos en las diferencias que tenemos, cada uno como culturas distintas.

–En la película no se habla solo del reclamo del territorio propio sino de los modos de administrarlo y el uso que se le debe dar.

Fausta Quattrini: –Absolutamente. El planteo que hacen los pueblos originarios tiene que ver con el sentido más profundo de la dignidad humana. Más allá de eso, comprende el derecho a vivir en relación con una biodiversidad. La dimensión espiritual de esos pueblos todavía no está respetada. Y sin hablar de religión sino de espiritualidad, me parece que eso hace falta.

–¿Los mapuces debieron negar su propia identidad para poder sobrevivir?

V. H.: –Totalmente. Ese fue todo el período de la resistencia cultural interna, como la denominamos no-sotros. Después del proceso de invasión militar a nuestros territorios con la campaña mal denominada “Conquista del Desierto”, conducida por el general Roca, hubo todo un período posterior que nosotros definimos como el de resistencia cultural interno. Después de que llegó Roca con el sable y la cruz a nuestro territorio, el que decía ser mapuce pasaba a degüello. Entonces, o te bautizabas o desaparecías.

–¿Cuándo comenzó a acentuarse la lucha de los pueblos originarios por la defensa y la reafirmación de su identidad y su cultura?

V. H.: –Tiene mucho que ver también con la realidad del propio país, porque el movimiento indígena recuperó fuerza a partir de que comenzamos con el pueblo a luchar fuertemente por recuperar la democracia en este país. Y podríamos decir que, a partir de la década del ’80, se generó todo un proceso de promoción y difusión de la cultura desde el punto de vista folklórico. Sin embargo, la década del ’90 se caracterizó más por una identidad claramente política de los pueblos originarios. Veníamos a ofrecer nuestra cultura, nuestros conocimientos, nuestra institucionalidad, nuestra espiritualidad, al servicio de una mejor relación entre sociedades. Entonces, a partir del ’90, comienza todo un proceso de demanda de reconocimiento de nuestros territorios y las denuncias por las usurpaciones que sufrimos permanentemente de las multinacionales, de los privados.

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