CINE › JAUME BALAGUERó, DIRECTOR DE LA PELíCULA ESPAñOLA REC
En el film que se estrena mañana, Balagueró y Paco Plaza narran una historia en la que subyace una crítica a los medios.
› Por Oscar Ranzani
Un elevado grado de adrenalina es lo que REC se propone provocar en los espectadores. Aquellos que estén dispuestos a sudar durante ochenta minutos no tendrán problema en aceptar el convite de los directores españoles Jaume Balagueró y Paco Plaza con este largometraje que se estrena mañana aquí. Narrada en tiempo real, REC es presentada como una película de terror, pero con una dinámica sumamente vertiginosa. La protagonista de la historia es Angela (Manuela Velasco, ganadora del Goya como mejor actriz revelación), una cronista que conduce el programa Mientras usted duerme, cuyo objetivo es mostrar distintos tipos de actividades durante las noches. En este caso, Angela se dirige hacia el cuartel de bomberos y promete pasar la noche allí para que los televidentes puedan comprender cómo trabajan. Un llamado de una señora mayor encerrada en una casa hace sonar la alarma. Hasta allí se dirigen, también Angela y su camarógrafo, cuya mirada es la de la película: el film se ve a través de la cámara del programa. Lo que parecía una noche tranquila de pronto se convierte en un infierno. Los vecinos están muy asustados, ya que la mujer lanza gritos desgarradores. Cuando abren la puerta, la anciana muerde salvajemente a un bombero, casi como en un estado de rabia. El terror va subiendo de tono y las autoridades deciden bloquear las entradas y salidas porque suponen que un extraño virus se encuentra en el interior. Angela decide seguir adelante a pesar del miedo que la invade.
¿Puede leerse a REC como una película cinematográfica con lenguaje televisivo? “Paco y yo habíamos hablado mucho sobre el género, cuáles eran los entresijos del miedo, las fórmulas, lo que nos gustaba y lo que no. Durante una conversación, le estábamos dando vueltas a cómo podríamos encontrar una fórmula para incrementar la sensación de miedo en el espectador. Y se nos ocurrió que tal vez utilizando el lenguaje del directo televisivo conseguiríamos una mayor implicación del espectador en la película, que se sintiera parte de ella y no sólo un mero observador que la contempla desde una butaca”, comenta Jaume Balagueró desde España, en una entrevista por correo electrónico.
–¿Subyace una crítica al poder de la televisión en la construcción de la noticia?
–La elección de este formato nos permitía reflexionar sobre el papel de los medios de comunicación en la cultura actual, de qué forma no se limitan a contar la realidad, sino que la crean. Sólo es real aquello que aparece en televisión. Esta es una situación que nos perturba y nos fascina. A menudo nos preguntamos cuáles son los límites éticos y morales de los medios, hasta dónde pueden llegar.
–¿Cómo trabajaron dos directores de cine filmando una película cámara en mano? ¿Qué diferencias tiene con respecto al rodaje más convencional?
–Nos planteamos rodar la película como si fuese un reportaje real. Todo tenía que acontecer frente a la cámara de la forma más realista y creíble posible. Se trataba de recrear una falsa realidad, darle vida propia y dejarla evolucionar. La cámara se limitó a retratar lo que estaba pasando. Pero, por supuesto, rodar con planos tan largos implica tener un control sobre la situación muy grande. Jugamos mucho con la improvisación de los actores, lo cual sería imposible si no lo hubiésemos tenido todo bajo control. Al milímetro.
–¿Por qué buscaron actores no conocidos, excepto la reportera que es un nombre que suena? ¿Esto ayudaba a crear sensación de cercanía documental?
–Para mantener la sensación de realidad era indispensable que los actores fueran desconocidos, que el espectador no pudiese reconocerlos. Manuela Velasco, la actriz que interpreta a la reportera de televisión, era la única que sí era algo conocida en España. Pero justamente es conocida por su faceta como reportera en el canal de televisión Cuatro, donde hacía más o menos lo mismo que su personaje en la película. Eso era perfecto, ya que normalmente una reportera sí nos suena y nos es familiar. Nos ayudaba a fomentar la credibilidad de la película.
–¿En qué favorece que esté grabada en tiempo real como si fuese terror en directo? ¿Los actores fueron también conociendo la historia en tiempo real?
–Los actores nunca tuvieron un guión completo, tan sólo una sinopsis muy vaga sin diálogos. De esta forma, irían conociendo los pormenores de la historia a medida que la rodábamos. Eso nos permitía jugar mucho con la improvisación. De algún modo, la película se iba haciendo sola día a día. Creciendo como si estuviera viva.
–Ante una situación extrema se pueden ver las distintas conductas de los seres humanos. ¿Cómo trabajaron este aspecto con los actores?
–Antes del rodaje, trabajamos con ellos sus personajes, les dejamos que ellos mismos los recrearan con sus propias vivencias y que establecieran las relaciones intervecinales a su propio albedrío. A partir de ahí, una vez en el rodaje, tan sólo se trataba de que reaccionaran de forma espontánea, según los personajes que habían creado. Lógicamente, nosotros también aportamos nuestras propias ideas para ir conduciendo la historia por donde queríamos.
–¿Hay un florecimiento en la actualidad del género de terror en España, a partir de películas como El orfanato y REC?
–No realmente, aunque desde fuera pueda parecerlo.
–A través del mecanismo del falso documental, ¿se plantearon renovar el género?
–No, claro que no. En realidad, existen muchos antecedentes que utilizan fórmulas más o menos parecidas: The Blair Witch Project, Holocausto caníbal, La mort en direct, de Tavernier. Tan sólo pretendíamos experimentar con un formato que pudiese satisfacer las expectativas de un público cada vez más exigente y autosuficiente.
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