CINE › LAS DOS CARAS DE LA LEY, DIRIGIDA POR EL ESTADOUNIDENSE JON AVNET
El principal gancho es, obviamente, la presencia de dos monstruos del cine norteamericano como Al Pacino y Robert De Niro. Pero eso también termina jugando en contra: ambos dan todo lo que deben dar, pero el film no se aleja del policial predecible.
› Por Horacio Bernades
Como una pareja destinada a amarse y sin embargo no del todo convencida de ello, Bob y Al se fueron acercando de a poco. En El padrino 2 circulaban en paralelo, sin rozarse. En Fuego contra fuego compartían una única escena. Ahora, en Righteous Kill están juntos durante toda la película, haciendo de amigos inseparables. Al menos hasta la última escena. A este paso, es posible que la próxima los encuentre encarnando a un feliz matrimonio. Protagonistas de buena parte del mejor cine de las pasadas tres décadas (del no tan mejor, también) y dos de las últimas estrellas cuyo nombre basta para llenar salas, Robert De Niro y Al Pacino son Las dos caras de la ley. El policía bueno y el policía malo. La cuestión es saber quién es quién.
La película que consuma la reunión cumbre de los dos grandes colosos del cine estadounidense de los últimos treinta años es un whodunit, jerga con que los sajones categorizan la variante más antigua del policial. La que inventó Poe en Los crímenes de la calle Morgue, y a la que Agatha Christie, Ellery Queen y otros volvieron inmensamente popular: el policial de enigma. Ese en el que hay un cadáver, varios sospechosos, un investigador y un asesino al que hay que descubrir. En este caso, catorce cadáveres, dos investigadores y un sospechoso, que a poco de comenzar la película confiesa ser el asesino. Detectives de homicidios de Nueva York y mejores amigos desde siempre, los veteranos Turk (De Niro) y Rooster (Pacino) se topan con un asesino cuyo modus operandi consiste en un balazo a quemarropa y una cuarteta rimada y alusiva, que deja siempre al lado del cadáver.
Lo que el asesino liquida son los casos que la policía no puede resolver, por obstrucción, inoperancia judicial o cualquier otra de las típicas justificaciones filofascistas de esta clase de policiales. Con lo cual funciona como brazo armado, aunque extraoficial, de la ley. “Hay que encontrar al que está haciendo esto”, le dice De Niro a Pacino mientras revisan el cadáver de un tratante de blancas. “¿Para qué, para condecorarlo?”, contesta el otro. Crimen virtuoso sería la traducción del original, en referencia a las víctimas: además del cafishio, un violador, un traficante, un cura pedófilo y así. Desde una escena temprana el espectador ya sabe –o cree que sabe– que el asesino es Turk, gracias a una confesión a cámara que un video va armando de a pedazos. ¿Será el asesino, nomás? Mmmhhh...
Producida y dirigida por Jon Avnet, que en veinte años de carrera jamás dirigió nada que se saliera de lo convencional, Las dos... es un policial a la antigua. Intercala tiros con interiores e intenta disimular el andar cuasi artrítico de ambas stars, con ritmo acelerado y montaje sincopado. En alguna escena, Avnet echa mano de la pantalla dividida, sin molestarse por hacer sistemático ese recurso. Cuestión de aprovechar el star power de los italoamericanos dilectos, abundan escenas de diálogo, rociadas de chascarrillos policiales. “¿Cómo se llama, Brady?”, pregunta Rooster, en referencia a un muerto. “¿Será uno de los de The Brady Bunch?”, acota como para sí. “Lo habrá matado uno de los de La familia Ingalls, entonces”, le sigue el tren Turk. Más descontraído Pacino –siempre como recién salido de la peluquería–, acentuando De Niro el gesto de vinagre que perfecciona día a día, Rooster y Turk responden a la personalidad de cada uno, dándole al público lo que fue a buscar.
Con el reaparecido Brian Dennehy como superior de ambos, el gran John Leguizamo y Donnie Wahlberg (hermano de Mark) como una pareja de policías rivales, y la quirúrgica Carla Gugino decorando el papel de amante de De Niro, Las dos... es uno de esos thrillers en los que todo luce pulido, dosificado y calculado. Logra mantener el interés, aunque no despierte emoción. Esta falta queda bien a la vista al final, cuando el guión espera del espectador la clase de emoción que generan los personajes con verdadero volumen. Volumen que ni Rooster ni Turk llegan a tener, pensados como ganchos de público o funciones del relato, nunca como verdaderos personajes.
6-LAS DOS CARAS DE LA LEY
Righteous Kill, EE.UU., 2008.
Dirección: Jon Avnet.
Guión: Russell Gewirtz.
Fotografía: Denis Lenoir.
Intérpretes: Robert De Niro, Al Pacino, Carla Gugino, John Leguizamo, Brian Dennehy, Donnie Wahlberg y 50 Cent.
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