Jue 02.10.2008
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CINE › EL PCI TOMA LA SALA DEL MALBA DURANTE TODO OCTUBRE

Para celebrar la independencia

Fundado hace diez años, el Proyecto Cine Independiente nuclea a buena parte de esos directores alguna vez etiquetados como Nuevo Cine Argentino. El ciclo que festeja el aniversario presentará cuarenta películas, varios cortometrajes y entrevistas.

› Por Oscar Ranzani

Nacido hace diez años, el Proyecto Cine Independiente (PCI) agrupa en la actualidad a buena parte de jóvenes cineastas que se dieron a conocer cuando no hacía mucho que se hablaba de Nuevo Cine Argentino. Para celebrar la primera década, el PCI organizó una muestra de 40 películas, a las que se suman la exhibición de cortos y entrevistas con los directores que se desarrollarán entre hoy y el 26 de octubre en el Malba (F. Alcorta 3415). Será un momento especial para que el público vuelva a conectarse con ficciones y documentales independientes que marcaron distintos estilos narrativos y estéticos desde el surgimiento de PCI, siempre apostando a la diversidad. Podrán verse películas de Ana Katz, Lucía Puenzo, Rodrigo Moreno, Ariel Rotter, Diego Lerman, Verónica Chen, Ezequiel Acuña, Julia Solomonoff, Jorge Gaggero, Juan Villegas, Paula Hernández, Ulises Rosell, Alejo Taube, Celina Murga y Lorena Muñoz, entre otros. Y habrá un preestreno de El país del diablo, de Andrés Di Tella.

A pesar de ser joven, Rosell es uno de los más veteranos en la agrupación. “No había un decálogo con el que nos proponíamos llevar a cabo una transformación”, dice sobre el origen de PCI y, a la vez, reconoce que “quizás ese fue uno de los problemas y recién ahora, todos empezamos a tratar de sistematizar algo que intuitivamente fuimos haciendo como hicimos esas primeras películas”. El realizador recuerda que tenían “una postura muy diferente de lo que era el establishment en ese momento, y ahora, probablemente, somos también parte del establishment. O sea, quieras o no es una actividad que te va colocando en un lugar. Al decir ‘quiero hacer otra’ vas profesionalizando un trabajo. Creo que todos vivimos de esta actividad, cosa que en ese momento no era así. Era algo más amateur”. En cuanto al motivo que los reunió, señala Rosell: “Veíamos que teníamos características de producción y una visión desinteresada de lo que tenía que ser la película. En ese momento, nadie pensaba en los resultados”.

Paula Hernández presentará su segundo corto, Kilómetro 22, y Lluvia, su segundo largometraje: una ficción protagonizada por Valeria Bertucelli y Ernesto Alterio, cuyos personajes se encuentran en medio de un gran embotellamiento en una tormenta. Ese encuentro marcará el pulso de una relación muy particular. “Como estábamos buscando mostrar una cierta evolución a lo largo del tiempo, me parecía interesante buscar algún corto lejano, de los primeros”, dice Hernández, quien reconoce que hay cortos que hizo después “que me parecen más profesionales, pero estaba bueno contar un cierto arco de tiempo. Para ver esa progresión del trabajo y el paso del tiempo”, señala la directora de Herencia, su ópera prima.

Lorena Muñoz presentará su segundo documental, Los próximos pasados. Como su primer largo, Yo no sé qué me han hecho tus ojos, lo dirigió junto con Sergio Wolf, eligió la película que realizó sola “porque es bastante más representativa”. Los próximos... relata la historia del mural pintado por el mexicano David Alfaro Siqueiros junto a Berni, Castagnino y Spilimbergo, que se instaló en el sótano de la quinta de Natalio Botana y que, años después, producto de una controversia judicial, terminó abandonado en un depósito de San Justo, sin el cuidado necesario para una obra de semejante envergadura. “El corto El cazador es un corazón solitario es el único que tengo. Es del segundo año de la escuela de cine y con el que me fue bastante bien y me abrió las puertas. De alguna manera, me permitió después financiar el largo”, explica Muñoz.

“Elegí Bonanza, que es un poco difícil de ver. Está editada en VHS y ahora estoy trabajando el DVD. Es una peli difícil de pescar en la tele”, señala Ulises Rosell sobre su ópera prima solista, ya que previamente había codirigido El descanso, con Rodrigo Moreno y Andrés Tambornino. Bonanza Muchinsci, chatarrero, mecánico y cazador de serpientes, es el protagonista de un film que se instala en la cotidianidad de una familia de la villa y el director la observa con una mirada alejada de los prejuicios sociales y, a la vez, con empatía con sus retratados. “La veo como uno ve la vida pasada hace diez años. Sos vos, te reconocés, pero, a la vez, tampoco es que tengo un anclaje a ese trabajo”, sostiene Rosell. “Lo bueno de las películas –agrega– es que cristalizan un momento y está bueno volver a visitarlo, pero no necesariamente lo relaciono con mis actividades de ahora. Estuvo bueno transitarlo.” El corto que eligió es Dónde y cómo Oliveira perdió a Achala, codirigido con Andrés Tambornino y que formó parte de Historias breves, donde presentaron sus cortos Lucrecia Martel, Adrián Caetano y Daniel Burman, entre otros.

“Yo no soy tan prolífico. Una de dos es el único largo que tengo y también está en VHS y es difícil de ver”, comenta Alejo Taube. “Es el único que me gusta mostrar. Se llama Estudio. Lo filmé como para probarme a mí mismo y terminar ese momento mío como director. Fue mi tesis final”, agrega Taube, quien pensando a la distancia sostiene que “debe operar una suerte de amnesia parecida a la de las mujeres que paren con dolor y deciden volver a tener hijos: yo me había olvidado de todo lo doloroso de esto. Lo estoy volviendo a vivir con esto de hacer otra película y me vuelvo a preguntar: ¿por qué será que uno decide hacer cine independiente? Tiene esa distancia de que lo doloroso pasó y sólo quedan los buenos momentos. Porque la película cuando está terminada, es mostrada y empieza a ser recibida por otros, hace que te olvides de esos momentos difíciles que vas sobrellevando en este vaivén emotivo que es hacer una película independiente”.

Distinta es la opinión de Celina Murga, que presentará su ópera prima, Ana y los otros, ganadora del Premio Especial del Jurado en el Bafici 2003, entre otros premios, ya que señala que la película “me dio muchas alegrías hasta el día de hoy. Fue hecha muy intuitivamente, sin pensar en ningún resultado, sino desde la pura pasión y de la necesidad de contar esa historia. Ese era el motor central, y es también el espíritu del cine independiente”. El corto Una tarde feliz –codirigido con Juan Villegas– data de la misma época que el largo. “En realidad, la elección tiene que ver con recuperar cierto espíritu que para mí tiene la muestra y que esa película y ese corto tienen: los dos fueron hechos con mucha felicidad”, expresa Murga.

* La programación completa del ciclo “10 años de Cine Independiente” puede consultarse en www.malba.org.ar.

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