Mié 16.07.2008
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CINE › LA DIRECTORA EGIPCIA AMAL RAMSIS EN EL CICLO INSUBORDINADAS

La mujer árabe también sueña

Se recibió de abogada en El Cairo pero luego estudió cine en Madrid: su primer largo es el documental Sólo sueños, que se exhibe hoy en el Centro Recoleta y que, en un tono íntimo, rompe con los estereotipos occidentales acerca de la mujer árabe.

› Por Oscar Ranzani

Amal Ramsis es una simpática joven egipcia de 36 años que vive en El Cairo, donde estudió derecho y se recibió de abogada. Pero su pasión es el cine. Después de trabajar como letrada durante tres años, inició su formación en cine estudiando dirección y fotografía en la Asociación de Cineastas Egipcias. En 2002 obtuvo una beca para cursar la carrera de Realización Cinematográfica en la Escuela de Cine y Televisión Séptima Ars de Madrid. Luego de colaborar en algunos rodajes de documentales, decidió que ya era hora de mostrar lo suyo.

Su ópera prima, Sólo sueños, es un documental en el que cinco mujeres de su país (cuatro amigas suyas y su madre) relatan sueños y pesadillas, cuentan si sueñan con otros hombres que no sean sus parejas, si sus sueños son en colores y qué pasa cuando se despiertan. Y la parte más íntima: cuáles son los sueños que les dan vergüenza y si fueron capaces de contárselos a alguien. “¿Tienen sueños en los que hay sexo?”, les pregunta Ramsis. No todas responden. También aparece el tema del velo, aspecto ineludible de debate a la hora de hablar de la cultura árabe.

Sólo sueños tiene la particularidad de ser un documental crudo, casi artesanal, donde el acierto consiste en mostrar a mujeres comunes y trabajadoras alejadas del estereotipo que tiene el mundo occidental sobre el árabe y, la vez, indirectamente, permite vislumbrar la concepción que la mujer árabe tiene de sí misma y de su alrededor. En sentido metafórico, estas mujeres se corren el velo para hacer públicos aspectos privados de sus vidas y para contar qué pasa cuando el mecanismo onírico se pone en marcha. Sólo sueños podrá verse hoy a las 18 en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930), en el marco del Encuentro Arabe-Iberoamericano de Cineastas Insubordinadas, organizado por el Centro Cultural de España en Buenos Aires (Cceba) y el C. C. Recoleta.

–El estereotipo occidental define a la mujer árabe como sometida y sin deseos de cambiar su situación. ¿Cómo piensa que puede interpretarse su película teniendo en cuenta esto? ¿Pensó en romper esos estereotipos?

–No, no quería romper con nada porque yo no hice este documental para occidentales. Hice un film sobre sueños con mis amigas porque es un mundo del que nosotras hablamos mucho pero no se sabe nada. Y a través del documental se puede hablar de muchas cosas. Es como un punto de partida. Es el hecho de compartir experiencias de mujeres que conozco y que tienen una experiencia muy rica. Hablamos como lo hacemos normalmente. Esto en sí mismo rompe muchos estereotipos porque hay una imagen concreta sobre la mujer árabe pero si la ves en su vida diaria no tiene nada que ver con esa imagen estereotipada. Solamente el hecho de verlas y escucharlas hablar eso ya rompe estereotipos. Pero no era mi intención.

–¿Se encontró usted misma con esos problemas del estereotipo de la mujer árabe en los viajes que realizó por Occidente?

–Pues sí. Viajé mucho pero solo viví en Madrid. Y presentando el documental, las preguntas siempre eran las mismas y se sorprenden: Ah, ¿entonces no es el velo el gran problema de su vida? Pues no. O comentarios como: Fíjate, que son mujeres como nosotras. Pues sí. Eso en sí mismo refleja un estereotipo. O, por ejemplo, cuando estaba en la escuela de cine o haciendo cualquier cosa, mucha gente me decía: Ah, tú en Egipto llevas velo, como queriendo decir que estaba liberada por estar en España y sugiriendo que en mi país me visto de otra forma. Pues no. Yo voy por la calle así. O pensar que por el hecho de ser árabe soy musulmana. No lo soy. Todo el mundo tiene una imagen concreta sobre tu aspecto, sobre la manera de pensar, creen que por el hecho de llevar velo significa que tienes la mente tapada, que no piensas, que estás fuera de todo o que las mujeres árabes son sumisas. Es la imagen que se vende porque si presentas una mujer como cualquiera no tiene nada de exótico.

–¿Por qué decidió que fueran sólo mujeres las que contaran sus sueños?

–Porque yo quería hacer una cosa íntima. Yo creo que los hombres no sueñan mucho, como las mujeres. No sé (risas). Quería hablar sobre las mujeres, sobre sus problemas. Me importaba la cuestión de la mujer y cómo podíamos hablar de una manera franca y abierta sobre lo que nos está pasando. Y la manera era a través de los sueños.

–¿Cómo es la situación de la industria del cine egipcio?

–Es el mercado más grande del mundo árabe. Se hacen muchas películas, pero muy comerciales.

–¿Y cuál es la situación de la mujer como productora de arte en su país?

–Dentro de este mismo proyecto, hicimos una mesa redonda en Zaragoza. Y descubrimos una cosa muy interesante: las españolas tenían problemas porque no están presentadas en la industria cinematográfica lo suficiente y nosotras no tenemos ese problema. Por ejemplo, la mayor parte de quienes trabajan en la televisión egipcia son mujeres. La mayoría de las montadoras son mujeres. Hay muchas mujeres que trabajan con cámaras. Pero nosotras tenemos otros problemas: las que trabajan en la televisión y dentro del modelo cinematográfico institucional son mujeres que piensan de una manera machista que no les importa presentar los problemas de las mujeres porque están metidas dentro del mercado. Entonces, el problema es cómo cambiar la mentalidad de las que trabajan en la industria para no meterse en el mismo círculo.

–¿Cuáles son los temas que no se hablan en el cine egipcio y que ustedes quieren que se mencionen?

–Todos los problemas sociales que vivimos. Porque vivimos en una dictadura. Nunca se habla de esto y es lo primero de lo que hay que hablar. Pero claro, no vas a ver un largometraje que hable sobre el sistema y cómo es. También todos los problemas económicos, todas las leyes que sufrimos como mujeres o como hombres. Siempre nos presentan modelos de mujeres o de hombres pero quiero verme en la pantalla como soy, no como una mentira del cine.

* La programación de todo el ciclo Insubordinadas puede consultarse en www.cceba.org.ar.

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